Cambio de imagen, por Aglaya Kinzbruner
Twitter: @kinzbruner
¿Estamos frente a un cambio de imagen? Nos referimos a un intento de Pdvsa de volver al antiguo sistema de salud que habían dejado perder. Pero, como decía Plauto, acta non verba, una cosa es anunciar algo que fue muy bueno y otra inscribirlo dentro de la actual política de «limosnología». El registro de «pedevesos» activos y pensionados, por ahora, se realiza por teléfono.
No estaría de más observar que habría más cosas que se pudieran hacer dentro de este posible cambio de imagen. No todo es producir más desembolsos para jubilados y pensionados y elevar los salarios, también habría que cobrar adelantos pagados en dólares contantes y sonantes que nunca generaron aquellos logros para los cuales estaban destinados.
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Nos referimos, por ejemplo, a los 18 millones de dólares pagados por anticipado a Danny Glover para que produjera una película, un biopic, sobre Toussaint l’Ouverture. La idea en sí era buena, ya que en ese tiempo no había película alguna sobre personaje tan interesante. Fue el primero en declarar el fin de la esclavitud en Haití y quien inspiró posteriores movimientos libertarios en todo el mundo. Pero Glover aun siendo un buen actor, en cuanto a productor y director no era ni es un Steven Spielberg o un Quentin Tarantino y mucho menos un Frank Ford Coppola.
¿Qué pasó? Pasó que cinco años después de recibir Glover los dólares, en el 2012, un francés, Philippe Niang se puso las botas e hizo una buena película llamada así, Toussaint l’Ouverture, en formato de televisión con una duración de tres horas para verla en dos tandas. O, ya que se encuentra en internet, verla toda de una vez, si se tiene la disposición. El protagonista de la película es un actor haitiano excelente Jimmy Jean-Louis e igual de excelente es la que interpreta a su esposa, Aissa Maga.
Como se le dio formato de TV, carece de las escenas más escabrosas de matanzas de esclavos, colonos y de pobres pobladores que se vieron mezclados en el conflicto y, por ende, se puede ver en familia. Cumple además la película con romper algunos clichés. Por ejemplo, aquel que enfatiza que la revolución estaba justificada por aquello de que los franceses fueron colonos crueles y perversos. Resulta que la hacienda en la que nació Toussaint pertenecía al conde de Breda. El gerente de la hacienda, Baillon de Libertat, supo reconocer la viveza e inteligencia de Toussaint y le enseñó a leer y escribir. Éste aprovechó de tal manera las clases que terminó leyendo a ¡los enciclopedistas!
¡Y pensar que esta película se hubiera podido filmar parcialmente en Venezuela! Solo habrían hecho falta unas nimiedades: documentarse bien, escoger a un productor y director adecuados y ponerle un poco de seriedad al asunto. Pero justamente eso, la seriedad es lo que nos ha venido en falta desde hace mucho tiempo. Tampoco nos ha ayudado tener una actitud muy laisser faire, con las deudas siguiendo quizás a un dicho muy antiguo:
Deuda vieja no se paga
Quien la paga es un loco
Deuda nueva se pone vieja
Y no se paga tampoco
Pues debiera haber alguna entidad oficial encargada de cobrar préstamos vencidos, viejas deudas al país. Por otro lado, sería muy hermoso de parte de Danny Glover si, motu proprio, devolviese ese dinero con la expresa finalidad que se utilice en pro de pensionados y jubilados que ¡tanto lo necesitan!
Aglaya Kinzbruner es narradora y cronista venezolana.
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