Asoprogar acogerá a más niños de la calle gracias a la construcción de nuevas sedes
Con a la apertura de dos casas ubicadas en Caicaguana, estado Miranda, los estudiantes universitarios o trabajadores Asoprogar cuentan con una residencia
Son muchos los niños que viven en la calle y que no tienen un hogar que pueda garantizarles las tres comidas. Sin embargo, cada día son más las organizaciones que trabajan en pro de ayudarlos y brindarles un techo que los acoja. Una de esas es Asoprogar, asociación civil venezolana sin fines de lucro que durante 32 años ha desarrollado una labor social con jóvenes entre dos y ocho años dándoles educación, casa y cariño.
Gracias a la construcción de dos casas hogares, una en El Hatillo y otra en Los Teques, muchos niños se han beneficiado. En la casa ubicada en los altos mirandinos hay alrededor de 27 niños que viven en los terrenos de las hermanas agustinas recolectas, y con el nuevo edificio que ya están construyendo podrán albergar a unos cuantos más.
Juan Carlos Zambrano, director de Asoprogar, informó que “ya comenzaron la construcción de las dos nuevas casas en noviembre. Esas van a tener una capacidad de 45 niños cada una”. Zambrano estimó que los trabajos de edificación durarán alrededor de un año y medio y que serán una casa sólo para niñas y otra para varones.
Para los universitarios
De acuerdo con las leyes venezolanas, el sistema de protección de una casa hogar debe ser hasta los 18 años. Sin embargo, la realidad es otra, pues muchos de jóvenes que alcanzan esa edad no cuentan con los recursos materiales, académicos y emocionales para llevar una vida independiente.
Asoprogar, que se encarga de los niños desde el momento en que llegan hasta que estos pueden independizarse y pueden ser reinsertados en su familia, también apoya a aquellos que aun cumpliendo la mayoría de edad pero no poseen la capacidad económica para irse del albergue.
Según el director de la asociación civil, quienes entran a la casa «van formándose en oficios o en la universidad y nosotros seguimos apoyándolos. Por ejemplo este año dos de nuestros muchachos se graduaron,van a la universidad y siguen en nuestras casas.»
En aras de facilitarles la vida universitaria, Asoprogar pondrá a funcionar dos casas hogares ubicadas en Caicaguana, en las afueras de El Hatillo, que desde enero se abrirán para albergar a jóvenes que ya están estudiando en la universidad o estén trabajando. «Nos dimos cuenta de esas casas las podíamos habilitar para ellos como una residencia. Ya tenemos tres o cuatros de nuestros muchachos a los que queremos darle ese sitio donde ellos puedan vivir», dijo Juan Carlos Zambrano.
El bingo benefactor
Desde hace más de dos años, cada noviembre Asoprogar realiza un bingo en el club La Lagunita para recoger fondos para mejorar las condiciones de la casa y en consecuencia la calidad de vida de los niños.
Con el pasar del tiempo ese evento se ha convertido en una tradición que va más allá de la colaboración que la gente da, pues tal y como dice el director de la organización, » es el momento de esparcimiento en el que visitan a los niños, juegan con ellos y además conocen la labor de Asoprogar y nuestros proyectos a futuro».
El bingo y el apadrinamiento son dos de los programas a través de los cuales las comunidades pueden aportar a la fundación. Cualquiera puede ir a apadrinar un niño como suyo, aunque no sea con nombre y apellido. Es decir, se convierte en su madrina o padrino y mensualmente aporta de la forma en que pueda con la manutención del mismo.
La gran familia
Si bien el bolsillo de algunos venezolanos también está estropeado, hay muchos que ayudan a la asociación con sus servicios profesionales, pues los niños no solamente necesitan un techo donde dormir, sino también educación y atención médica.
«Los que quieren aportan con lo que ellos tienen, bien sea en servicios profesionales o con ropita. Por ejemplo, si tienen dos niños y la ropa no les quedó más, la llevan y le sirve a los chiquitos nuestro. Pero por otro lado los médicos pueden ayudarnos con consultas a los niños», señaló el director de Asoprogar.
Para Zambrano entrar a la fundación es entrar a una familia, pues todos conviven y se ayudan mutuamente. Señaló también que Herbalife y Empresas Polar son dos de los grandes colaboradores con la asociación civil.
«Esto es una familia porque fíjate, los niños están en educación formal y van a colegios como el Santa Rosa de Lima, donde están las niñas grandes, o el Instituto de Tecnología para Adiestramiento en el Trabajo del colegio Los Arcos. Ellos son nuestros principales aliados nuestros», indicó.
En Asoprogar lo más importante es el cariño de los niños y el vínculo que ellos crean con quienes están cerca, por eso trabajan en conjunto para que todos los que entren a la casa hogar sean hombres de bien, que se formen, tengan una vida y puedan aportar al país.
«Nuestra intención es Asoprogar en estos 32 años es hacer un trabajo con jóvenes a los cuales se pretende trabajar su vida para que tengan herramienta y sean hombres de bien. Cuando se habla de la sociedad es porque trabajamos por ellos, se forman y tienen una vida para aportar a la sociedad donde están y por ende al país, pero lo hacemos por ellos porque lo más importante es que los chamos se formen y se salven».