Carter sobre la mesa, por Teodoro Petkoff
Ayer la Coordinadora Democrática, a través de sus representantes en la Mesa de Negociación y Acuerdos, presentó, finalmente, una proposición concreta para abrir el camino hacia una solución electoral, pacífica y democrática a nuestra grave crisis. La CD hizo suya, con algunos retoques, una de las dos fórmulas que confeccionó Jimmy Carter: la de la enmienda constitucional dirigida a acortar el período presidencial y hacer así posible el adelanto de elecciones. De modo que, por fin, sobre la Mesa se abrió una carta. Del limbo de las generalidades se aterrizó en la pista de lo específico y definido. Ya hay, pues, un balón en juego. Y, a propósito, ahora está en la cancha del gobierno.
No hay manera de exagerar la importancia del paso dado. La prueba del pudín es comérselo. La prueba de la voluntad negociadora es proponer cosas sobre las cuales negociar. La CD ha dado un tranco enorme para evidenciar su voluntad democrática y para desmarcarse de opciones no democráticas, que tanto daño han hecho al país y a la propia oposición.
La CD ha creado un hecho político de incidencia nacional e internacional.
Nacionalmente, ha fijado una línea, ha trazado un rumbo y le ha dado a la poderosa masa opositora algo más que una mera consigna emocional; le ha dado una definición política movilizadora. Ha dicho, con claridad que el camino es el de la negociación y el de la paz, el de la búsqueda de una solución construida entre las partes en pugna. Internacionalmente, al asumir una de las fórmulas Carter, que no son desconocidas ni para la OEA ni para el Grupo de Amigos, la CD ha marcado el terreno de juego, ha tirado las líneas de cal entre las cuales debe desarrollarse la partida. El Grupo de Amigos no llega a explorar el campo sino que encuentra en éste puntos de referencia, boyas que pueden orientar su navegación.
Ahora bien, al destrancar la negociación no es superfluo recordar que esta no es un torneo de dogmatismos sino un proceso necesariamente flexible. La proposición de la CD sobre la enmienda debe ser considerada como un punto de partida. En una negociación las partes no pueden aspirar a obtener todo lo que quieren. Una negociación fecunda es aquella en la cual se va configurando una solución mediante el intercambio de concesiones mutuas. Esto significa que la comisión negociadora debe contar con un voto de confianza que le dé un margen para la acción y el regateo. TalCual, por lo pronto, se lo da.
Janet Kelly ha escrito hoy (El Nacional, A9) un lúcido artículo del cual queremos copiar un párrafo que resume nuestro pensamiento. “Lo más probable es que el diseño de la salida electoral sea negociado en sus detalles en la Mesa y no en la calle. Es vital que la gente entienda las consecuencias de las distintas opciones para que no sigan defendiendo proyectos inviables, costosos o riesgosos… Es necesario hacer un trabajo de desmovilización emocional para que la disciplina prive sobre el anarquismo y la competencia malsana entre modelos electorales distintos”. Es una tarea para la Coordinadora Democrática, ahora que comienza a rescatar su condición dirigente de algunas manos que la transformaron en una mera franquicia para promover planes particulares, no muy santos que se diga.