Cada vez menos medicinas: producción se redujo casi la mitad en solo un año
Industria farmacéutica calcula que la elaboración de medicamentos apenas llegará a 80 millones de unidades a fin de año, lo que significaría una caída de 88,7% desde 2014
La oferta de medicamentos sigue contrayéndose, pues entre enero y marzo de este año la industria farmacéutica apenas pudo sacar al mercado 20,8 millones de unidades, una caída de 49,1% respecto al primer trimestre de 2018 cuando produjo 40,9 millones de unidades, de acuerdo con la Cámara de la Industria Farmacéutica (Cifar) y la Federación Farmacéutica Venezolana (Fefarven).
Si esta tendencia se mantiene el resto del año, la producción de medicinas apenas llegará a 80 millones de unidades a fines de 2019, lo que significaría una caída de 88,7% en cinco años. En 2014, la industria produjo 714 millones. En el mercado había más de 9.000 medicamentos de diferentes presentaciones y el consumo per cápita se situó en 25 unidades.
La crisis de los laboratorios farmacéuticos continúa agravándose por la falta de divisas. 98% de los insumos que se requieren para la fabricación de los productos son importados. La industria sigue sin contar con un mecanismo que le proporcione divisas oficiales para la adquisición en el extranjero de las materias primas necesarias, por lo que ha tenido que hacerlo por su cuenta y a dólar no oficial.
El año pasado, el sector farmacéutico recibió una pobre adjudicación a través del Dicom. Las empresas afiliadas a Cifar recibieron en 2018 463.000 dólares, cuando en 2014 la industria recibió 575 millones de dólares, más de 10 veces la cantidad.
De acuerdo con Tito López, presidente de Cifar, en el país ya no existe la misma cantidad que había antes de casas importadoras de insumos para la industria farmacéutica, dejándoles a los laboratorios prácticamente todo el peso de las importaciones.
“Los medicamentos de fabricación nacional son mucho más costosos que los importados porque lamentablemente los insumos los compramos a dólar libre, y también tenemos que pagar contrato colectivo para mantener al personal tanto administrativo como operario dentro de las empresas. Algunas compañías tienen entre 600 y 700 trabajadores”, dice López.
El cuarto factor que más afectó la producción entre enero y marzo de este año fue la falta de divisas, según la Encuesta de Coyuntura realizada por Conindustria correspondiente al primer trimestre de 2019. Le anteceden la baja demanda nacional, la incertidumbre en el escenario político e institucional y los efectos adversos del racionamiento eléctrico.
Sin poder adquisitivo
El presidente de Cifar indicó que muchos inventarios de laboratorios “se han normalizado” por la pérdida del poder adquisitivo de la población. “La hiperinflación ha matado al venezolano cuyo sueldo siempre es el mismo mientras que los costos siguen incrementándose, lo que trae como consecuencia una contracción del mercado farmacéutico por la falta de poder adquisitivo. La gente no tiene dinero y acude a la medicina casera”.
Juan Pablo Olalquiaga, presidente de Conindustria, alerta que la caída de la capacidad de compra de los venezolanos es uno de los factores que más impactan severamente a las empresas, pues contrae sus ventas de una manera brutal. “El salario no da para vivir y el consumo se ha detenido. Los venezolanos estamos en un proceso de empobrecimiento que nos lleva a dejar de consumir, lo que disminuye las ventas de las compañías. Sin mercado, las industrias no pueden vivir”, expresa.
El volumen de ventas entre 2017 y 2018 se desplomó 100% en los sectores químico, farmacéutico, muebles y otras industrias manufactura, según Conindustria.
“En este primer trimestre, el mercado cayó 49% respecto al mismo período de 2018 por la crisis económica. No hay acceso a los medicamentos, la escasez es de 85% por la caída de la producción nacional y las personas no pueden pagar los productos que se consiguen. No hay consumo no porque la gente no necesite las medicinas, sino porque no las puede pagar. Hoy en día tiene que decidir entre comer o medicarse”, dice el presidente de la Fefarven, Freddy Ceballos.
Señaló que algunos precios de medicamentos están a punto de alcanzar el monto del salario mínimo y de la pensión, que se sitúan en 40.000 bolívares, mientras que otros ya lo superaron.
En una farmacia en Santa Eduvigis, Rosa Mirabal, de 65 años de edad, compraba en la mañana del viernes 14 de junio una caja de Enalapril con 30 comprimidos de 10 mg, que costaba 18.500 bolívares, monto que representa 46% de la pensión.
“Los 40.000 no me alcanzan para nada, de repente para dos cositas como un cartón de huevos y la medicina. Antes el Enalapril era el antihipertensivo más económico y ahora para mí es muy costoso. También tengo que tomar de por vida Eutirox, y lo conseguí en 36.000 bolívares. Gracias a Dios que mi hijo me lo mandó desde Ecuador”, añadió.
Minutos después de que Mirabal pagó por la medicina, un hombre, también de la tercera edad, le preguntó a la regente por el precio del losartán potásico, pero se fue luego de que la empleada le respondió que la presentación con 30 comprimidos de 50 mg valía 32.500 bolívares.
