Bicentenario de la batalla de El Consejo, por Rafael A. Sanabria M.

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Un 20 de mayo se insinúa invocado
en el acontecer de los sables.
Es humana la brasa independentista,
forjada al calor de una mente leal y combatiente,
en el peregrinar del sueño libertario.
Cruza la senda encomendada
el pisatario exigido en honor
Rómulo Aponte Mejías, 2001.
En abril de 1821, el veloz avance sobre Caracas del ejército comandado por el general Bermúdez fue extraordinariamente eficaz. Se le conoce como la «diversión de Bermúdez». Este nombre pareciese poco militar, pero es exacto. Según Clausewitz, diversión «es el ataque sobre territorio enemigo que atrae sus fuerzas lejos del punto principal» y que es una operación especial.
En el archivo del Libertador leemos, de puño y letra de Sucre: «El Ejército de Oriente por Orituco o por donde… crea más conveniente invadirá Caracas y la tomará a todo trance para principios de junio, de concierto con la expedición del general Arismendi… si fuera necesario».
El plan del Libertador fue: reunión de las tropas de Apure y de Urdaneta en la zona de Mijagual —San Carlos—, obrando a cubierto y Bermúdez marcharía sobre Caracas, para atraer parte del ejército español. Bermúdez efectuaría una diversión y Cruz Carrillo obligaría a los españoles a guardar la vía a Puerto Cabello.
El 28 de abril, Bermúdez encargó Cumaná al coronel Agustín Armario y con 900 hombres salió de Barcelona. Su ejército no era más numeroso por la epidemia y por la sublevación de Margarita. Cruzó el 1° de mayo la línea de Unare. Para evitar un compromiso frente al pequeño fortín en la vía, envió algunas tropas por Cúpira para salir a Río Chico.
Luego de combatir en Píritu, Clarines, Cúpira, Guatire, Guarenas y El Rodeo, tomó Caracas el 4 de mayo. El 18 de mayo marchó sobre los valles de Aragua y el 19 permaneció en San Pedro. El 20 de mayo, como a las ocho de la mañana, encontró una guerrilla en Las Lagunetas, que a los primeros tiros huyó. A las dos de la tarde llegó a El Consejo, donde aguardaba el brigadier Correa con 500 hombres, restos de los cuerpos de la capital que se habían salvado. Correa fue atacado inmediatamente y a la hora de fuego se puso en vergonzosa fuga.
El Brigadier Morales encontró al capitán general en el sitio de Píritu, escapado de El Consejo y con muy poca gente. El desempeño de Correa provocó indignación en La Torre. En carta del 21 de mayo al coronel José María Herrera escribe: «Anoche llegué y cuando descansaba en la esperanza del suceso de mi marcha y providencias, recibo en la madrugada noticia de que han sido batidos en El Consejo los restos de Castilla y Valencia que tenía Correa. Este hombre desatinado teniendo noticias de la proximidad de Morales aventura sin tiempo ni razón una batalla que aun cuando sus resultados hubiesen sido favorables siempre merecía castigos y la indignación de todo hombre reflexivo».
Escribió otra sentida carta al segundo jefe del Ejército, pero este, muy seco, contestó: «Quedo enterado de cuanto en ella me comunica: es verdad que no sé cómo han sido las derrotas de mi compañero Correa». E informaba que seguía marcha y que en la tarde estaría en La Victoria, que no tenía más que comunicarle. (Villa de Cura, 22 de mayo).
En tanto, el general Soublette llegaba a Caracas el 22 de mayo y se enteró de las operaciones que, reforzado con 800 hombres, adelantaba Bermúdez. Ese mismo día, Bermúdez hizo retroceder su grueso a El Consejo, dejando avanzadillas en La Victoria para observar al enemigo.
Morales con dos mil hombres que habían estado situados en Calabozo tomó posiciones el 23 de mayo en el sitio de Márquez. La mañana del 24 de mayo le hizo frente a Bermúdez. El republicano se enfrentó a fuerzas muy superiores hasta la noche que, falto de municiones, continuó su repliegue hacía Antímano, según instrucciones de Soublette.
El balance indica que Bermúdez impidió a La Torre concentrar su ejército, permitió la reunión de los patriotas en San Carlos, alejó a Morales de Apure para que Páez pasara sin obstáculos y contuvo en el valle de Aragua una importantísima fracción del ejército español.
Una pequeña gran batalla que permitió al Libertador Simón Bolívar, oficiar al vicepresidente diciéndole: «Señor… ayer se ha confirmado con una espléndida victoria… el nacimiento de la república».
El Consejo contaba 44 años de fundado, su párroco Juan Félix de Castro era patriota y por su apoyo a la causa independentista se le abrió juicio penal de infidencia que la corona española instruyó por «haberse levantado en armas, actos de hostilidad y desobediencia».
Con conferencia del Dr. José Antonio Armas de Chitty se conmemoró la fecha por primera vez en 1971, y se colocó la primera piedra para la plaza 20 de Mayo, pero fue el 20 de mayo de 1999 cuando sí se erigió.
Esta gesta de hace dos siglos fue contribución fundamental para que un mes después se sellase en Carabobo la independencia de Venezuela.
Rafael Antonio Sanabria Martínez es profesor. Cronista de El Consejo (Aragua).
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