Aumenta el descontento: 30 protestas diarias se registraron en el primer semestre
El Observatorio Venezolano de la Conflictividad Social (OVCS) registró 5.315 protestas en los primeros seis meses del año, un 8% más que en el mismo lapso de 2017. Los trabajadores, especialmente los de la salud y el transporte, se movilizaron con fuerza, mientras continuaron las acciones de calle contra el colapso de los servicios públicos y la escasez de alimentos y medicinas.
Al «presidente obrero» se le está alzando la clase obrera y la evidencia es que de las 5.315 protestas que registró el Observatorio Venezolano de la Conflictividad Social en Venezuela, durante el primer semestre del año, 84% exigió el cumplimiento de derechos laborales, sociales, económicos, sociales y ambientales, que son violados por las malas políticas del gobierno.
En los primeros seis meses de 2018, el número de protestas aumentó 8% en comparación con el mismo lapso del año pasado, cuando se reportaron 4.930 movilizaciones de calle. En la primera mitad del año hubo un promedio de 30 protestas por día y se registraron 12 fallecimientos, seis de los cuales se produjeron en medio de saqueos y los restantes en cierres de calles reprimidos por fuerzas policiales.
A pesar de que el país no muestra el mismo nivel de tensión social que había a principios del año pasado, cuando la movilización perseguía objetivos políticos, el Observatorio indica que los niveles de conflictividad tienden a crecer, debido a la precariedad social en la que viven los venezolanos.
De hecho, junio ha sido el mes del año con más protestas, con un total de 1.122 movilizaciones, básicamente detonadas por conflictos laborales de los sectores de Salud y Transporte, además del deterioro de servicios públicos esenciales.
Los estados con más protestas
El reporte del Observatorio Venezolano de Conflictividad Social indica que los estados donde se registraron más protestas en el primer semestre fueron: Distrito Capital, con 579 acciones de calle; Lara con 541; Bolívar donde se produjeron 464 protestas; Mérida con 458 y Anzoátegui, donde se efectuaron 417 movilizaciones.
Sin embargo, la organización advierte que hubo protestas en todas las regiones, porque la crisis es un hecho extendido que afecta a todos los estratos socio-económicos.
La protestas en Venezuela han dejado de tener motivos políticos y se están focalizando en la demanda de servicios públicos y derechos fundamentales. El Observatorio caracteriza este fenómeno:
- El sector laboral reclama salarios dignos, infraestructura e insumos.
- Salud en emergencia: profesionales de la salud y usuarios de centros hospitalarios acompañados de familiares tomaron las calles para exigir un sistema de salud que garantice la vida.
- Crisis universitaria: profesores y empleados mal pagados, insuficiencias en providencias estudiantiles y deserción.
- Protestas por alimentos y medicinas.
- Se agrava el colapso en los servicios básicos y transporte público.
- Cierres de calle y concentraciones como las principales modalidades de protesta.
La conflictividad social en Venezuela se mantiene y va en aumento, debido a que las expresiones más perversas de la crisis se multiplican con el incremento de casos de desnutrición infantil y juvenil, de enfermedades infecto contagiosas, del desempleo, la escasez de alimentos y medicinas, el deterioro de la prestación de servicios básicos, como agua y electricidad, entre otras.
«La preocupación de la fuerza laboral va más allá de los aumentos de salarios. Pese a cuatro ajustes que ha sufrido la remuneración básica en los primeros seis meses, bonos para quienes posean el Carnet de la Patria, incentivos de las empresas privadas para retener el talento; las 2.019 protestas por derechos laborales acumuladas en el mismo periodo, equivalente a 11 protestas diarias, evidencian la preocupación de un sector que exige condiciones de calidad y estabilidad», precisa el informe del OVCS.
