Caricuao, por Teodoro Petkoff
Pésimo signo este de Caricuao, el sábado pasado. A la acción violenta de las patotas chavistas, que atacaron el acto opositor a realizarse en la popular urbanización del suroeste, se sumó la utilización descarada de las instituciones del Estado para sabotear la concentración. La ruta Caricuao del Metro fue cerrada, de modo que por esta vía no se pudo llegar a la zona. El acceso por la calle fue cerrado por un “megamercado”, cuya instalación fue anunciada el viernes a las 9 de la noche por un teniente del Ejército, quien dijo tener instrucciones de montarlo al día siguiente.
Desde las primeras horas del sábado se hicieron presentes efectivos de PoliCaracas y de la Disip, acompañados en amable contubernio por tupamaros, que comenzaron a hostigar a quienes se acercaban al lugar del mitin, para luego proteger a los energúmenos que destruyeron la sede de AD, bloqueando antes todas las calles de acceso a la concentración, de modo que los pobladores de la zona no pudieron llegar hasta ella. En dos platos, el Metro, transporte público estatal, fue utilizado para obstaculizar un acto de la oposición; la Fuerza Armada “Nacional” (¡qué vergüenza, carajo!) fue utilizada para sabotear un acto político de otros venezolanos; dos cuerpos policiales pagados con nuestros impuestos, operaron con el mismo fin. Esta vaina es intolerable.
Nos dirigimos a usted, José Vicente Rangel, de quien es fama que ingresó a la política indignado cuando, todavía adolescente, presenció en Barquisimeto, durante el trienio post 18 de octubre, cómo bandas de cabilleros adecos destruían un mitin de Jóvito Villalba a palo limpio. ¿Ustedes se van a comportar igual? ¿Ustedes van a consagrar esa aberrante disposición de apartheid político que niega a unos venezolanos el uso de su propio territorio?
¿Ustedes van a continuar ahondando esa brecha infame que hoy existe entre los propios venezolanos? ¿Ustedes van a utilizar desvergonzada y ventajistamente las instituciones públicas, incluyendo las policiales y las militares, para favorecer los fines políticos de su propia parcialidad?
Lo de Caricuao no fue una refriega más, una de esas típicas bataholas entre adversarios políticos, que ocurren en todas partes, sino una muestra abierta de un estilo político violento, ventajista, abusivo y, sobre todo, cobarde, desterrado de nuestro país hace más de medio siglo, precisamente porque quienes lo propiciaron, entre 1945 y 1948, comprendieron que no habían hecho otra cosa que sembrar vientos.
En Caricuao, el peso del aparato estatal fue descargado contra un modesto acto político, contra un “mitin de barrio”. ¿Eso es lo que nos espera en la campaña para el referendo revocatorio? ¿La FAN va a ser utilizada para sabotear mitines de la oposición? ¿Las patotas tupamaras y carapaicas serán las encargadas de ejercer la represión, protegidas por unas policías que se harán las locas?
Mal signo esto de Caricuao.