Bernie Madoff: analfabeta emocional, por Ángel Rafael Lombardi Boscán
Autor: Ángel Rafael Lombardi Boscán
El dinero lo inventó el Diablo y con esto creo que le ganó “la partida” al Dios del amor. El que inventó el dinero, inventó el apego por las cosas materiales explotando el centro del ser humano alrededor del deseo, siempre insatisfecho. El tener es más fuerte que el ser aunque los manuales de moral y cívica muy piadosos digan lo contrario. Kant y su reivindicación racionalista viven en un constante desvarío porque la humanidad sigue viviendo en su mayor parte en una edad infantil. Y la plutocracia mundial es la que ha mandado y aún manda en la Historia: 20% de países ricos y un 80% muy pobres.
Groucho Marx (1890-1977), en realidad un filósofo más que un comediante del cine en sus inicios, llegó a manifestar el mejor concepto de la felicidad: “Hijo mío, la felicidad está hecha de pequeñas cosas: Un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna…”. Y así es. Nos desvivimos por ser ricos y millonarios: los grandes héroes del capitalismo mundial. Sólo que hay un pequeño detalle que la mayoría pasa por alto: el “sistema” está hecho para que los negocios deriven hacia el crimen. Donde hay mucho dinero obsceno, y más sí se trata de un recién llegado, hay que sospechar acerca de sus habilidades alrededor de una laboriosidad virtuosa. Y ser rico, por dinero, es una aspiración aristocrática negada a la mayoría.
Tal es el caso del especulador financiero: Bernie Madoff puesto en la piel de Robert De Niro y bajo la dirección del director Barry Levinson cuya carrera cinematográfica está caracterizada por la desigualdad de sus logros (“El Mejor”, 1984; “Good morning, Vietnam”, 1987; “Rain Man”, 1988; “Bugsy”, 1991; “Esfera”, 1998; “Bandidos”, 2001; “No conoces a Jack”, 2010; “La sombra del actor”, 2014; Rock the Kasbah, 2015). Esta línea errática de hacer mucho y aportar poco le ha llevado a ofrecer un cine comercial revestido de los mejores actores (Robert De Niro, Al Pacino, Bill Murray, Billy Bob Thornton, Cate Blanchett, Kevin Bacon, Robert De Niro, Dustin Hoffman) que logran salvarle el pellejo a sus muy insulsas historias. “The Wizard of Lies”, la vida de Bernie Madoff, sigue ésta constante.
La realidad siempre supera a la ficción, y las palabras e imágenes, por muy sugerentes que puedan ser, nunca logran aprehenderla. “The Wizard of Lies” es una deficiente película que es salvada por las actuaciones de Robert De Niro y Michelle Pfeiffer sobre un tema psiquiátrico llamativo: la sociopatía, también conocido como Trastorno antisocial de la personalidad. ¿Cuántos sociópatas han sido y son dueños de bancos y Presidentes de naciones? Unos cuantos por cierto. Ya que el rasgo predominante entre ellos es la normalidad que destruye a todos aquellos que le rodean. El sociópata no tiene control de sus emociones, es más, está incapacitado en transmitirlas y hace del camuflaje una forma de vida: su obsesión es la mentira y el desprecio por los otros.
Bernie Madoff representa todo lo contrario al empresario honesto. Su puesto en la historia está al lado de los tramposos maltratadores y causantes de infortunio al prójimo. Llegó a estafar 65.000 millones de dólares robando la confianza de sus inversionistas grandes y pequeños. Poco le importó hacer el mal ya que el mal por sí mismo para estos individuos enfermos mentales es una completa banalidad. Por lo menos en los Estados Unidos no se salió con la suya y en el año 2009 fue sentenciado a 150 años de cárcel.
Lo llamativo de la película es la indiferencia cómoda de su entorno familiar más cercano, esposa e hijos, todos respetables, sobre una fortuna llovida desde el cielo. Todos asumen que la riqueza del Padre de Familia es el resultado de sus habilidades en los engorrosos corrillos de Wall Street. La codicia por el dinero, una forma de egoísmo superior, nos define como humanos, a la mayoría.
Dr. Angel Rafael Lombardi Boscán
Director del Centro de Estudios Históricos de LUZ
@LOMBARDIBOSCAN
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