Barinas 9E – Los números, por René Parodi
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Al desagregar los números que resultan en la victoria opositora en Barinas el 9E, se ofrece respuesta a una serie de interrogantes que surgen en relación al proceso eleccionario que terminó decantándose en un rotundo triunfo de la opción opositora.
Hasta el propio día de las elecciones, a pesar de que algunos analistas políticos daban como probable que los resultados favorecieran a Sergio Garrido, candidato opositor, nadie se atrevía a dar por asegurada su victoria. El indudable músculo electoral del chavismo y la movilización de todos los recursos del régimen para apuntalar a su candidato, Jorge Arreaza, justificaban esa cautela.
Entre las preguntas más frecuentemente repetidas se encuentran dos. ¿De dónde salió la ventaja opositora? y ¿hasta qué punto es cierta la aseveración de Arreaza “Si hubiéramos tenido un mes más de campaña la historia habría sido otra”?
Los resultados publicados por el CNE en forma definitiva en su página oficial –con el 100% de las actas escrutadas– se reproducen en el cuadro Nª 1 inserto más abajo. En el mismo también se incluyen las diferencias del respaldo obtenido por los diferentes candidatos en los dos procesos celebrados, 21N y 9E. Los de noviembre obedecen a extrapolación de los resultados electorales obtenidos en la elección de diputados a la Asamblea Legislativa Estatal de Barinas
En los comentarios que se realizan se redondean las diferentes cifras para facilitar la comprensión lectora, dejando la exactitud de las mismas a los diferentes cuadros que se insertan.
La polarización entre las candidaturas presentadas por la Unidad y el Gran Polo Patriótico es obvia, ya que entre las dos logran capitalizar porcentajes superiores al 95% y 50% de los votos válidos y del Registro Electoral Permanente (REP) respectivamente.
En cuanto al caudal de votos obtenidos, se destaca el crecimiento de la votación favorable a Garrido, siendo necesario recordar que Freddy Superlano superó a Argenis Chávez, el 21N, por poco más de un centenar de votos, cifra esta que pierde toda significación ante la magnitud de la ventaja alcanzada el 9E, mayor a 44.000.
Si bien Garrido logra añadir una cantidad de votos a los 70.000 sobre la base de 103.00 heredada de Freddy Superlano, que la obtiene el 21N, el candidato del régimen, por su parte, también logra incrementar substancialmente la votación lograda con anterioridad, asunto que da pie a las declaraciones de Arreaza sobre el eventual triunfo que hubiese logrado si la campaña hubiera sido más larga, como fue citado más arriba. Su tolda logró apropiarse de más del 60% de las variaciones de la totalidad de los votos provenientes de Otras Fuentes diferentes a las de reagrupación del voto opositor, como se observa claramente en el cuadro Nª 4 que se presenta de inmediato:
El fuerte deslave de votos (54.500) ocurrido, en la tolda de la Alianza Democrática, que respalda a Fermín (38.500), y en la de Min-Unidad/COMPA que lo hace con Adolfo Superlano (16.000), pareciera poco inclinado, en principio, a reforzar al PSUV-GPP. Por lo tanto no es aventurado atribuir a ellos gran parte del crecimiento de la votación favorable a la Unidad, siendo el resto del crecimiento de la MUD proveniente de parte de lo que hemos denominado, otras fuentes.
Dando por cierta esta premisa el PSUV-GPP crece en votos al apropiarse de una gran parte de los sufragios de las citadas otras fuentes, cuyo origen mayoritario radica en la reducción de la abstención. Así, el incremento de la votación roja provendría de la reanimación de cuadros, alejados o descontentos, motivados por el enorme despliegue propagandístico, las prebendas y regalos, y la movilización de todos los recursos del régimen para reforzar la candidatura Arreaza.
La discriminación de los votos de otras fuentes es así:
De los más de 70.500 votos que la Unidad agrega a los resultados obtenidos el 21N, 16.000 provienen de otras fuentes, y el resto de la reagrupación de las fuerzas opositoras.
Como se puede ver en el cuadro, la mitad de los votos que migran de la Alianza Democrática a la MUD (19.000) provienen de AD(TSJ) hecho que tiene relación directa con el respaldo brindado por Rafael Rosales Peña, primer gobernador electo por sufragio popular (1989-1992) y candidato por la Alianza Democrática el 21N. Rosales respaldó publica y abiertamente la opción Garrido desde el primer momento, lo que constituye una de los grandes logros de la reunificación. Asunto que se repite con los votos del 21N favorables a Avanzada Progresista, Fuerza Vecinal, Copei, el MAS y otras fuerzas como Compa, partido que pasa a respaldar a Claudio Fermín, desertando de su acompañamiento a Superlano, pero solo para aportarle poco más de 200 votantes.
Adolfo Superlano ve mermar su capital electoral al decrecer la votación de Min-Unidad y perder el respaldo de Compa, que le cuestan más de 16.000 votos distribuidos a partes iguales.
