Cecodap ofrece atención psicológica gratuita para niños y adolescentes ante crisis
El psicólogo Abel Saraiba recomienda a los adultos explicarle a los niños lo que sucede porque no es conveniente «mantenerlos en una burbuja» que no se corresponde con la realidad
La ONG Cecodap está ofreciendo un servicio de atención psicológica gratuita para niños, niñas y adolescentes durante los días miércoles, jueves y viernes con un esquema especial para asistir a las familias frente a la emergencia y el colapso de los servicios básicos que aún persiste en el país.
Las familias que requieran utilizar este servicio o se encuentren en un caso de emergencia pueden comunicarse a través de los teléfonos 0424- 2842359 (whatsapp y sms) y por el número (0212) 952.6269, además del correo electrónico cecodap.creciendosinviolencia@gmail.com
Recomendaciones para gestionar la crisis
Zonas que suman más de 100 horas sin energía eléctrica, otras que llevan más de una semana sin servicio de agua, escasez de agua potable y de alimentos, problemas para comunicarse con familiares que incluso viven en la misma ciudad y la suspensión continua de las actividades escolares ha sido parte del panorama de los venezolanos.
En medio de este contexto donde se han presentado situaciones extremas, el psicólogo Abel Saraiba, coordinador del Programa Creciendo sin Violencia de Cecodap, propone algunas ideas para ayudar a padres y familiares a gestionar esta situación con niños y adolescentes.
El psicólogo recomienda que tanto padres, madres, hermanos, familiares y vecinos afectados expliquen desde el principio que esto trastoca la dinámica habitual de vida. «Como padres o adultos tenemos la responsabilidad de poder ayudar a los niños y adolescentes a identificar sus propias emociones, aunque para ello también debemos hacerlo nosotros», por lo que señala que es importante reconocer y crear espacios dentro de la misma casa para la distensión, para expresar la rabia, la tristeza y la frustración pero como adultos es importante buscar cómo canalizarlo para sobrellevar lo que ocurre.
Saraiba explica que aunque nadie estaba suficientemente preparado para esta situación, sin embargo, hay que dar suficiente información a los niños y adolescentes que estén en casa, «ofreciendo respuestas hasta donde tenemos alcance. Esto pasa por explicar lo que conocemos y admitir o buscar información sobre lo que no conocemos, alertar que esta situación puede extenderse por más tiempo y debemos tomar previsiones».
También considera importante que parte de esta preparación implica explicarles por qué no hay la posibilidad de elegir ciertos alimentos, o por qué no se puede utilizar el servicio eléctrico o el agua de la manera habitual. «Si les damos información les facilitamos entender lo que sucede, en un momento donde resulta inconveniente procurar mantenerlos en una burbuja de cristal» porque lo que viven en la realidad no puede ocultarse, ni disimularse.
Una de las cosas que el psicólogo recomienda a los adultos que están en casa es que generen espacios de juego porque para los niños y adolescentes es la mejor vía por la que ellos puedan explicarse, procesar y manejar su realidad. «No solo se trata de un tema recreativo -aún cuando la recreación sea importante- sino que es clave que los niños puedan jugar para que estos espacios les permitan mitigar de la mejor forma posible la ansiedad que genera no saber o en algunos casos entender completamente qué es lo que está pasando.
En plena contingencia, cuando la situación se hizo más crítica, es probable que muchos adultos hayan actuado o se hayan expresado de manera hostil con los niños, por lo que Saraiba señala que siempre es importante reconocerlo y disculparse . «Es muy importante no culpabilizar a nuestros niños y adolescentes o familiares por lo que está sucediendo. Si no explicamos lo que nos pasa, puede que los niños y adolescentes piensen que estamos de esta manera por su culpa, y que la ansiedad que se desprende de esa situación los lleve a comportarse de forma que nos genere mayor hostilidad».
En medio de este contexto, en el cual muchas personas que viven en la casa están haciendo esfuerzos extraordinarios para resolver los problemas, el psicólogo señala que no se debe normalizar lo que sucede, por lo que se puede aprovechar la ocasión para hacer de lo traumático una experiencia de aprendizaje, tejer redes de solidaridad y hacer ejercicios de ciudadanía para que los niños y adolescentes entiendan que se trata de una coyuntura que no debe prolongarse.