Bola baja, por Teodoro Petkoff
Sacar a Rodríguez Chacín para sustituirlo por Diosdado Cabello es una jugada de cierta ambigüedad. Aunque poner a jugar banco al capitán de navío es un punto a favor, porque se había transformado en el emblema más negativo del Gobierno, colocar al ex vicepresidente en Platanal no es mucha ganancia. Se comprende que para Chávez, presionado por sus talibanes, no es fácil prescindir de él, pero, con poca o ninguna experiencia política, con escaso conocimiento del país político y más bien un tanto torpe en sus declaraciones, Diosdado no es exactamente la persona para un ministerio que exige, hoy más que nunca, un político experimentado. Juzgándolo por su actuación en la Vicepresidencia, no parece que pueda ser de mucha ayuda para Rangel en su esfuerzo dialogante. Además, ¿permanecerán los círculos bolivarianos bajo su comando? Este es un asunto capital, que debe ser definido cuanto antes por el Presidente y por Diosdado. La organización y financiamiento de esos círculos desde el Gobierno, constituyen una perversión antidemocrática, un acto de ventajismo y abuso de poder que debe ser suspendido de inmediato, para poner fin a ese solapamiento totalitario entre partido y Estado, incompatible con una sociedad democrática. Por otro lado, al MIJ tocaría desarmar los grupos de choque -si es que se van a tomar en serio las palabras de Chávez de ayer. ¿Asumirá Diosdado ese cometido? Lucas Rincón en el Ministerio de la Defensa es, obviamente, fruto de un compromiso. Ayer todavía el general Baduel insistía en la idea de un civil para la cartera castrense. Sin embargo, no pudiendo hoy, por razones obvias, ser un civil y aparentemente objetados los oficiales retirados, el único general activo posible, por su rango, era Lucas. ¿Era eso lo que Baduel quería evitar? No sería de extrañar, dado el descrédito que hoy arropa al general Rincón después de su confusa actuación durante los hechos del 11 de abril. Tal vez Baduel se hacía eco del resquemor hacia Lucas. ¿En estas circunstancias es este el hombre para echar aceite sobre las embravecidas aguas del mundo militar?
Fueron designados dos ministros de la economía. Queda pendiente Adina, cuya salida es imprescindible. Para como están las cosas en el sector económico, haber enviado a las duchas a Giordani podría tener, de entrada, un efecto positivo, mientras su sustituto, quien ha sido un durísimo crítico del profesor, y el nuevo ministro de Finanzas comienzan a mostrar las costuras. Economistas de buena formación, Felipe Pérez (Cordiplan) y Tobías Nóbrega (Finanzas) no constituyen, sin embargo, la respuesta política a las tribulaciones de sectores económicos al borde de la asfixia. Prudentemente, habría que acoger su nombramiento otorgándoles al menos el beneficio de la duda. El licenciamiento de la señora Bastidas también, por sí mismo, ya sería ganancia, pero habrá que esperar por su reemplazo para ver si se trata de alguien que pueda hacer química con los aporreados sectores productivos del país.
Amanecerá y veremos.