Bendiciones a La Vega, por Roberto Patiño
Twitter: @RobertoPatino
Con el mismo estruendo de la detonación de un arma larga, la situación de violencia en la parroquia La Vega vuelve a aparecer en la opinión púbica nacional de manera recurrente. Un sonido de pólvora y fuego que viene acompañado de llanto y dolor de una comunidad atrapada, secuestrada y agredida por una violencia en la que no participa ni apoya; una violencia de la que es víctima dentro un juego de poder donde los vecinos de La Vega son fichas de canje y escudo humano de una guerra urbana donde no hay héroes, sino sólo víctimas.
Como lo explica en un audio el padre Alfredo Infante, párroco de San Alberto Hurtado de la parte alta de La Vega, a la agresión que se la propina a la comunidad por la ausencia de los más elementales servicios públicos, como lo son el agua y el gas, se le suma ahora la ocupación de los espacios por una violencia que le secuestra a los vecinos su derecho de vivir en paz, convirtiendo a sus habitantes en ciudadanos de segunda, según una inédita cartografía humana dictada por la inacción del Estado.
La Vega es más que una zona de Caracas o unas marcas en el mapa, es una comunidad vibrante, luchadora, con un tejido social y comunitario activo, con unos líderes que se organizan y participan en la construcción de un proyecto comunitario. Esta parroquia es, en definitiva, un vivero de nuevos liderazgos.
Cuando la violencia sacude a La Vega, el luto se apodera de sus calles y la sangre mancha mucho más que la acera, hiere el alma de unos vecinos orgullosos, pacíficos y emprendedores que luchan constantemente por hacer de su barrio una verdadera comunidad.
Resulta asombroso que, en medio de esta violencia que mantiene en vilo a un sector importante de la ciudad de Caracas, a pocos kilómetros del Palacio de Miraflores, sede del «poder» en Venezuela, el régimen exponga como única explicación posible, teorías conspirativas donde la oposición financiaría a estos grupos armados; un irresponsable e insólito alegato que pretende llevar al campo del estéril debate ideológico algo tan esencial como el derecho que tienen los ciudadanos de vivir en una comunidad que no sea un escenario de guerra.
Con este mezquino argumento, el régimen abandona su responsabilidad y apuntala la creencia de que La Vega es una comunidad violenta, dispuesta a tarifar su paz a los mejores postores. Los venezolanos sabemos bien que nuestros vecinos de La Vega son las víctimas de las bandas criminales y de unos cuerpos de seguridad que abordan esta situación con una violencia mal planificada donde, por lo general, el inocente es víctima de violación de sus derechos humanos, como hemos podido confirmar a través del trabajo de Caracas Mi Convive y el Monitor de Víctimas.
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Al igual que el padre Alfredo Infante, nos solidarizamos con las víctimas en La Vega y renovamos nuestro compromiso de apoyar a esta comunidad en el trabajo que venimos realizando desde Alimenta la Solidaridad y Caracas mi Convive. Llevamos muchos años trabajando en esas calles y sabemos de primera mano, junto a nuestros líderes, amigos y vecinos, que La Vega es mucho más que la violencia, que existe una comunidad vibrante, que lucha por la Venezuela que todos queremos, una fundada en los valores de la solidaridad, la democracia y el emprendimiento.
Junto al padre Alfredo pedimos que Dios bendiga a La Vega, en una oración que sea a un mismo tiempo religiosa y laica, es decir, convocamos las bendiciones de Dios y el esfuerzo de todos los vecinos de esta parroquia. Sabemos que juntos podremos lograr el cambio que se merece. Seguiremos trabajando para que estas oraciones encuentren una comunidad organizada, empoderada y dispuesta a recuperar los espacios robados por la violencia y abandonados por el Estado. Sabemos que el cambio es posible.
Que Dios bendiga a La Vega.
Roberto Patiño es Ingeniero de Producción-USB. Magíster en Políticas Públicas-Harvard. Director|de Caracas Mi Convive y Alimenta la Solidaridad.
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