¡Bien boniiita!, por Teodoro Petkoff
La operación financiera que acaba de lanzar el gobierno para recomprar parte de la propia deuda externa venezolana es ingeniosa, ciertamente.
Diseñada por el Credit Suisse First Boston, consiste, en esencia, en emitir nuevos bonos, por unos 2 mil millones de dólares, que serán colocados básicamente en el mercado nacional, donde pueden ser pagados en bolívares a la tasa de 1.600 por dólar. Con el dinero producido por esta colocación, el gobierno adquirirá del Banco Central los 2.000 millones de dólares (provenientes de las reservas internacionales), con los cuales pagará (a través de CSFB) los bonos venezolanos denominados DCB y Flirb, de los cuales podrá recomprar seguramente unos 2.300 millones, ya que su precio de mercado es 86-87% de su valor nominal.
Con esta operación se matan varios pájaros de un tiro. Por una parte, al sustituir deuda vieja por deuda nueva, más barata, el gobierno alivia su flujo de caja durante los próximos tres años, pues pagará menos por el servicio de la deuda nueva de lo que habría pagado por el de la recomprada. Esto es ganancia. Por otra parte, abre una espita al control de cambios porque los nuevos bonos, aunque pagados en bolívares, pueden ser realizados en dólares en los mercados internacionales, con lo cual se ha creado un mecanismo para la adquisición de los dólares que Cadivi no afloja, semejante al que opera con las acciones de Cantv. Una derivación de esto es que el precio del dólar negro cae y, de hecho, bajó de casi 3 mil a 2.500. Otra derivación, ya no tan beneficiosa, es que las tasas de interés pueden coger impulso nuevamente, por la barrida de liquidez que implica esta operación.
Ahora bien, ¿por qué comprar bonos de deuda cuyos rendimientos están bastante por debajo de los que paga la República por los papeles de deuda que tiene en circulación? Porque a los compradores se les da un incentivo cambiario. Pagan a 1.600 por dólar los nuevos bonos y al venderlos (aunque reciban el 70% de su valor facial) los dólares que adquieren pueden venir (¿alguien lo duda?) a un país donde no dejaría de hacerse una bonita ganancia vendiéndolos a 2.400 ó 2.500. En otras palabras, el gobierno de la revolución bonita le está dando un subsidio a quienes participen en esta operación (bancos básicamente) dándoles la oportunidad de adquirir dólares más baratos que en el mercado negro y luego les permite volver a éste vendiendo sus dólares a un precio superior al que pagaron inicialmente. Chávez debería explicarnos esto en alguna de sus peroratas.
Pero la operación mata también un pájaro del tamaño de un avestruz que quedó realengo por ahí: el de las dos operaciones de canje de pagarés de MinFinanzas por bonos de deuda pública. La nueva operación arropa estas dos, que seguramente pasarán al olvido. Las dos operaciones anteriores colocaron en manos de los “canjeadores” (casas de bolsa venezolanas y el banco Lehman Brothers) bonos venezolanos (DCB y Flirb) con un valor de mercado de 71%, que ahora serán recomprados por la República al 86 u 87%, que es su actual valor de mercado. Los que participaron de esta operación sabían muy bien que venía la grande, esta de ahora, que cubriría la anterior. Es lo que llaman en la jerga financiera inside information o “información privilegiada”. Quien la hizo posible también, seguramente, saca una suculenta tajada. Linda esta revolución.