Bush, take it easy; por Teodoro Petkoff
El gabinete, y por tanto la orientación del Gobierno de Bush, ya han comenzado a despertar aprensiones en algunos medios norteamericanos. Ciertamente, el efecto, digamos así, óptico, que produce el equipo del nuevo Presidente, es grato. Varios negros, varias mujeres, varios «hispanics» de diferentes procedencias (México, Cuba) y hasta descendientes de japoneses y de árabes. Luce, pues, moderno, amplio y en buena medida representativo de la vistosa diversidad étnica y cultural que caracteriza a los Estados Unidos. Además, está implícito un mensaje contra la discriminación racista o sexista. Para los efectos de una política norteamericana que se propone darle cierta verosimilitud a ese discutible concepto del melting pot, del crisol de razas que supuestamente sería la sociedad gringa, el efecto de las designaciones que ha hecho Bush tal vez vaya más allá de lo meramente cosmético. Pero cuando se ahonda un poco en la significación política de este gabinete, rápidamente se descubre que no todo lo que brilla es oro.
Hombres, mujeres, negros y negras, blancos y blancas, chicanos y cubano-americanos, japoneses y árabes, sí, sin duda. Pero básicamente conservadores, ultraderechistas varios de ellos, provenientes de las capas más retrógradas del partido republicano, verdaderos gorilas del pensamiento, que podrían marcar una torsión significativa de la política interna yanqui hacia posturas más favorables al Big Business y más contrarias a los intereses de los sectores populares. Temas que en Estados Unidos son de alta sensibilidad (seguridad social, atención médica, educación pública, aborto, etc.) han sido enfocados por la gente del gabinete Bush desde una perspectiva por lo general bastante conservadora, por no decir reaccionaria. Pero es en su política internacional y, sobre todo, en la latinoamericana, donde más reservas está despertando Bush. Heredero de las políticas «halcónicas» de su padre y de Reagan, el mundo podría tener razones para pensar que George W. estaría dispuesto a asumir su rol de policía universal con mucho más celo que su inmediato predecesor. A los venezolanos esto nos interesa mucho. Algunos medios de prensa norteamericanos, unos complacidos y otros críticamente, han señalado que podría sobrevenir un periodo de mayores tensiones entre el Gobierno de Estados Unidos y el de Venezuela. No queremos anticiparnos y por los momentos hacemos nuestro el criterio del influyente diario de la Costa Oeste, San Francisco Chronicle, al abordar el tema Chávez-Bush: «La administración Bush debería actuar con cautela. Estados Unidos posee una larga y nada honorable historia de utilización de golpes políticos e intervención militar para imponer sus políticas a lo largo de todo el hemisferio sur». Para concluir de este modo: «Nunca ha sido mayor la necesidad de una diplomacia norteamericana inteligente y cohesionadora». Take it easy, OK?
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