Carta abierta a mis amigos chavistas de buena fé, por Bruno Gallo
Los que nacimos en el siglo de los grandes saltos y de las grandes vergüenzas para la humanidad. De los pequeños pasos y los grandes abismos para el hombre. De las grandes mortandades mecanizadas e industriales, los millones de Hitler y los millones de Stalin y los millones de Mao… Los cientos de miles de Pol Pot y de Pinochet, de Videla o Fidel… Los muertos olvidados, los que no cuentan ni son contabilizados, por el color de la tez o por el turbante, por los ojos oblicuos o los pies descalzos…
Nosotros los del siglo XX, el siglo de las vergüenzas. Estamos ante el nacimiento de una nueva vergüenza, con las mismas y altisonantes consignas, el mismo hombre nuevo, ario o mejorado. Las mismas cercas para separar buenos de malos, los mismos disfraces para mimetizar malos entre buenos. Estamos ante una nueva vergüenza y ¿no podemos verla?
¿Esperamos que alguien dentro de 20 años, o 30 o 40, denuncie los crímenes de Stalin o revele la ubicación de los hornos de Hitler… Que alguien, un aún no nato, nos grite su vergüenza? Nos pregunte ¿qué hicimos para evitar que el partido, no el partido de otro, sino el partido en el que militabas, construyera está penosa e indigna manera de robar la dignidad de TODOS?
¿Se repite la historia? Cuando vinieron por otros, volviste la mirada, cuando vengan por ti, no habrá nadie que mire.
Requesens, no es un asesino y ustedes lo saben… Requesens no está en sus cabales en esa «confesión» y ustedes lo saben. La cara narcotizada, los brazos inquietos, la tradición KGB, heredada por el G2 salta a la vista y ustedes lo saben… Apesta a Goebbels, a Stalin… Apesta a las peores vilezas de la historia …y ustedes lo saben.
Esta historia de atentados y represión, este guión manido, está excusa perfecta, este resbalón habilitante de la arbitrariedad, está patente de corso para el abuso, este festín de excesos, este asqueante torneo de bajeza, está evasión de la verdad: del hambre, la incapacidad, la corrupción, los hospitales de la muerte de mengua, de la escasez, los salarios de hambre, el trabajo sin dignidad, la muerte en cuenta gotas.
La unidad no se sienta en ninguna mesa, no es un pacto burocrático, la unidad es una realidad que traspasa el maniqueísmo que nos divide, nos une el infortunio, nos divide una trampa, una tramoya.
La unidad es por la base, en la calle, en la fábrica, en el hospital. La unidad en el hambre, en la sed, en la cola del autobús que no llega, en el tumulto del metro, la unidad en la caja que no alcanza ni alimenta… La unidad espera por ti para estar completa
Los cerdos se convierten en humanos, los humanistas se transmutan: son nazis. ¿Hasta dónde los acompañarás?
Detengamos esta vergüenza. Vamos juntos!!!