Batalla comunicacional por el poder, por Juan Vicente Gómez
La cobertura informativa de las deliberaciones y conclusiones de la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos dejó en evidencia que existen al menos tres medios impresos venezolanos de circulación nacional alineados incondicionalmente con las políticas oficialistas de Nicolás Maduro.
El diario Vea, Correo del Orinoco y Últimas Noticias llegaron al extremo este miércoles 6 de junio de ignorar en sus portadas el suceso periodístico de mayor relevancia en el continente (las sanciones de la OEA contra Venezuela) y de “contraprogramar” sus primeras páginas con informaciones mucho menos relevantes.
He aquí sus principales titulares del miércoles: “Maduro inició ayer diálogo productivo con PDVSA en Miraflores” se lee en El Correo del Orinoco. “Maduro pide contraloría social en PDVSA” dice Últimas Noticias, mientras que el Diario Vea señalaba que “PDVSA aplica por una visa de EEUU”.
El silencio sobre las condenas que recibió nuestro país en la OEA y la coincidencia de explotar la misma información “calichosa” para intentar acallar las críticas internacionales contra el gobierno de Maduro es toda una evidencia de cómo se articula la hegemonía comunicacional que administra el oficialismo
En medios de comunicación audiovisuales controlados por el estado ocurrieron hechos similares en cuanto al seguimiento de la información internacional, el avestruz metió la cabeza en la tierra en el momento donde apretó más fuerte el chaparrón condenatorio, aunque ya cacarean de nuevo las réplicas de que la OEA y sus resoluciones les tienen sin cuidado.
Chávez siempre criticó con furia “la presión que ejercía (en su contra) la hegemonía comunicacional de los medios privados”. Persiguió y hasta aplastó política y económicamente a gran cantidad de los “enemigos” que le adversaron. Clausuró RCTV, silenció críticas en otras cadenas con presiones sobre sus propietarios, estranguló un sinfín de medios impresos con métodos variopintos y mantuvo bajito el volumen de las críticas en radio.
La hegemonía comunicacional se mantuvo, sólo que se le dio la vuelta a la tortilla: el gobierno tomó el control y Maduro heredó no sólo la silla de Miraflores sino un emporio mediático que todavía acalla en buena medida las contradicciones y metidas de pata en las que incurren él y los suyos.
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Ayer jueves ya era visible un contraataque desde la prensa adepta al oficialismo: “32 veces ha intentado la OEA atacar a Venezuela” titulaba el Correo del Orinoco en primera página, mientras que Últimas Noticias destacaba declaraciones de Diosdado Cabello: “La OEA y Almagro volvieron a fracasar contra Venezuela”.
Sería interesante conocer si la propaganda de los pasquines oficialistas logra realmente distraer la atención de la opinión pública nacional. La imparcialidad dentro del ejercicio periodístico nos obliga a estudiar su comportamiento día tras día aunque confesamos que nos sentimos “escarbando en la basura”. Propaganda y pocas veces información es lo que prevalece allí.