Ayuda comunicacional, por Johanna Pérez Daza
El tema de la ayuda humanitaria ocupa la agenda nacional de las redes sociales y medios de comunicación, especialmente de aquellos que no sucumben a las presiones políticas. Más allá de nuestras fronteras, agencias de noticias y medios internacionales hacen seguimiento a la entrada de medicinas y alimentos con los que se espera empezar a atender la emergencia venezolana. Es un tema que resuena y, por tanto, debe ser ponderado y contextualizado. Amerita en su tratamiento y cobertura una labor comunicacional centrada en el servicio público y el derecho a estar informados. Poco aportan las imprecisiones y distorsiones, más próximas a la desinformación y al rumor que a la veracidad.
Las redes sociales resultan terreno fértil para las opiniones y desahogos de una población con restringidas vías informativas
En el ágora digital muchos gritan tratando de expresar su parecer como ejercicio catártico claramente distanciado de la información periodística. En consecuencia, se pierde el foco, cayendo en distracciones innecesarias. Llegan “tal y como me lo enviaron” cadenas de audios de whatsAap, certificados por el primo de una tía, amiga del hermano de un vecino que trabaja en…
La dieta informativa incluye montajes descarados, caricaturas polémicas y memes creativos que engolosinan y atraen. Filtraciones y primicias siguen siendo un bien preciado, a veces engañoso, otras seductor. Tendencias y etiquetas aderezan el menú, privilegio de unos cuantos que tienen acceso a internet. Acontecimientos significativos y banalidades faranduleras se hacen virales, alternando relevancia y espectáculo.
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La avalancha de hechos complica el discernimiento y se bromea diciendo que en Venezuela es imposible aburrirse. El tiempo nos confirma su relatividad pues aquí las semanas parecen años y veinte años cuentan como un siglo de destrucción. Pasamos del supuesto reclutamiento de niños a la caída de un meteorito. Del apoyo internacional al “Guaidó Challenge”. De las reuniones de la OEA a un mega concierto en la frontera con Colombia.
Las audiencias deambulan entre información verdadera y falsas noticias. Entre humor, desahogo y protesta cuesta separar la paja del trigo. Urge, entonces, una ayuda comunicacional que permita entender el sistema informativo arropado por el avasallante panorama nacional. Entender la comunicación como derecho que permite conocer para defender.
Estar informados para tomar mejores decisiones, articular la infociudadanía y la participación responsable. Tejer redes y fortalecer comunidades. Aprovechar las herramientas y recursos tecnológicos para compartir informaciones verificadas. Aprender y enseñar atajos que burlen el control y la censura
La comunicación es un proceso fundamental en el acontecer político y social, de allí la necesidad de asumirla estratégicamente para la consecución de fines mayores. De este modo podremos distinguir el dato de la opinión y entenderemos el alcance de la ayuda humanitaria, los actores involucrados, sus mecanismos y procedimientos asociados.
Además, evitaremos expectativas sobrevaloradas y frustraciones innecesarias. Sea bienvenida —también— la ayuda comunicacional.