Carnicería equina, por Jesús Elorza
Este lunes 8 de junio se confirmó la muerte del caballo Ocean Bay, doble coronado y estrella del hipismo venezolano tras ser encontrado descuartizado. El animal fue sacado de su puesto en el Haras La Alegría, en el estado Carabobo, donde cumplía su rol de semental.
No existen noticias referentes a las personas que secuestraron a Ocean Bay y a otra yegua del mismo establo de La Alegría, que está ubicado en Güigüe, estado Carabobo. Ambos fueron encontrados descuartizados esta semana. La misma circunstancia sucedió hace unos meses cuando la yegua madre de Ocean Bay fue secuestrada presuntamente para comérsela sino pagaban el rescate.
Ocean Bay es recordado por haber ganado las dos primeras carreras de la Triple Corona del año 2016. En general, en 15 participaciones logró 8 primeros, 3 segundos y dos cuartos, convirtiéndose en uno de los caballos con más prestigio del país.
El campeonato Triple Corona es la suma de tres carreras clásicas disputadas por caballos tres añeros en el país. Son el Clásico José Antonio Páez, el Clásico Cría Nacional y el Clásico República Bolivariana de Venezuela, este último el más importante. Para las dos primeras carreras el entrenador Ramón García Mosquer fue el encargado de preparar a Ocean Bay.
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Este lamentable e indignante hecho no es nuevo. «La Carnicería de Equinos» como se le conoce en el medio para referirse al secuestro y asesinato de caballos, es de larga data. Recordemos que uno de los primeros casos donde un caballo fue hallado desmembrado fue en julio del año 2016, específicamente en el Zoológico de Caricuao en Caracas. En Maracay al menos tres equinos, pertenecientes a la Facultad de Veterinaria de la UCV fueron asesinados y posteriormente desmembrados para consumirlos en el estado Aragua, en solo ocho meses, en el 2018, hecho criminal que año tras año se sigue presentando en ese campus universitario.
La industria del hipismo nacional se encuentra hoy azotada por el flagelo de la inseguridad, la crisis económica, el deterioro de la infraestructura, la falta de mantenimiento, el manejo corrupto de las premiaciones, la expropiación de haras y la proliferación de las mafias delictivas que operan en este entorno con el cobro de peajes y vacunas ha provocado el cierre o la quiebra de los hipódromos que operan en el país, la salida hacia otros países de calificados preparadores, jinetes y el retiro cada vez mayor de propietarios quedando el manejo del negocio hípico en manos de enchufados protegidos del régimen que solo buscan enriquecerse ilícitamente en el menor tiempo posible.
Sin lugar a dudas, esta «revolución» de pacotilla del siglo XXI redujo el 5y 6 a un dantesco espectáculo de secuestros y asesinatos de animales.