Barrios: Plan de recuperación de Maduro fulminó el pasado, presente y futuro del trabajo

Froilán Barrios, coordinador nacional del Frente Autónomo de Defensa del Empleo, el Salario y el Sindicato (Fadess), expresa que Nicolás Maduro situó el poder adquisitivo de cualquier trabajador venezolano en el «inframundo de la miseria»
Esta semana la protesta laboral se acentúa en todo el país, pues se cumple el segundo aniversario del «apocalipsis» del salario de los trabajadores venezolanos: el «Programa de recuperación económica», impuesto por el autodenominado «presidente obrero», que «fulminó el pasado, presente y futuro del trabajo en Venezuela», asevera Froilán Barrios, coordinador nacional del Frente Autónomo de Defensa del Empleo, el Salario y el Sindicato (Fadess).
El dirigente expresa que Nicolás Maduro situó el poder adquisitivo de cualquier trabajador venezolano en el «inframundo de la miseria», al significar 400.000 bolívares soberanos tan solo 1,2 dólares mensuales, lo que ubica a Venezuela en el último escalón de las remuneraciones en todo el mundo. «En Cuba, referencia ideológica del régimen, el salario mínimo es de $20 mensuales, en Nicaragua $100 y Haití $30, y en el caso de Nigeria y Yemen, los países más pobres de África y Asia, el ingreso diario es de $1,9 diarios».
«Ahora bien, veamos la distribución de la remuneración al trabajo en nuestro país, que reafirma lo planteado por el valioso informe Encovi 2019-2020 de la UCAB, en materia de pobreza con 96,3 % a nivel nacional, con lo cual se puede calificar de explotación histórica de los trabajadores, a nivel de la época de la esclavitud, ya que el ingreso percibido no alcanza siquiera para la sobrevivencia, al requerirse 200 salarios mínimos para adquirir la canasta básica constitucional (art. 91) cuyo valor actual es de 110 millones de bolívares».
En un artículo publicado en el portal Reporte Católico Laico, Barrios señala que los trabajadores del sector público (obreros, empleados, profesionales y profesores universitarios, trabajadores de empresas básicas) son los más depauperados, pues sus remuneraciones oscilan entre 1,3 y 20 dólares mensuales, con el agravante de que en octubre de 2018 el Ejecutivo impuso un memorando que engavetó indefinidamente todas las negociaciones colectivas en las instituciones públicas, para una población laboral aproximada de 2,5 millones de trabajadores, que ha ido disminuyendo paulatinamente con la diáspora.
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Indica que en el sector privado de la economía, que registra una cantidad aproximada de tres millones de trabajadores, se ha mantenido la contratación colectiva, aun cuando la tasa de sindicalización es de un tercio de la del sector público. «Acá la remuneración ha sido más dinámica ya que el empleador privado supera con creces el salario mínimo, se podrá encontrar a un vigilante de un centro comercial devengando la misma cantidad que un profesor titular de una universidad pública«.
«Entre tanto, el sector informal, aún más afectado con la pandemia, oferta sus servicios en divisa extranjera, ante un bolívar soberano desaparecido, siendo la moneda circulante el dólar para toda transacción de venta de productos, alimentos, generando una especulación general que disuelve aun más el poder adquisitivo del trabajador formal».
El dirigente del Fadess asegura que el sector de los jubilados y pensionados, que agrupa a cuatro millones de extrabajadores, sobreviven en condiciones infrahumanas con ingresos similares al salario mínimo sin pago de cestaticket.
«Finalmente, los desempleados, alrededor de cuatro millones de trabajadores que deambulan entre la economía informal por trabajos eventuales y la precariedad absoluta, solo sobreviven a la espera de los bonos limosnas del Estado, los cuales son distribuidos también a la dislocada estructura salarial indicada anteriormente, subsistiendo en la penuria más abyecta por la miseria que se grafica en gente comiendo de la basura en calles y avenidas del territorio nacional».
Ante esta calamidad que afecta a la población venezolana, «la única explicación que publicita el estado gendarme, es el bloqueo económico y las agresiones de las potencias imperiales, relato injustificable de una gestión que condujo a la población, al destino más miserable a nivel global».
«Una de las tareas esenciales al restablecer el estado de derecho es promover políticas económicas que recuperen la adecuada remuneración al trabajo digno, en equilibrio frente a la remuneración del capital que permitirá reconstruir el empleo formal y la reconstrucción de los servicios públicos: agua, electricidad, gas, telecomunicaciones, transporte, internet, salud, educación, infraestructura vial, competencias de un Estado de poderes públicos autónomos y de un gobierno ciudadano y democrático»