Carnavales 2024: una comparsa de oportunidades para jóvenes de la comunidad de Monterrey
Más de 7.000 niños, adolescentes y jóvenes han mejorado sus vidas por la labor de la fundación Mano e’ Tambor. De igual forma unos 620 niños en situación de calle han recibido apoyo, según Marcos Sosa, presidente de la fundación
Adriana Materano
Al son de los repiquetes, el bombo y la charrasca, el pasado 11 de febrero la comunidad de Monterrey del municipio Baruta dio inicio a sus comparsas. La misma estuvo integrada por unos 150 niños, niñas y adolescente de 49 comunidades que, bajo la visión de disfrutar y celebrar sanamente las fiestas de carnavales, prepararon una comparsa que llegó hasta la plaza del municipio Baruta
Con el ¡Piiii!, ¡Piiii!, el ARI Móvil de la Alianza Rebelde Investiga, integrada por los medios digitales de El Pitazo, TalCual y Runrun.es, anunció su llegada a la comunidad. Cinco adolescentes, entre los 13 y los 16 años, recibieron al camión dispuestos a ayudar a sacar las cornetas, conectar los equipos y compartir sus historias de cambio y superación.
Mano e’ Tambor es el nombre de la fundación a la que estos jóvenes pertenecen. Al igual que muchas otras fundaciones del país, desde su creación en el 2002 apuesta por mejorar las vidas de los niños y adolescentes de comunidades de las zonas populares de Baruta. Con el repicar de los tambores, las danzas tradicionales y las celebraciones de las fiestas culturales, Mano e’ Tambor corrige el comportamiento de jóvenes de sectores populares.
Desde las 11:00 a.m. el camión de información sirvió de antesala, mientras los chicos y chicas, integrantes de la organización, afinaban los últimos detalles. A la par que se integraba con la comunidad, el ARI Móvil iba descubriendo un relato en común: la fundación ha sido una herramienta de muchos padres para mejorar la conducta de sus hijos y permitirles proyectarse en el futuro.
Personas de la comunidad Monterrey, y de comunidades cercanas al área metropolitana, estuvieron a la espera del bochinche y la alegría que los jóvenes impartían. Incluso, representantes de la alcaldía del municipio Baruta, hicieron presencia como muestra de apoyo a la celebración cultural.
En conversaciones con el ARI Móvil, los representantes de la Alcaldía recordaron la importancia de esta fundación para las más de 49 comunidades populares y para el municipio de Baruta. En 2017 fue nombrada como Patrimonio Cultural Inmaterial de Baruta.
Además de recibir este nombramiento y ser representante a nivel legal cultural del municipio Baruta, Mano e’ Tambor cuenta con premios nacionales e internacionales que visibilizan su impacto en las comunidades, entre los que destaca ser el Mejor Proyecto a Nivel Mundial de Prevención al Delito ganado en el año 2012.
Oportunidad para zonas populares
Desde el 2002, Mano e’ Tambor organiza comparsas para celebrar exclusivamente los cuatro días de carnavales. Al ser la celebración más grande para la fundación, a los pocos días de culminar el carnaval de un año, los líderes comienzan a planificar el del año siguiente.
Aunque la fundación tiene mucho apoyo de la comunidad, Marcos Sosa, presidente de Mano e’ Tambor, comentó que en sus inicios hubo resistencia por la inusual apuesta pacífica y reformadora que compartían. «La gente veía raro un carnaval con disfraces en un barrio, en tiempo de carnaval, donde por lo general hay pura violencia», expresó.
A la 1:00 p.m. la comparsa salió desde la sede de la fundación, una casa de ocho pisos construida por Marcos Sosa para sus familiares, la cual ha adaptado con la intención de tener un lugar donde ensayar, decorar las fantasías, dar charlas sobre educación sexual y el no consumo de drogas.
Además de reformar la conducta, la fundación ha dado refugio a niños, adolescentes y jóvenes que han estado en situación de vulnerabilidad y que han recaído en el consumo de drogas. Marcos Sosa analizó la situación y comentó que en la actualidad, una de las causas que han desatado los casos de niños y jóvenes en situación de calle es la migración de muchas madres y padres.
«La migración ahorita es una de las causas principales. Las madres se van y dejan a los niños y adolescentes con las abuelas; estas personas no pueden controlar a los niños», expresó Marcos Sosa, quien además explicó que esta realidad desata comportamientos rebeldes en adolescentes afectados por sus situaciones familiares.
