Autocensura en tiempos de represión, por Juan Vicente Gómez

Autor: Juan Vicente Gómez | juanvigomez@gmail.com
Lo que quiero escribir en este artículo realmente no lo puedo hacer en esta oportunidad. Se siguen llevando presas a incontables personas cuya integridad moral nadie puede cuestionar y ni siquiera podemos entrar en detalles de nombres o situaciones para evitarle daños mayores a las víctimas de las policías políticas.
En democracia, una denuncia oportuna de la prensa puede significar que se revierta alguna irregularidad, pero actualmente en Venezuela, esa misma denuncia puede resultar contraproducente para quien la realice, o para quien se pretenda defender.
(En el Sebin sobran ejemplos de presos políticos cuyas familias le piden a la prensa que no los mencione “porque si el caso cobra alta dimensión mediática los interrogatorios se hacen más cruentos, a coñazos casi siempre, y pueden sobrevenir el aislamiento y torturas mayores”.) El Foro Penal Venezolano maneja cifras alarmantes sobre presos políticos, más de 7.000 personas que se encuentran actualmente sin libertad plena por algún tipo de procedimiento que ya implicó su detención y presidio desde 2014.
La hiperinflación también aplica para las estadísticas de la represión durante el último año del gobierno de Maduro: sólo entre abril y julio de 2017, el Foro Penal sustanció los expedientes de 4.500 detenciones irregulares donde fueron recurrentes las denuncias de golpes, torturas físicas, psicológicas, asfixia, descargas eléctricas, abusos sexuales, etc.
El Pedro Estrada de la V República parece disfrutar un montón en su papel de esbirro y basta que mencione a un ciudadano X en el bodrio televisivo del mazo dando para que sus legiones obedientes salgan al ataque, casi siempre con nocturnidad y alevosía, en busca de los “sospechosos”.
Aunque el apetito oficialista de represalias políticas había parecido atenuarse a principios de este año, la masacre del Junquito desbordó todos los niveles de crueldad que veníamos presenciando y marcó una inflexión definitiva sobre los excesos a los que está dispuesto a llegar el gobierno para quitarse de encima enemigos u otros adversarios.
Diosdi, lo lograste. Esta vez nos callaremos. Se siguen llevando presa a demasiada gente que uno quisiera defender pero es prudente bajarle dos a la denuncia en estos momentos. Eso es la autocensura. La idea de cierre es resaltar como un paranoico de persecuciones terroristas, Cabello, termina siendo la cabeza del terrorismo avalado por el estado. Esta semana volvió a ensañarse contra algunas fichas cercanas a David Smolansky, quien denunció desde el exilio, a través de Twitter, de la siguiente manera:
“#URGENTE: el Sebin empezó otra cacería de brujas en contra de mi equipo en la alcaldía. Diosdado y Maduro son los responsables de lo que le suceda a mi entorno y hasta a mi familia. Alerto a la comunidad internacional.”
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