En enero, un blíster de 10 pastillas de losartán potásico, de 50 mg, se conseguía en 7.700 bolívares, lo que significa que en cinco meses 30 pastillas del antihipertensivo aumentaron 40,7%.
La pérdida del poder adquisitivo ha sido tan feroz en lo que va de año que ha desacelerado el ritmo de la hiperinflación, que hasta enero registró una tasa superior a 100% mensual por nueve meses consecutivos.
En los últimos tres meses, el indicador de alza general de precios se ubicó por debajo de 50%, según el registro que divulga el parlamento venezolano. En marzo, la inflación fue de 18,1%, en abril de 44,7% y en mayo de 31,3% debido a la caída del consumo por el empobrecimiento de los venezolanos, de acuerdo con la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional (AN).
“A veces me ha costado mucho adquirir el losartán potásico, por eso mi hija que está fuera del país me lo envía”, dijo Inés Silva. La consumidora preguntó por el alprazolam, un medicamento para el tratamiento de la ansiedad, la angustia, agorafobia, ataques de pánico y estrés intenso, pero no había. “Este también se me ha hecho difícil comprarlo porque cuesta mucho dinero y no se consigue”.
Ceballos indicó que actualmente también hay fallas en medicamentos como gotas para la hipertensión ocular, cardiovasculares, antibióticos como amoxicilina con ácido clavulánico, e insulina. “La situación económica del país es cada día más grave, está destruyendo a la industria nacional, la cual está preparada para asumir la producción, pero necesita las materias primas o las divisas para importarlas”.
¿Bloqueo económico?
Nicolás Maduro, cuyo segundo mandato es considerado ilegítimo por el Parlamento y por más de 50 países, asegura que Venezuela tiene la capacidad industrial suficiente “para garantizarle al sistema de salud todos los fármacos y cubrir todas las necesidades con producción nacional y lograr la sustitución de la importación de materia prima para independizar a Venezuela de los principios activos con los que se elaboran los medicamentos”. Pero al mismo tiempo, el gobernante anuncia que llegan importaciones de principios activos desde China, India, Turquía, Irán y Bielorrusia. “Pronto se anunciará la llegada de medicinas a Venezuela desde Rusia, y así se hará cada semana”, dijo en marzo.
En abril, el ministro de Salud, Carlos Alvarado, informó que 99 contenedores de medicamentos llegarán mensualmente a Venezuela en 2019 “gracias a la alianza con Rusia y China que permite eludir el criminal bloqueo”.
El 4 de abril, el Ministerio de Salud emitió la resolución 075, publicada en la Gaceta Oficial 41610, que permite a las compañías farmacéuticas que no estén domiciliadas en Venezuela traer medicamentos que no se producen en el país.
El primer artículo señala: “Esta resolución tiene por objeto el establecimiento de un régimen especial, de carácter transitorio, a través de la implementación de medidas dirigidas a las empresas farmacéuticas no domiciliadas en la república Bolivariana de Venezuela, para la importación y comercialización de productos farmacéuticos no registrados en el país, ni aprobados como medicamentos de servicio en el territorio nacional, para atender oportunamente problemas de disponibilidad y acceso, dentro de los estándares de control sanitario”.
Esas personas jurídicas “interesadas en contribuir solidariamente con el combate al bloqueo económico y su repercusión en el acceso a medicamentos para la población de Venezuela” tendrán como opciones unas alianzas estratégicas con las empresas del Estado y la instalación y funcionamiento de Casa de Representación.
El informe de la ONG Provea Impacto y naturaleza real de las sanciones económicas impuestas a Venezuela, señala que según los economistas Mark Weisbrot y Jeffrey Sachs, las sanciones son las culpables del incremento en la muerte de unas 40.000 personas adicionales en el período 2017-2018, por motivos de salud: falta de medicinas y atención médica.
“Dicha afirmación es completamente falaz y debería empezar por preguntarse algo muy sencillo: ¿Por qué Venezuela no produce sus alimentos medicinas? ¿Por qué no se usaron parte del trillón, si, un millón de millones de dólares que ingresaron entre 1999 y 2015, para construir una industria farmacéutica estatal?”, dice el documento, elaborado por el economista Manuel Sutherland.
En vez de ello, el gobierno prefirió aumentar la importación de fármacos de manera indiscriminada “porque el negocio de la importación era apropiarse con base a fraudes de divisas ‘preferenciales’ mucho más baratas que en el mercado paralelo”.
La importación total de medicinas alcanzó la cifra de 3.200 millones de dólares en 2013, cuando en 1998 apenas fue de 222 millones de dólares, según el informe La enorme escasez de medicinas y el fraude en su importación, escrito en 2015 por Sutherland. “Con 222 millones de dólares se satisfacía la totalidad del mercado local y no había la escasez de medicinas que ya en 2013 se podía apreciar”.
El 28 de mayo, el gobierno de Estados Unidos aclaró que las sanciones impuestas al gobierno de Maduro no restringen la compra de medicinas, equipos y alimentos.