Chávez sí negocia con el FMI, por Teodoro Petkoff
Ya habíamos anunciado, el 9 de agosto, que el gobierno de la “revolución bonita”, el del llameante discurso contra el neoliberalismo, la Némesis del Fondo Monetario Internacional, iba a sentarse a negociar con la “cúpula podrida” del imperialismo. Pues bien, así fue. No era mentira. Entre el 10 y el 13 de agosto, una misión del Ministerio de Finanzas, presidida por Guillermo Ortega, el “otro yo” de ese prócer de la “revolución bonita” que es Tobías Nóbrega, se reunió con su contraparte en la sede del FMI, en Washington. Amigos que nunca faltan en el Fondo nos han hecho saber de los efectos del terremoto venezolano en la capital del imperio.
La “silla” venezolana en el FMI, que compartimos con México y España, más un Brasil asombrado, ignorantes de la gestión de la Misión Ortega, preguntaron que qué vaina era esa. Alertados y extrañados, los técnicos del FMI inquirieron a sus superiores si es que había habido un cambio de gobierno en nuestro país, tal era el viraje copernicano que la Misión Ortega dejaba ver como posible en la política económica.
No era para menos. Ortega habló de crear un mercado cambiario paralelo al controlado, de mercado libre, pero pechando la salida de capitales con el famoso Impuesto Tobin, en el camino hacia la supresión definitiva del control. Aquí los técnicos del Fondo arrugaron la cara, pero luego el estupor los dejó tiesos ante la audacia neoliberal de los anuncios de Ortega-Nóbrega.
Ajuste en las tarifas de los servicios públicos y, ¡agárrense de la silla!, en el precio de la gasolina; levantamiento de los controles de precios, ajustes en el IVA, ampliando la base fiscal, tanto de éste como del Impuesto sobre la Renta, eliminando exenciones y exoneraciones, para incrementar la recaudación y, finalmente, disciplina fiscal, música celestial para los oídos de los técnicos de la “bomba-sólo-mata-gente” –como apodaba Carlos Andrés Pérez al FMI, mucho antes de que Hugo Chávez inventara la rueda. Sí, señores, Ądisciplina fiscal! Acabar con el relajo del fantasmagórico presupuesto paralelo y con esa mamadera de gallo de “Tobías, guárdame ahí unos millardos pa’ lo que se me ocurra en ‘Aló…’”.
Como la gente del FMI no es cogida a lazo, después de leerle su receta tradicional a los visitantes, muy cortésmente, le sugirió a la Misión Ortega que regresara cuando hubiera surgido “el nuevo cuadro político”, entre el 15A y el 2006 –tal como Ortega y los otros “académicos” se aventuraron a predecirle a sus oyentes que ocurriría– y entonces negociarían. Entre la gente del FMI quedó la duda acerca de si Ortega y sus acompañantes se referían a un “nuevo cuadro político” con Chávez ratificado, o si más bien se trataba de una de esas típicas jugadas bananeras de ir a negociar un “acuerdito” por SI acaso. Era viernes 13 de agosto, dos días antes del RR. Ahora bien, ¿es concebible que tamaña jugada macroeconómica, con el temible FMI, haya sido adelantada a espaldas de Hugo Chávez?
Ya se sabe que Nóbrega es muy audaz pero es difícil imaginarlo llegando a tales extremos, como para actuar sin conocimiento de Yo El Supremo. No hay más remedio que concluir que estamos ante un genio del doble discurso. Sin duda. Chávez repite que “vamos de cumbre en cumbre y los pueblos de abismo en abismo”, mientras todas las petroleras del mundo están haciendo cola para darle palos a la piñata venezolana y Chávez envía su gente a colocar una “priva” –como se dice en el juego de bolas– en el propio Fondo Monetario Internacional.