Chávez, no escurras el bulto; por Teodoro Petkoff
Hay temas de la vida nacional que uno quisiera no tratar de modo tan reiterativo, en aras de contribuir a brindar cierto sosiego a esta atribulada sociedad nuestra. Pero es imposible; se trata de temas que están pegados como garrapatas al cuerpo de la nación. Es imposible desprenderse de ellos. Uno de esos temas, quizás el peor de todos en la percepción general, es el de la inseguridad ciudadana, con todas sus facetas, desde la situación carcelaria hasta el crimen organizado y el desorganizado también.
Viene a colación el asunto porque recientemente el Presidente, en uno de sus raros comentarios sobre el problema, se sacudió toda responsabilidad y, para variar, la hizo recaer sobre el capitalismo.
Obviamente, el de la inseguridad ciudadana es un problema de muy profundas raíces sociales, nada fácil de tratar, y nadie sostiene que Chávez sea directamente responsable de este aterrador tsunami delincuencial que se abate sobre nuestro país. Pero lo que sí no puede eludir Chávez es la responsabilidad en la desaprensión, la negligencia, la incompetencia absoluta puesta de manifiesto por su gobierno en el trazado y ejecución de planes eficientes para hacer frente a esta terrible plaga. En este particular Chávez no puede escurrir el bulto. El hampa ha ganado terreno en el país porque el gobierno no ha sido capaz de construir los adecuados diques de contención.
Sus policías están completamente desbordadas por la marea delictiva. Ayer nos sorprendió la noticia de que las cárceles, «se alborotaron de nuevo». Varios penales amanecieron en pie de guerra. ¿Las causas? Las mismas de siempre. No vale la pena repetirlas. Pero a los males tradicionales se añade la última obra maestra de Chávez en materia de selección de personal. Haber colocado a una abogada sin experiencia penitenciaria alguna al frente de tarea tan culebrera, equivale a cantar la sentencia de un empeoramiento del problema. Dicho y hecho, los penados señalan directamente a Iris Varela como culpable de la reciente oleada de malestar y protesta. Nunca un apodo fue más premonitorio. No era difícil anticipar que en algún momento la «Fosforito» prendería las cárceles. Pero desde luego, su propia responsabilidad queda muy disminuida ante la de quien le dio el garrote a esa ciega, que no fue otro que el Líder Máximo. Chávez ha demostrado a lo largo de trece años que uno de sus peores defectos como líder y dirigente es la incapacidad para escoger colaboradores eficientes. La altísima rotación que caracteriza su entorno da buena cuenta de que él mismo percibe al poco tiempo la ineptitud de la gente que se ha buscado.
¿Nos vamos a seguir calando este estilo de gobierno, que administrativamente ha provocado la ruina del país sin hablar del caos político? La mayoría de los venezolanos ya se dio cuenta de que su Presidente es un tipo que seriamente nunca iba a ir pa’l baile. Esa mayoría tiene que manifestarse el próximo 7 de octubre. Pero no será por la gracia de Dios sino por el esfuerzo tenaz, sostenido y eficiente de los grupos políticos unidos en la MUD y por la expresión de una voluntad nacional de vencer, que no puede ceder ante ninguna amenaza, ante ningún ataque físico.
Estamos como Ribas en La Victoria, ante Boves: «Necesario es vencer. No hay alternativa. Vencer o Vencer».