Cantatas y Bailantas Fuera de Tono, por Carlos M. Montenegro
La cosa musical de este régimen es definitivamente deplorable, les encanta hacerse los llanos y del pueblo, que seguramente lo fueron, pero lo que es ahora nada que ver, con ese populismo barato no aguantan una pedida y en un tarantín cualquiera, previo a los vociferantes discursos histéricos repitiendo la letanía de ese día, suelen aparecer grupos musicales con repertorios patrioteros con sus consabidas inspiraciones lisonjeando al gobernante orador y si está presente al comandante presidente por orden de escalafón.
Todos esos eventos suelen tener al menos un par de cosas en común: una que el léxico es lamentable y la otra, que los músicos siempre desafinan, hasta rapeando. Pero lo más fuerte es cuando el orador indefectiblemente se arranca a cantar “siguiendo el ejemplo que el ausente dio”, siempre, pero siempre desafinando. Pero lo peor de todo es que cuando el país está sufriendo lo indecible, estos personajes cantan y bailan con poco swing por cierto, las mejores canciones compuestas en otra época, además de manosear partituras populares, arrimándolas a su mingo, como cuando en 2014 la AN aún roja, rojísima, no se le ocurrió otra cosa a su Comisión Permanente de Cultura y Recreación, magino que tras intensos debates, que declarar oficialmente como 2° himno nacional y Bien de Interés Cultural de la República Bolivariana de Venezuela, la creación artística Alma Llanera.
Así que para olvidar los malos ratos que me da la música revolucionaria del siglo XXI, les cuento el interesante cuento de esa canción que jurungan como tantas otras con su característico exquisito mal gusto.
¿Cuántos de los que habitan en Venezuela al encontrarse lejos, si suena “Alma Llanera” no se les eriza la piel, mientras un escalofrío les recorre el cuerpo? Con los que sí, me incluyo.
Su historia es bien particular. “Alma Llanera” es parte de la zarzuela homónima en un acto y tres cuadros, original de Pedro Elías Gutiérrez (1870-1954) compositor y Rafael Bolívar Coronado (1884-1924) autor del libreto. Se estrenó en 1914 en el Teatro Caracas, “el viejo Coliseo de Veroes”. El montaje estuvo a cargo de la Compañía Española de Zarzuelas de Matilde Rueda primera actriz y productora, muy popular en la Caracas de entonces, y la Compañía de Opereta de Manolo Puertolas con los primeros actores venezolanos Jesús Izquierdo, “Izquierdito” (1881-1937) y nada menos que Rafael Guinand (1881-1957). El estreno fue todo un evento social, ya que por primera vez se anunciaba una zarzuela venezolana ambientada en la siempre conflictiva zona de Apure, donde el río Arauca sirve de frontera con Colombia. El tema generaba gran expectativa entre los politizados caraqueños que abarrotaron el teatro. Pero el resultado fue decepcionante; al parecer la historia de Bolívar Coronado no satisfizo a casi nadie, era un simple drama rural.
Años después el propio autor diría»De todos mis adefesios es la letra del Alma Llanera del que más me arrepiento». Sin embargo sucedió algo que nadie imaginaba: muchos asistentes salieron tarareando una canción que formaba parte de la obra, se trataba de un joropo cuya melodía desde el primer momento cautivó al público. La música de la zarzuela Alma llanera es composición original de Pedro Elías Gutiérrez, pero en la canción que tanto gustó, que adoptó el título de la obra, el maestro se había inspirado en la primera parte en el joropo Marisela del músico carabobeño Sebastián Díaz Peña (1844-1926) y en el vals Mita del compositor curazoleño Jan Gerard Palm (1831-1906) en la segunda.
En aquellos años sin radio comercial, la única forma de difundir la música era a través de las orquestas en teatros y bailes, o las bandas en retretas. Se da el caso, que el maestro Gutiérrez a la sazón era el director de la Banda Marcial del D.F. cuyos conciertos eran muy populares y también desde 1911 había sido nombrado Inspector Nacional de Bandas Militares; para todas hizo arreglos del joropo, lo cual era un buen medio de promoción y difusión popular; además, en Caracas había un bailarín de variedades muy conocido llamado Mamerto, que incluyó la pieza en su acto, difundiéndola aún más. Subsistió como “Alma Llanera” y su fama fue creciendo hasta nuestros días. Es sin duda la pieza más universal de la música venezolana; la han grabado orquestas sinfónicas, de baile y cantantes de todos los géneros como los Hermanos Chirinos, Julio Iglesias, Gilberto Santa Rosa, Plácido Domingo y hasta Hollywood, en 1944 la incluyó en la superproducción “Escuela de Sirenas”, con Esther Williams como protagonista. Pero la Asamblea Nacional escarlata, descubrió en 2014 su importancia.
Otro día les echo el cuento del tercer himno Nacional.
Sin óbice ni cortapisa
Si un usurpador ilegítimo de la presidencia puede pedir asistencia militar a Rusia ¿qué le impide a un presidente interino legal, hacer lo mismo, con la aprobación de la AN legítima, y con todas las de la ley?
¿Y, por qué no la pide ya?