¿Autogolfo?, por Teodoro Petkoff
Hay en el memorandum del Dr. Francisco Nieves-Croes, Comisionado Presidencial e integrante de la Comisión Negociadora (Coneg), un aspecto que es preciso hacer público también. Es el referido a la «práctica venezolana» en el área a delimitar.
Atañe esto al patrullaje naval permanente que la Armada nacional ha venido haciendo, durante décadas, en la zona en cuestión, en toda la enorme área marina que, con excepción de las doce millas del mar territorial colombiano, se extiende al norte del llamado paralelo de Castilletes (que cierra las aguas interiores del golfo y las consagra, sin discusión, como territorio venezolano), comprendiendo mar territorial y zona económica exclusiva nacionales.
Escribe Nieves-Croes: Si en algún área del Golfo de Venezuela ha sido determinante la práctica del Estado venezolano ha sido precisamente en esta. Con una línea como la propuesta (por Gómez-Rondón, n/n), se echan por la borda las décadas de esfuerzo del Estado venezolano. De nada han valido entonces, las horas de patrullaje, el tiempo dedicado por los miembros de la Armada a hacer respetar la soberanía, ni la labor de numerosos organismos venezolanos en ejercicio de la jurisdicción y soberanía”.
Informa Nieves-Croes que sobre el tema, acompañado de la Comisionada Presidencial Giovanna De Michele consultó en Europa a varios expertos. “Muchísima importancia dieron ellos, y la colega Comisionada es testigo, a la práctica venezolana en el área, ya que la misma inclina decisivamente la balanza a favor de la tesis de Venezuela, de prolongación de la dirección general de la frontera terrestre”.
De allí que le hubiera parecido «inexplicable» a Nie ves-Croes «que no se hubieran proporcionado los elementos que constituyen esa práctica a los asesores, en la oportunidad en la que se les consultó (sin mi conocimiento). Más inexplicable aún, si consideramos que los mismos hicieron el requerimiento respectivo a la CONEG, a través del Embajador de Venezuela en Holanda… Esta situación requiere de una adecuada explicación, ya que es de difícil justificación».
En otras palabras, sería conveniente que se informara al país cómo es que requerida la opinión de asesores internacionales sobre el tema de la «práctica», no se les hubieran proporcionado los elementos que la constituyen para que pudieran opinar con absoluta propiedad. Pero resulta que tal «práctica» está conformada por millares y millares de horas-hombre de marinos de nuestra Armada empleadas en el patrullaje de 200 mil millas cuadradas de mar venezolano, en el Golfo y al Norte de éste, que, de aprobarse la «Propuesta Gómez-Rondón», habrían sido puro fuego artificial, totalmente irrelevantes, esfuerzo humano y gasto público sin justificación alguna, como si de un desfile naval se hubiera tratado y no de la preservación de la irrenunciable soberanía nacional sobre aguas marinas y submarinas del Golfo de Venezuela.