El PSUV-GPP, como era de prever, no recibe respaldo alguno de movimientos políticos diferentes a los que lo hacen el 21N.
Arreaza y sus posibilidades de triunfo
“De haber tenido más tiempo para hacer campaña, la historia sería distinta hoy” esta frase formo parte de las declaraciones de Jorge Arreaza después de haber reconocido el triunfo de Sergio Garrido en la contienda electoral. Antes de pasar a contemplar la posible validez de la misma vale la pena realizar una acotación de gran importancia. La misma va referida a la posibilidad de reducir la abstención y a la captación de esos nuevos votos por parte de Arreaza.
Barinas, al igual que cualquier otro estado, no está exenta de ser afectada por el proceso migratorio que viene sufriendo Venezuela desde hace ya varios años, lo que tiene repercusión directa en la cantidad cierta de votantes existentes en esa entidad.
El CNE no puede reconocer esta realidad en el Registro Electoral Permanente (REP), ya que no tiene la capacidad para conocer la identidad de los venezolanos que han abandonado el territorio. Pero es innegable que la cantidad de votantes que realmente pueden ejercer el voto no se corresponde con la que aparece en el REP.
Pasa, entonces, a ser lógico el calcular cuantas personas constituyen ese nuevo universo de votantes. Para establecerlo, uno de los métodos puede ser el de aplicar a la suma de “votantes migrantes” de todo el país el peso electoral de cada entidad. El peso de Barinas en el REP es de 2,87%. Al aplicar este porcentaje a la masa de “votantes migrantes”, que puede ser estimada en unos 5.000.000 –resultado de sustraer, arbitrariamente, de la sumatoria de migrantes establecida en unos 6.000.000, unos 500.000 no inscritos en el REP, y otro tanto de menores de edad– la población electoral del estado se vería disminuida en 143.500 personas quedando en 463.663. Esta cifra tendría que ser la utilizada para la estimación de una aproximación cierta de la abstención electoral.
*Lea también: Venezuela después de Barinas: entre la ilusión y la política, por Fernando Mires
De esta forma tendríamos que el total de la abstención bajaría desde 328.284 a 184.784. Unos 185.000 en cifras redondas, en la cual es despreciada la cantidad correspondiente a votos nulos, ya que para el 9E alcanza solo a 218 votos, cantidad que lo es perfectamente ya que no afectan para nada la validez de los resultados obtenidos, ni las conclusiones derivadas de los mismos.
Este recálculo supone un cambio porcentual, de mucha importancia, ya que desde el 54,07% baja al 39,85% el peso de los no votantes, equivalente a más del 14% de disminución.
Visto que el promedio de la abstención histórica en el estado y para este tipo de evento, ha superado siempre al 30% y que en las presidenciales, a las que usualmente acude un número mayor de votantes, el menor (2006) se situó en 22,88%, luce con un muy bajo índice de probabilidad el lograr disminuirla hasta los límites requeridos para variar el signo de la victoria, como asevera Arreaza.
Dando por aceptada esta operación pasemos entonces a validar la afirmación realizada por el candidato rojo.
Los resultados del acto electoral indicaron una ventaja de Garrido de unos 44.000 votos, por lo tanto la abstención tendría que ser disminuida hasta una cifra en la que Arreaza pudiera absorber una cantidad de votos que le permita cubrir esa diferencia y superar al menos en un voto al candidato opositor.
Si revisamos el cuadro presentado más abajo, en el que:
Abstención Meta = Monto al cual debe disminuir la abstención.
Votos a distribuir = Abstención Ajustada 9E – Abstención Meta
Votos a disputar = Cantidad de votos de los que Arreaza debe ganar la mitad más uno para poder triunfar.
Participación Arreaza = Porción de votos de la Abstención Meta que debe obtener Arreaza para ganar la gobernación.
Como se aprecia si la abstención llega a ser de 104.000 electores (22,53%), o mayor, se hace completamente imposible el triunfo de Arreaza ya que ni tan siquiera consiguiendo el respaldo de la totalidad de los votos restados a la abstención pudiera cubrir la ventaja obtenida por Garrido.
Polarización
Al desagregar el aumento de la votación obtenida por el Gran Polo Patriótico (26.500 votos) se constata que 23.000 correspondieron al PSUV, cuya votación pasa de 93.000 votos el 21N a 116.000 el 9E.
En la Unidad, sucede algo similar, del incremento logrado (71.000 votos) 63.000 lo fueron en la tarjeta de la MUD, que obteniendo 103.000 supera los 166.000 en las mismas oportunidades.
Esta concentración de sufragios comprueba, una vez más, dos realidades que lucen incontrovertibles. La primera, que todo parece augurar que la oposición es invencible si logra recomponer la Unidad. La segunda que los dos titanes que se enfrentan son el PSUV y la MUD.
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