Caracas sigue sin cepillo ni escoba
Autor: Daniel Palacios Ybarra
Caracas, sucursal del cielo; la de los techos rojos. Ciudad de la furia o cuna del Libertador. Son algunas de las frases que identifican, para bien o para mal, a la capital de Venezuela. A este rosario de adjetivos se puede sumar cualquier otro referente a la limpieza de sus calles, el mantenimiento de las áreas comunes y el servicio regular de aseo urbano que presenta fallas en comunidades de difícil acceso y hasta las más transitadas. Especialmente las de los municipios Sucre y Libertador, por el crecimiento desproporcionado de su población en los años 80 y 90, que devino con el tiempo en un caos urbano heredado hasta nuestros días.
Pasear por el bulevar de Sabana Grande, el parque Sanz de El Marqués o el corredor principal de Santa Paula puede resultar placentero, ante la desventajosa situación de Catia, La Vega, Caucagüita y algunas zonas de Petare, donde la basura esparcida parece parte del mobiliario urbano. Sin embargo, este año 2016 trajo una notable mejoría en los barrios La Alcabala y La Parrilla, así como las calles principales e internas de Los Ruices, Macaracuay y La California, todos del municipio Sucre.
Libertador, entretanto, sigue reportando picos de mal servicio, señaló el concejal Rogelio Díaz.
«Jorge Rodríguez parece más rector del CNE, atendiendo a las responsabilidades de su antiguo cargo, que alcalde de Libertador. Eso explica el nivel de contaminación que hay en las calles de nuestro municipio e incluso el deterioro del vertedero de Las Mayas. Los vecinos reportan fallas en el cumplimiento del cronograma de recolección, mas no en la puntualidad con las que le cobran el servicio», denunció Díaz.
Richard Blanco, diputado de la Asamblea Nacional, también cuestionó al alcalde. «¿Cómo hacemos con la basura de Jorge Rodríguez en el municipio Libertador? Si no la recoge, nosotros sabremos qué hacer con la basura de Jorge Rodríguez. La basura que sacamos de la casa debe recogerla el alcalde, para eso pagamos impuestos!», expuso el parlamentario en la red social Twitter.
SOSTENIBILIDAD
Para Vladimir Valera, ingeniero especializado en Planificación y gestión Ambiental, la administración de desechos sólidos carece de una política de Estado orientada al desarrollo sostenible, que mejore la situación de El Hatillo, Sucre, Baruta, Libertador y Chaca. ¿Por qué Caracas está tan sucia?, es la pregunta clave.
«Obedece a la falta de planificación, especialmente en Libertador, donde se observa más suciedad, aunque los otros municipios no escapan de eso. Chacao es un territorio pequeño, mejor urbanizado y desarrollado, con un mejor sistema de gestión de desechos. Pero en el caso de Libertador y Sucre surgen los grandes problemas porque crecieron de manera no controlada. La ciudad en general tampoco. Nos encontramos con una población percápita que genera 1 kilogramo de desechos por día», explica Valera, quien fue profesor e investigador en las áreas de Economía ambiental y Recursos naturales en las universidades Metropolitana, Simón Bolívar y Católica Andrés Bello.
Ahora radicado en Costa Rica señala que hay ciudades con más o menos población que Caracas, «pero de cualquier manera tienen una administración correcta de los desechos sólidos. Necesitamos aprender sobre el manejo de esos desechos, que van pasando por diferentes fases de almacenamiento, transporte, pasando o no por un proceso de segregación (separación de origen) hasta la disposición final en el relleno sanitario».
En el caso de Caracas: La Bonanza, ubicado en Valles del Tuy, que debe ser administrado con criterios técnicos de ingeniería y «no como una bodega donde cualquiera puede tomar decisiones al respecto», alega el experto.
CHAO LA BONANZA
Para Valera es evidente el deterioro del relleno sanitario de la capital, que actualmente recibe al menos 4.000 toneladas de desperdicios al día y cuya vida útil se prevé es de tres a cinco años. Ante esa situación es necesario buscar alternativas, advierte.
«El problema de nuestra ciudad es que es un área densamente poblada, con una topografía que hace difícil encontrar un lugar adecuado para un nuevo relleno. Eso obliga a irse más allá de los límites del área metropolitana de Caracas. Eso también significa otro problema, que es el costo de transporte y disposición. Pasa en Costa Rica, Argentina, Venezuela y en cualquier parte del mundo que cuando se va a analizar un área para disposición final siempre se trata de considerar el área que ya esté impactada para no afectar un lugar distinto», agrega Valera.
Por eso considera que si existe la posibilidad de que los terrenos adyacentes a La Bonanza se puedan ocupar para continuar la operatividad, bienvenidos sean. Así no habría que hacer grandes esfuerzos en términos de infraestructura, añade. «No sería el mejor lugar desde el punto de vista técnico, porque presenta una falla geológica bien importante, pero sería preferible que impactar otros lugares para tales fines. Hacia Filas de Mariches se ha buscado alternativas, pero ha sido complicado», concluye el ingeniero venezolano, quien actualmente se desempeña como profesor de maestría en el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza, en Costa Rica.
HABLA EL ESTE
Mientras se resuelve el destino de La Bonanza, la preocupación en Baruta, Chacao y El Hatillo apunta a no desmejorar el servicio de aseo urbano.
Jimena Monsalve, vecina de Campo Alegre, en el municipio Chacao, explica que «al principio de la gestión de Ramón Muchacho se notaba un Chacao muy sucio. Ahora ha mejorado un poco, es visible y debe reconocerse para que sigan mejorando cada vez más, pero creo que deben multiplicar los esfuerzos porque sigue estando por debajo de las gestiones anteriores. Nos encontramos además, en la mañana, con un camión de la empresa recolectora que entorpece el tráfico».
Enmanuel Santamaría reside en el sector Monterrey desde hace cinco años, en el municipio Baruta. Señala sentirse conforme con el servicio de aseo urbano.
Pero aclara «que en el barrio Las Minas no es igual de limpio. Quizás ahí es donde están las oportunidades de mejora. Pero particularmente en Monterrey cumplen regularmente con el cronograma de lunes, miércoles y viernes a recoger los desperdicios. Pero la gente se ha acostumbrado a colocar la basura justo en las paradas de autobuses, que son lugares que no corresponde, y ahí debería actuar la alcaldía para identificar los lugares correctos, que no afecten al peatón, ni a nadie».
Marlene Sanabria, vecina de Alto Hatillo, considera que regularmente El Hatillo es un municipio limpio. «Es difícil, de pronto, encontrar basura en las calles principales. La plaza Bolívar, como punto de encuentro turístico, sigue atrayendo gente porque es seguro. Hay orden y limpieza. En nuestro sector no hay reportes por fallas en los horarios. En términos generales, es muy bien».
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