CACHI-PORRAS, por Teodoro Petkoff
Los obispos golpearon hasta con el tobo
Habló la Iglesia por boca de sus obispos. Con frontal franqueza y golpeó hasta con el tobo. Dijo:
1)El CNE no merece confianza porque solo representa al gobierno. Hay que modificarlo. No participará en la auditoría a menos que esto ocurra. La auditoría tiene que ser para para todo el proceso, antes y después de las elecciones. En dos platos: con ese organismo electoral no hay confianza en la pulcritud de las elecciones.
2) El Congresillo, elegido a dedo, no representa al pueblo. Sus actos son de muy dudosa legalidad. Su pretensión de intervenir gobernaciones y alcaldías contrasta con su ceguera ante funcionarios gubernamentales, claramente cuestionados. Es al pueblo a quien toca decidir sobre gobernadores y alcaldes. Toda “intervención” a menos de dos meses de las elecciones es sospechosa.
3) El Tribunal Supremo de Justicia con sus “subterfugios supraconstitucionales”, actúa como un grupo de tracaleros, al cual difícilmente se le puede tener confianza. Es otro árbitro “vendido”.
4) Rechaza la pretensión del Presidente de convertir a la Fuerza Armada en una guardia pretoriana, es decir, en un ejército a su servicio particular.
5) No pide milagros económicos la Iglesia, pero advierte que el tiempo pasa y no se le ve el queso a la tostada. Se pregunta los obispos dónde están los reales del petróleo.
6) Protestó la Conferencia Episcopal por ese discurso presidencial, “simplista, manipulador de Dios, de Jesús, de los hechos históricos, de los símbolos”. No jurarás el nombre de Dios en vano. la Iglesia habló como tenía tiempo que no lo hacía. Es evidente que por su boca se expresó buena parte del país. Habló por muchos venezolanos que comparten sus preocupaciones. ¿Primera respuesta del Gobierno? Isaías Rodríguez dijo lo de siempre: la Iglesia podría estar haciéndole el juego a la contrarrevolución. La arrogancia, la prepotencia y el sectarismo usuales. Jamás reconocen que podrían haber cometido errores. El Gobierno y su gente son pulcros, nunca se equivocan, no tienen nada que corregir. El mismo cinismo de Don Corleone cuando reconoció que el CNE había sido mal elegido pero que “no había nada que hacer, porque era un hecho cumplido”. Pues sí te puede hacer. Hay tiempo de corregir los errores. Los obispos han hablado oportunamente. El que tenga ojos que vea y el que tenga oídos que oiga.