¿Aumentan o no las exportaciones no petroleras?, por Sergio Arancibia
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Según el último Boletín de la Asociación in Venezolana de Exportadores, AVEX, las principales exportaciones no petroleras realizadas por Venezuela en el trascurso del primer trimestre del año 2018, a los 20 principales países de destino, muestran un impresionante aumento, cercano al 120 %, con relación al mismo período del año anterior.
Sin embargo, dichas estadísticas incluyen el oro que se envía a Turquía. Si se incluyen esos envíos entonces no solo el oro se convierte en el principal producto de exportación no petrolera de Venezuela, sino que también Turquía se convierte en el primer socio comercial de Venezuela como país de destino de las exportaciones no petroleras.
Durante el primer trimestre se enviaron a Turquía exportaciones por un monto de 541 millones de dólares, de los cuales 516 millones de dólares eran oro, monetario y no monetario
Como punto de comparación, a Estados Unidos, en el mismo período, se enviaron 178 millones de dólares en bienes no petroleros, distribuidos en decenas de productos diferentes.
Si las exportaciones no petroleras crecieran a una tasa de 120 % durante todo el transcurso del año, ello implicaría un salto adelante muy importante con respecto a las tasas y los montos que se exhiben en los períodos precedentes, y el Gobierno tendría alguna cifra positiva que mostrar en materia económica.
Pero el oro no es una mercancía como todas las demás, que dependen de múltiples ofertantes y demandantes y de la búsqueda recíproca de la mayor ganancia. Esas ventas de oro a Turquía obedecen a decisiones o negociaciones de gobierno a gobierno, o de Banco Central a Banco Central, y difícilmente pueden tomarse como la venta normal de una mercancía producida en el país.
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Si sacamos las exportaciones de oro de los envíos durante el primer trimestre del 2018 a los 25 principales pases de destino de las exportaciones no petroleras venezolanas, entonces esas exportaciones se reducen a 475 millones de dólares, que significan un incremento de 5.5 % con respecto a los niveles que se presentaron en el mismo período del año anterior. Esa tasa, aun siendo positiva, es una tasa de crecimiento menor a la que se presentó durante el año 2017. Esa tasa podría considerarse como la que realmente muestra el esfuerzo del país por relacionarse comercialmente con otros pases.
Todas estas reflexiones y antecedentes nos conducen a dos conclusiones: por un lado, que hacen falta más informaciones a nivel nacional sobre las causas y las condiciones en que se realizan esas exportaciones de oro hacia Turquía
En segundo lugar, que el país adolece de la carencia de un programa serio, coherente y sostenido de promoción de exportaciones, que incluya, entre otras cuestiones, la identificación de productos y países prioritarios con los cuales integrarse a los circuitos del comercio internacional contemporáneo; la existencia de un organismo estatal de alto nivel específicamente dedicado a la promoción de exportaciones; la organización, capacitación y apoyo a los empresarios con potencialidad exportadora; la definición de mecanismo concretos y organizados en un programa anual o plurianual de actividades de promoción de exportaciones a nivel internacional; la definición de políticas macroeconómicas que incentiven las exportaciones; la agilización y saneamiento de la permisología y de los controles en frontera; y la utilización de las Embajadas y de las Agregaturías comerciales como reales centros de promoción de las exportaciones no petroleras de Venezuela, y no meramente como focos de agitación y propaganda política.
Esas actividades las llevan adelante prácticamente todos los países de América Latina y de otras latitudes, pero en Venezuela se sigue pensando que el precio del petróleo salvará al gobierno y al país, y no se hace nada para potenciar las otras actividades productoras de divisas.