Chávez Frío, por Teodoro Petkoff
Autor: Teodoro Petkoff
La gigantesca manifestación del sábado pasado dejó dos cadáveres a la vera del camino: el del golpismo y el del autogolpismo. Insepultos todavía, cierto es, pero, por ahora, de difícil resurrección. Son dos esquemas que se retroalimentan. El uno vive del otro. En el oficialismo algunos sueñan con una intentona golpista de la oposición, que daría el pretexto ideal para imponer un duro régimen de excepción, aún más autoritario que el ya existente.
Entre sus adversarios hay todavía quien delira con un levantamiento militar que dé al traste con el régimen. El gobierno montó todo el dispositivo para el autogolpe, y se le quedó frío. Como frío se le quedó el plan a quienes soñaban con la repetición del modelito del 11A.
Ninguno de los extremistas contó con la conciencia colectiva de la inmensa multitud del sábado. La determinación y la firmeza fueron de la mano con una prudencia y mesura que no cedieron ante la tentación de responder en el mismo terreno a las burdas provocaciones que durante toda la semana, así como el propio sábado, montó la camarilla Chávez-Rangel-Diosdado. Al mismo tiempo, desoyó los llamados que le pedían servir como carne de cañón para el inefable “plan B”. Por su parte, la Coordinadora Democrática proporcionó la conducción adecuada, en sintonía con esta tónica.
El sábado la oposición quedó liberada del karma que ha significado para ella, sobre todo en la percepción democrática internacional, el golpe del 11A y el paro indefinido. Chávez ha sacado provecho, internacionalmente, de estos elementos. De hecho, ahora también trató de proyectar hacia afuera la imagen de que tanto la preparación de la marcha como su realización, con todo el dramatismo y la tensión que acompañaron esos días, no eran sino la preparación de un nuevo golpe. Este argumento, aunque ya debilitado, está vivo y presente, no obstante, en todo debate afuera sobre la situación venezolana. Puede decirse, sin embargo, que fue enterrado el sábado pasado por la inmensa multitud ciudadana, ajena a toda violencia, que recorrió Caracas reclamando sólo una cosa: que se respete su derecho constitucional. Difícilmente podrá el gobierno convencer a nadie serio de que la oposición venezolana, hoy, es golpista. Ese disco se rayó y las bravuconadas de Chávez ayer lucían patéticas e, incluso, con el debido respeto, hasta ridículas. Respiraba por la herida.
La oposición está pisando, ahora sin ambigüedades, el terreno de la constitucionalidad y la legalidad, mientras es Chávez quien se desliza, cada vez más aceleradamente, hacia la cancha de la inconstitucionalidad y la ilegalidad. El lazo de la Constitución lo asfixia cada vez con mayor fuerza. Primero dijo que “pondría el bate en el suelo y no habría más juego” si el CNE no lo complacía con lo del “megafraude”; después se declaró absolutamente respetuoso de “cualquier decisión del CNE”; ahora anuncia que si éste lo manda a contarse, recurrirá al TSJ. Mañana nos dirá que apelará a la Corte Celestial. El margen de maniobra se le estrecha cada vez más porque el terreno de juego está perfectamente delimitado; las rayas de cal están en la Constitución y hay una enorme multitud, nacional e internacional, que no admite que se juegue fuera de ellas.
Aquí cabe una llamada de atención al CNE. El tema de las inefables “planas” se ha transformado en un incordio. Se dice que hay unas 53 mil en observación. Esto significa 424 mil firmas, a un promedio de 8 por planilla. La mayor parte de las “planas” corresponde a los puestos fijos de recolección. Hacer una “plana” chimba habría implicado tener en las mesas nóminas enteras de empresas y otras instituciones, de las cuales sacar nombres, cédulas y fechas de nacimiento para trasladarlas a las planillas.
En todas las mesas había testigos del CNE, testigos oficialistas y la presencia de la FAN. ¿En qué cabeza cabe que tamaño operativo podía hacerse sin que nadie se diera cuenta? Los recolectores itinerantes andaban acompañados de testigos del otro bando. ¿No se percatarían estos si el recolector copiaba nombres de alguna parte? Pero imaginemos que con la asesoría de David Copperfield, tamaño acto de prestidigitación fue realizado. Pues bien, es probable que muchos de los nombres trasladados a la “plana” hubieran correspondido a firmantes reales, en cuyo caso, el ilícito sería fácilmente detectado por las computadoras. Por donde quiera que se mire, el argumento de las “planas” es insostenible. Un poco de sentido común, por favor.
Estamos ya muy próximos al final de la verificación. El país quiere y requiere una solución democrática. Eso es el referéndum. No hay, pues, que perder la cabeza ni la paciencia. De la Constitución puede decirse lo que de Dios: castiga sin palo ni mandador. Chávez lo está comenzando a sentir en sus propias costillas.