Caravaggio y el Jubileo 2025, por Valentina Rodríguez

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-Hoy fui a Santa María del Popolo
-¿Viste los caravaggios?
La primera vez que visité Santa María del Popolo fue para hacer tiempo mientras llegaba la hora de encontrarme con una amiga. No era consciente de dónde estaba ni qué había ahí. Al entrar en la iglesia me sentí conmovida, toda la frustración y tristeza que me llevaron a Roma en esa oportunidad salió a flote y empecé a llorar frente a un cuadro. Me quebré delante de La Crucifixión de San Pedro de Caravaggio. Ese día entendí el poder y majestuosidad de la obra de Michelangelo Merisi.
El pasado 7 de marzo, como parte de las actividades del Jubileo 2025 (Año Santo), se inauguró en el Palacio Barberini de la capital italiana Caravaggio 2025, una muestra que reúne más de una veintena de obras que abarcan gran parte de la producción del artista; entre ellas, el recién descubierto Ecce Homo y el Retrato de Maffeo Barberini.
Michelangelo Merisi, conocido como Caravaggio (1571-1610), el máximo exponente del tenebrismo, es también una de las cancelaciones más sonadas de la historia del arte. Su trabajo escandalizó a muchos, buena parte de sus pinturas fueron rechazadas por sus clientes. El realismo de sus figuras religiosas y el uso de prostitutas y mendigos como modelos, eran los principales reproches a sus lienzos. Tuvo tantos detractores como protectores. Al morir fue lanzado al olvido: su obra resurgió en el siglo XX, cuando se reconoció su importancia en el desarrollo del arte occidental.
«Fue resucitado por el comunismo italiano, quienes encontraron en sus escenas la verdad que buscaban después de la Segunda Guerra Mundial», asegura el periodista español Peio H Riaño.
De acuerdo con la nota de prensa sobre la muestra, la exposición pretende ofrecer una «nueva y profunda» reflexión sobre la «revolución artística y cultural» del artista barroco, «explorando por primera vez en un contexto tan amplio la innovación que introdujo en el panorama artístico, religioso y social de su época».
«Peregrinos de la esperanza» es el lema del Jubileo 2025 y aunque la esperanza no sea parte de la obra del artista del tenebrismo –Caravaggio no fue precisamente un peregrino de la esperanza, pero sí la practicó: murió con la esperanza de regresar a la Roma pontificia–, celebro que en este año de «liberación y restauración» se vuelva a su vida y obra, ejemplos –y detonantes– de liberación, reparación y transición.
PD: La exposición en el Palacio Barberini no incluye las pinturas de Caravaggio expuestas en las iglesias, estas permanecen en sus propios espacios a disposición de los visitantes y peregrinos.
Valentina Rodríguez es licenciada en comunicación social y magíster en arte contemporáneo.
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