Carta-balada a mi hermana Margot Pérez Marcano, por Héctor Pérez Marcano

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Yo no sabía que la tristeza puede horadar los corazones. Tu partida me ha revelado ese sentimiento y mi corazón ahora sigue latiendo por inercia. Este 8 de septiembre «Vallita» no tenía la sonrisa que siempre tiene nuestra Virgen en su día. Ella sabía que partirías para siempre. Lo sabía por el comportamiento de las piraguas que estaban tan tranquilas; también se portaban diferentes los «Tres puños».
«Vallita» reflejaba su tristeza y veía que las balandras tampoco se movían y que las «Botavaras» no obedecían como siempre y era mayor la inquietud de los Coro-coros. En las salas de Bingo no oirán tu alegre risa y añorarán el cabeceo de gaviotas y veleros.
Saben que no acudirás más a Playa Parguito; tampoco verás más los atardeceres de Juan Griego. Y los jugadores de «Truco» moderarán su soez lenguaje y no se delatarán al pegar «El Truco» luego no recibirán la dura respuesta que el desafío implica así no podrán ripostarte con la energía que implica la jugada ni aceptar el «Retruco».
No encontrarás, porque se han marchado «Licho», «Fucho», «Pachicho», «Meche» y «Maneque» quedará frustrado con su «Venga a mí que tengo flor». Aun cuando la jugada desafíe la perfección del David que asombrado contemplé en Florencia.
Héctor Pérez Marcano fue dirigente político y diputado del Congreso de la República.
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