Bajándose de esa nube, por Beltrán Vallejo
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«Bájate de esa nube», así me decía mi mamá cuando me escuchaba diciendo cosas de iluso o que no pisaba tierra. En sí, la expresión «bajar de la nube» significa comúnmente que alguien vuelva a la realidad y que, por cierto, es una realidad que esa persona quiso ignorar.
Ahí está lo de Fedecámaras: el pasado 27 de enero, la Comisión para el Diálogo, la Paz y la Reconciliación de la AN convoca a la cúpula empresarial y esta, muy oronda, fue. De allí que se implantó una comunicación que estaba destruida desde los tiempos del «Carmonazo» y del paro empresarial obrero y petrolero del 2002 y 2003. No obstante, el tristemente conocido Francisco Torrealba arremetió en el Parlamento de Maduro contra aquel gremio iluso que creyó haber cruzado el Rubicón y haber arrinconado la miopía del régimen; craso error.
Con ese golpe a la ingenuidad de Cusanno vuelve a quedar en cero el tema del diálogo económico y herido también quedó el diálogo social porque se ha recrudecido la desconfianza.
Alega el régimen que los insultos se los merece Fedecámaras porque ese gremio le «echó paja» ante la OIT. En sí no les gustó que el ente empresarial haya denunciado ante ese organismo los años de persecución, hostigamiento, sabotaje y lesiones que el aparato empresarial y productivo de este país ha sufrido por las ñoñeras del primitivismo ideológico y por el bandolerismo oficialista.
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Y ahí está lo de Covax: el guaidosismo anunció que logró establecer coordinación con el régimen para destrabar lo que se requiere financieramente en el ámbito del Fondo de Acceso Global para Vacunas Covid-19. Se trató de la liberación de fondos para pagar 18 millones de dólares en vacunas, lo que se lograría con la solicitud de Guaidó ante la OFAC para que se libere un porcentaje de los dineros retenidos en Washington. Estos fondos retenidos son parte de las sanciones impuestas por EE. UU.
Pues, Nicolás mandó eso «pa’l carajo». Como son las vacunas de AstraZeneca las que traerían, las rechazó alegando que no están avaladas por las «autoridades científicas de Venezuela» y que ese medicamento estaba causando «estragos en el mundo». ¡Qué desalmado cinismo encierra la actitud de este vil!
Primer sarcasmo: la OMS, el 17 de marzo, expresó lo siguiente: «Considera que los beneficios de la vacuna de AstraZeneca son mayores que sus riesgos y recomienda que se siga vacunando». De esa vacuna ya se han inyectado más de 20 millones de dosis en el mundo, y apenas con no más de 30 situaciones de trombosis y una persona fallecida. Son casos que se están estudiando, pero que no baja la visión positiva que tienen los expertos mundiales sobre dicha vacuna.
Segundo sarcasmo: dice que la AstraZeneca no es avalada por las autoridades científicas nacionales. ¿Serán las mismas «autoridades científicas» que han permitido el uso del Carvativir en centros centinelas y CDI, las famosas gotitas milagrosas de José Gregorio Hernández» que no han sido avaladas por las Academias de Médicina ni la de Ciencias ni por ningún organismo internacional? ¿Serán las mismas «autoridades científicas» que avalan que Maduro traiga una vacuna cubana que apenas está superando la fase II de prueba? ¿Con cuál gente del régimen acordó el guaidosismo?
Y si hubo algún acuerdo, ¿quién hizo que Maduro echara para atrás todo?; ¿habrá sido su amo Putin?, porque somos rehenes exclusivos de la geopolítica de la Sputnik V.
Ambos casos fueron «torta en la cara» para esos que se sentaron con la canalla, pues la canalla se comportó como tal. Maduro empuja de aquella nube a los que dialogan con él.
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