Basura plástica atasca motores de lanchas en el lago de Maracaibo y perjudica el turismo
La Fundación El Zulia Recicla promueve jornadas de limpieza trimestrales en las orillas del lago de Maracaibo en las que, en promedio, sus voluntarios recolectan 200 kilos de basura de plástico en una hora
El aumento del uso de envases de comida para llevar ha terminado por degradarse en las aguas del lago de Maracaibo, donde las especies marinas confunden polietileno con alimentos, lo que provoca la muerte de cangrejos, tortugas y aves marinas atrofiadas en sus intestinos por residuos de plástico.
Un reportaje de la agencia Efe alerta que en jornada de limpieza en las orillas del estuario zuliano se recolectan en un lapso de tres horas 600 kilos de desechos plásticos. Eso, sin tener en cuenta la fuerte contaminación por los recurrentes derrames petroleros.
La Fundación El Zulia Recicla ocupa una media de 60 voluntarios cada tres meses. Nicolino Bracho, director de Investigación de la organización activa desde 2017, explica que en ocasiones casi han duplicado los 600 kilos de basura plástica.
Todos estos desperdicios, insiste, perjudican principalmente a los habitantes de los pueblos lacustres y a las comunidades indígenas que viven en palafitos, un escenario que sería digno de explotación turística si no fuera por la pestilencia que se desprende de las toneladas de basura.
«Día a día vienen llegando los desechos; algunos recorren kilómetros» y terminan por afectar emprendimientos de personas que quieren hacer recorridos de interpretación ambiental en una zona de un importante valor histórico.
«Nadie pagaría por ir a pasear sobre toneladas de basura», dice Lenín Parra, profesor de un centro de estudios ambientales de Maracaibo.
Desde el Instituto para el Control y la Conservación de la Cuenca del Lago de Maracaibo (Iclam) aseguran que la principal causa de contaminación del lago son los desechos que la «gente inconsciente arroja» a las quebradas, en una ciudad con más de 100 sistemas de este tipo que son utilizados como vertederos por la muchedumbre.
Para atender este problema, explica el gerente del Iclam, Andrés Acosta, las autoridades municipales prevén colocar mallas en las cañadas (quebradas) y así evitar la salida de estos desperdicios a la bahía. Mientras este plan se concreta, ya fueron retirados los desechos sólidos de la mitad de estos desagües.
Everto, un pescador que tiene 43 años navegando estas aguas, explica que actualmente hay más basura. «Tenemos contaminación de plástico, tenemos contaminación de petróleo (…) tenemos varias contaminaciones que nos tienen a los pescadores marginados», dice.
Los motores de las lanchas de Everto y de sus compañeros se queden atascados con facilidad, enmarañados con plásticos.
El hombre, de 51 años, saca con facilidad bolsas plásticas, zapatos, juguetes, botellas y un sinfín de objetos. Exhorta a las autoridades a que «le metan mano, el lago da mucho, da muchos cobres (dinero), pescado, camarón, el lago da todo y no le dan nada al lago».
Con información de Efe y Yahoo Noticias.