Los sindicatos independientes que quedan activos se movilizan con más frecuencia, porque se están incrementando los cierres de empresas y la precariedad laboral en el país. La mayor parte del tejido empresarial está conformado por pequeñas y medianas empresas que están muy impactadas por la escasez de insumos y la caída del consumo.
«Esto ha traído como consecuencia desasosiego, desmotivación y preocupación entre los trabajadores de distintos sectores, toda vez que no cuentan con los suficientes recursos para atender sus necesidades básicas», apunta el reporte.
La población económicamente activa en Venezuela alcanza a 13 millones de personas, según la información más reciente disponible en el Instituto Nacional de Estadística (INE). El Fondo Monetario Internacional estima que el desempleo abierto en Venezuela supera 13%; sin embargo, el mercado laboral formal está en vías de extinción, porque muchos venezolanos están dejando los empleos fijos en empresas para dedicarse a actividades informales, como el «bachaqueo» de alimentos, por ejemplo, que resultan más rentables.
Este incremento progresivo del trabajo informal genera más pobreza e improductividad. «No es descartable la paralización de actividades de algunos sectores, por insuficiencia de salarios que compensen sus necesidades; proliferación de actividades cada vez más informales como alternativa de otras fuentes de ingresos y el crecimiento de la migración forzada, dejando al país desasistido de mano de obra calificada», dice el OVCS.
¿Bomba de Tiempo?
El discurso de Nicolás Maduro trata de convencer a la sociedad de que «se ha recuperado la paz», pero estos datos revelan que hay una situación social conflictiva que cada día se expresa de forma más activa. La reactivación de la protesta se está produciendo en todo el país, pero sin articulación política, lo que incide en que este cúmulo de acciones de calle no tenga un impacto social e institucional más relevante.
El Observatorio Venezolano de la Conflictividad Social advierte que la única respuesta a estas protestas, por parte del gobierno, es la represión. «La creciente represión en protestas sociales es un indicador más del progresivo colapso en Venezuela. El gobierno está trasladando el sistema de represión que usaba fundamentalmente contra protestas políticas de oposición a la protesta social, donde tradicionalmente se encontraba su base de apoyo electoral«.
Un dato grave que revela el informe del OVCS es que las 12 muertes registradas en protestas durante el primer semestre de 2018 se produjeron, fundamentalmente, en protestas por la escasez de alimentos. «Once personas fueron asesinadas por heridas de bala y una de las víctimas con un objeto contundente. Familiares y testigos denuncian a funcionarios del Estado como responsables de cinco de las muertes y a civiles armados como responsables de las otras siete. Entre las víctimas se encuentran dos mujeres y dos menores de edad».
El saqueo como expresión de la miseria
El informe del Observatorio Venezolana de Conflictividad Social refleja se produjeron 226 saqueos o intentos de saqueo en el primer semestre de este año. En enero pasado, este fenómeno fue especialmente reiterado, ya que se registraron 141 eventos de este tipo.
«Estos hechos son una realidad latente ante la agudización de la emergencia humanitaria. Desde el OVCS condenamos cualquier tipo de manifestación de carácter violento que en nada contribuye a resolver los problemas del país», precisa el documento.
«En el primer semestre de 2018 observamos cómo se agudizó la emergencia humanitaria compleja en Venezuela. Se documentó el colapso en el que está sumergido el país, producto de las medidas políticas que se han venido implementando desde el Gobierno, cuyos resultados han sido negativos para los derechos humanos, la democracia y el Estado de derecho. Y ha ocasionado una ola migratoria de personas que huyen del país en la búsqueda de alimentos, medicinas y condiciones mínimas que le permitan vivir dignamente», hace el diagnóstico la organización.
Tal parece que, aunque la represión sigue presente, la crisis está funcionando como un movilizador eficiente. Una parte sustancial de la sociedad no se resigna a la precariedad y se expresa en la calle. ¿Estas movilizaciones tienen el potencial de generar un cambio político que permita enfrentar la crisis con eficiencia y racionalidad?