Brechas de mortalidad infantil en América Latina, por Marino J. González R.
En esta semana se reúne en Washington el Consejo Directivo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Supongamos que los representantes de los países utilizaran el sitio web de la OPS para analizar la situación actual de la mortalidad infantil en la región. Este indicador es uno de los más utilizados al comparar el nivel de desarrollo de los países. Entre otras razones, porque el auge de los sistemas de información de mortalidad ha permitido contar con datos de mayor calidad.
Ahora definamos un criterio para establecer la oportunidad de la información, en este caso, de mortalidad infantil. Estimemos que seis meses sea un plazo razonable entre el momento que termina un año y que aparezca la información definitiva de mortalidad en un país dado en el sitio web de OPS. Si ese fuera el criterio, ya se debería disponer de la información de 2017 para todos los países de América Latina (20 países). Lo cierto del caso es que a la fecha no se encuentra disponible la tasa de mortalidad infantil de 2017 de ninguno de los países de América Latina (en realidad para ningún país de América). Si tomamos como referencia el año 2016, encontramos que apenas cinco países (Costa Rica, El Salvador, Cuba, República Dominicana y Uruguay) tienen la información reportada para ese año.
En el 2015 se encuentra que 14 países han reportado la tasa de mortalidad infantil correspondiente. Los seis países sin la tasa de mortalidad infantil para ese año son: Honduras, Nicaragua, Haití, Bolivia, Colombia y Venezuela. Es decir, que en ninguno de estos casos es posible señalar si la tasa de mortalidad ha aumentado o disminuido, o cualquier comparación con el resto de los países.
Los catorce países con tasa de mortalidad infantil disponible en 2015, se pueden dividir en tres grupos según el valor del indicador. En el primer grupo están los países de mejor desempeño: Cuba, con 4,3 defunciones por cada 1000 nacidos vivos registrados (nvr), Chile (6,9), Uruguay (7,5) y Costa Rica (7,8). En un segundo grupo se encuentran: Ecuador, Argentina, El Salvador, Panamá y México, con valores entre 8,9 y 12,5 defunciones por cada 1000 nvr. En el tercer grupo se encuentran los países de menor desempeño: Paraguay, Perú, Brasil, Guatemala y República Dominicana. En este grupo de países la tasa de mortalidad infantil varía entre 14,2 y 22,9 defunciones por cada 1000 nvr.
De acuerdo con los valores anteriores, el país con la tasa de mortalidad infantil más alta en la región en 2015, de los países que reportaron, es República Dominicana (22,9 defunciones por cada 1000 nvr), es decir, más de cinco veces la tasa de mortalidad infantil de Cuba. Pero si se incorpora un criterio más estricto, como es la tasa de mortalidad más baja del mundo (Islandia con 1,7 defunciones por 1000 nvr), entonces la brecha asciende a trece veces
Estas diferencias indican que en un aspecto de relativa baja complejidad como es la reducción de la mortalidad infantil, existen significativas inequidades. También señalan que un primer paso sería que los organismos internacionales hagan más esfuerzos para que los países tengan la información al día y la difundan. Sin datos adecuados no puede haber políticas efectivas. Y el segundo paso es evitar la creencia de que las reducciones de mortalidad infantil serán espontáneas. Justamente por creer en la inercia es que en muchos países el rezago es más bien la regla.