Bachaqueros se reinventan: venden alimentos del CLAP y hacen trueques
El bachaqueo ha ido evolucionando este año luego de que fueron reapareciendo en los anaqueles productos que incluso el año pasado era imposible conseguir en el mercado formal
Temprano cada día, la economía informal empieza a funcionar sin restricciones ni vigilancia a las afueras del mercado municipal de Quinta Crespo, una zona popular en el centro de Caracas.
No hay anaqueles, vitrinas, cajas ni puntos de venta. El suelo, o en el mejor de los casos un bolso o un trapo tendido en el piso, hace las veces de mostrador, donde los bachaqueros, ubicados en la acera en medio del paso de peatones, exhiben sus productos. Los más estructurados llevan sillas de plástico para no cansarse durante su jornada. Los demás permanecen de pie o sentados en el cemento. Algunos se recuestan sobre la fachada del mercado.
No hay ni un guardia nacional que vigile la venta ilícita de alimentos, a pesar de que Nicolás Maduro ordenó intensificar en 2018 con el apoyo de la Gran Misión Abastecimiento Soberano, creada en julio de 2016 y presidida por el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, la lucha contra los bachaqueros “que venden los productos básicos en las esquinas de mercados municipales”.
Desde entonces el bachaqueo, fenómeno laboral ilegal que se recrudeció tras la llegada al poder de Maduro en 2013, en medio de una severa escasez de alimentos y medicinas y de un control de precios, ha ido cambiando luego de que reaparecieron en los anaqueles productos de primera necesidad que antes era imposible conseguir en el mercado formal.
La decisión del gobierno de no aplicar por los momentos el control de precios –pues no ha derogado la Ley Orgánica de Precios Justos que Maduro aprobó en 2014 ni la Ley de Precios Acordados adoptada en 2017 por la constituyente–, cambió las reglas de juego a los bachaqueros.
Ya para ellos no tiene sentido ir a un Central Madeirense o a un Excelsior Gama. Prácticamente desaparecieron las colas y los productos regulados, y sería más lo que gastarían que lo que recuperarían si compran los alimentos que se consiguen en los establecimientos.
Es por eso que se vieron obligados a reinventarse. Ahora venden productos que son distribuidos en las cajas de alimentos de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) o que adquieren a través de trueques.
“Hacemos trueques desde hace tres meses, gracias a eso es que vendemos. Si no, no pudiéramos hacerlo porque todo está caro. Las personas traen unos productos y nosotros se los cambiamos por huevos y queso que es lo que más buscan. Aquí se los conseguimos barato”, dijo uno de los bachaqueros, quien prefirió no identificarse
En las adyacencias del mercado de Quinta Crespo, medio cartón de huevos cuesta tres productos, que pueden ser tres lentejas, el kilo de queso cuatro y el azúcar dos artículos. “Luego vendemos lo que nos dieron para recuperar los reales del huevo”, añadió el vendedor informal.
Cuando una persona atraviesa el terreno que dominan los bachaqueros, estos aprovechan para ofrecer con más ímpetu sus artículos. A voz en cuello, dejan claro que venden arroz, pasta, azúcar, harina de maíz precocida, caraotas, leche en polvo y aceite a precios más bajos. “¡Azúcar, azúcar, azúcar, azúcar, azúcar, azúcar, azúcaaaaar!”, insistía cada minuto uno de los siete bachaqueros que se encontraban en las puertas del mercado. No solo aceptan trueque, también efectivo.
Las caraotas negras las venden en 9.000 bolívares, el aceite en 12.000, el arroz y la pasta en 6.000, la leche en polvo en 30.000 y el azúcar en 6.500 bolívares.
“Antes comprábamos los productos más baratos y los revendíamos más caros, pero ahora eso no se puede hacer porque tu entras allá (mercado formal) y una pasta está en 15.000, y nosotros la vendemos en 6.000”, dijo otro bachaquero, quien también solicitó el anonimato
Aseguró que la mayoría de los productos que venden provienen del CLAP, y que gracias a eso “sobreviven”.
“Las cajas son muy baratas, cuestan 6.000. Además, aquí llegan viejitas y te venden unas caraotas en 7.000 y tú las revendes un poco más caras y te ganas unos reales. O viene alguien y te pide 5.000 por un arroz, tú lo aceptas y después lo vendes en 6.000. Así poco a poco haces el día. O si tú necesitas medio cartón de huevos, traes dos artículos, como caraotas y arroz, me lo das a mí y te doy el medio cartón de huevos. Lo que me diste lo guardo para revenderlo”, añadió.
En mayo pasado, Maduro reconoció que los bachaqueros venden con sobreprecios los productos que contienen las cajas. “Hay un enemigo silencioso de los CLAP como son los gorgojos que agarran y se roban las cajas del CLAP para sacar los productos y venderlos por un ojo de la cara a la gente en la calle, pero saben qué eso se les acabará señores con un sistema de control, con un miliciano supervisor y un jefe de familia”, dijo el gobernante.
Otro bachaquero también afirmó que “el mismo pueblo” los abastece con productos que les venden. “Nosotros los compramos y los revendemos. Me imagino que la gente hace eso porque necesita plata”, dijo.
Luis Vicente León, economista y presidente de la consultora Datanálisis, afirmó que el bachaqueo ha perdido sentido ante la mejora del abastecimiento de mercancías en canales formales, producto de la estrategia de apertura económica del gobierno de Maduro.
En condiciones normales, no habría más bachaqueros por ahora, al menos hasta que la economía vuelva a complicarse; pero en un país donde no es fácil que la gente haga algo nuevo para sobrevivir por la crisis severa, ellos están buscando reinventarse y hacer actividades con las que puedan generar algo de dinero, indicó.
“Queda la posibilidad de participar en la reventa de mercancías subsidiadas por el Estado porque son más baratas, y probablemente aparecerá en breve el mercado de productos de contrabando, dado que las importaciones serán más baratas por la distorsión cambiaria y el contrabando tiene una ventaja de precios que ellos tratarán de aprovechar”, explicó el experto
Añadió que la política aplicada por la administración de Maduro en los últimos meses consiste en una apertura económica en términos cambiarios y de precios, además redujo el gasto público en términos reales y pulverizó el crédito bancario. Con esta estrategia, el gobierno ha logrado desacelerar la inflación y estabilizar el tipo de cambio, el cual sigue muy lejos de su valor real pese a la devaluación que tuvo en la semana del 15 al 21 de julio, cuando el precio del dólar superó los 10.000 bolívares en el mercado paralelo.