Con cánticos originales y coreografías bien aprendidas, los jóvenes marcaron el ritmo en el que no solo las niñas y adolescentes de la organización bailaron y exhibieron sus fantasías, sino que además, generaron bailes espontáneos con los transeúntes que se toparon.
«Eso es lo que nos hace sentir alegres, que las personas se vayan incorporando con nosotros», comentó Sebastián, un adolescente de 13 años que desde los 10 es miembro activo de la fundación.
«Todos estamos por una causa»
Sebastián, al igual que muchos de los niños y adolescentes de la fundación, entró con problemas de conducta. Mientras recordaba su pasado, este joven comentó reflexivo que anteriormente no hacía caso a sus padres, que salía de su casa hasta altas horas de la noche y que muchas veces se vio tentado a no volver a ella.
Ardilla, como también le suelen decir, es un adolescente que ahora disfruta hacer bailar a los demás con el repicar de sus tambores. Quiere ser ingeniero y se siente orgulloso de haber mejorado su comportamiento.
La mayoría de estos jóvenes han encontrado en los tambores una oportunidad para cambiar sus vidas. A través de la música logran experimentar una nueva forma de conectarse con los demás y una alternativa sana de sentir alegría y felicidad. «Cuando tocas sientes la alegría, cuando te salen ampollas sientes que estás vivo, cuando tocas y bailas sientes más alegría», expresó animado Marcos, otro joven miembro de la fundación.
Montado en el ARI Móvil, Marcos reflexionó junto a sus compañeros sobre cómo la organización ha cambiado sus vidas y cómo todos los miembros están en la fundación «por una causa».
La causa y motivación de Marcos Sosa, director de la fundación, fue el querer mejorar su entorno, eliminando la violencia con la que creció en el barrio donde vivió desde su niñez hasta los primeros años de su juventud. A sus 19 años de edad vio en la alegría musical una oportunidad para los jóvenes de su barrio Ojo de Agua.
Sosa explicó que para combatir los hechos de violencia y muertes que se vivían en los carnavales del barrio, decidió armar comparsas muy coloridas con la intención de llamar la atención de la comunidad y hacerles ver los beneficios de generar sonrisas y disfrute manteniendo la paz, en lugar de exponer las vidas de los jóvenes.
Aunque la intención era buena, Sosa narró cómo las primeras veces fueron víctimas de violencia. «Las primeras veces salíamos casi desnudo porque nos mojaban y no nos respetaban», contó mientras terminaba de atornillar la fantasía de una niña bailarina de la fundación.
Pese a que iniciativas como la de Mano e’ Tambor incentivan una cultura de paz y disfrute de fiestas populares, este mismo año varios hechos de violencia se contabilizaron durante la celebración de los carnavales en todo el país.
Una fundación que lucha
Además de las festividades de carnavales, Mano e’ Tambor es una fundación que celebra fechas tradicionales como la Cruz de Mayo, los Tambores de San Benito, entre otras. De igual forma ha desarrollado un programa de deporte pensando en los jóvenes que no sienten afinidad por la música.
Para la ejecución de cada una de las actividades que planean durante el año, los organizadores de la fundación comentaron que logran llevarlas a cabo gracias a alianzas y aportes de los padres de los jóvenes, la comunidad y de sus fundadores. Al mismo tiempo, Sosa denuncia que, pese a la labor de impacto que realizan, no reciben apoyo de entes gubernamentales o privados.
«Nosotros no nos vemos, para ojo de ellos, como una fundación que necesita porque siempre estamos organizados, porque siempre sacamos el trabajo tengamos o no tengamos», expresó Sosa, quien además cree que no reciben apoyo económico porque ellos no exponen la pobreza de las comunidades, al contrario, realzan la alegría y el cambio de los jóvenes.
Para Mano e’ Tambor es un sueño contar con recursos públicos y privados, porque creen que son una solución viable a la problemática de violencia juvenil que años tras años incrementa en las zonas populares en el país.
Preparados para iniciar su recorrido, los niños, niñas y adolescentes brindan una emotiva sonrisa a los espectadores que aplauden, animan y bailan la característica samba venezolana. «Somos Mano e’ Tambor», gritaron los más de 150 jóvenes que integraron la comparsa mientras, al comenzar a descender la avenida principal de la comunidad Monterrey junto al ARI Móvil.