Cárteles y soberanía, por Fernando Luis Egaña

Mientras los cárteles manden en un país, la soberanía de ese país será una dolorosa caricatura
¿Qué pasa cuando en un país mandan los cárteles de la criminalidad y más en específico del narcotráfico?
Lo primero que pasa es que se pulveriza la soberanía nacional. La soberanía territorial, desde luego, pero sobre todo la soberanía popular, la que reside en el pueblo y se ejerce y respeta a través del voto.
Hay casos en los que los cárteles tienen mucho poder, pero al mismo tiempo hay un Estado con legitimidad democrática que los combate, con mayor o menor éxito. La soberanía queda muy comprometida pero no extinta.
Hay realidades en las que la criminalidad es dueña del poder. Habrán parapetos de seudo-instituciones, pero quienes cortan el bacalao son los criminales disfrazados de gobernantes.
«La soberanía es sagrada», proclaman los que la han destruido y los que convalidan esa destrucción. ¿O es que perpetrar un fraude colosal de carácter electoral, no es aplastar la soberanía popular?
Y esos fraudes continuados, con todos los maquillajes y galimatías que buscan tapar el sol con un dedo, pueden lograr que la verdadera soberanía se pudra, y en esa tratativa no faltan algunos o muchos de los que se rasgan las vestiduras en defensa de los derechos democráticos.
La soberanía de un país no debe ser un burladero para la propaganda incendiaria, que siempre se transmuta en violencia. O para reforzar la represión y el desprecio por los derechos humanos. O para que personajes de toda índole intenten acomodarse al poder, a cuenta de un falso patriotismo.
Mientras los cárteles manden en un país, la soberanía de ese país será una dolorosa caricatura. La soberanía de un país está en la voluntad del pueblo. Reconocer esa voluntad y hacerla viva, es el fundamento de la soberanía.
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Fernando Luis Egaña es abogado (UCAB). Exministro de Información.
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