Chavismo prevé meterle la mano a 1.200 millones de euros de reservas certificadas
Las experiencias de gestión chavista con recursos no renovables no han sido positivas, y han dejado como ejemplo las debacles sufridas por empresas como Pdvsa, Venalum y Alcasa
Hasta 1,2 billones de euros tendría Venezuela gracias a sus reservas certificadas de minerales, según informó Nicolás Maduro este miércoles 5 de junio.
«Me la juego por el sector minero del país, es la alternativa no petrolera para la generación de riquezas de Venezuela. Nadie nos puede detener», aseguró.
Con gráficos que muestran supuestas reservas certificadas que superan con creces los recursos de la mayoría de los países del mundo en oro, bauxita, hierro, niquel, fostato, feldespato y diamantes, Maduro asegura que convertirá esa potencialidad en «riquezas para el país».
«Deben invertirse para convertirse en riquezas para el país. Debe monetizarse en los mercados mundiales más allá del imperio y sus sanciones», indicó.
En este sentido, el mandatario aprobó el Plan Nacional Minero 2019-2025, con una inversión inicial de 7.700 millones de euros «a través de alianzas nacionales e internacionales».
Según Maduro, lo que se proyecta recuperar con el éxito de este plan, que busca incrementar la extracción de minerales, se acerca a la cifra de 33.000 millones de euros.
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La base de este Plan Nacional de Minerales se sustentaría en el oro. Maduro precisó que la meta es llegar a la extracción de 80 millones de toneladas por año de este mineral para 2025.
«Estamos estableciendo metas prudentes. Cuando aceleremos las inversiones, las metas mejorarán», explicó.
La experiencia vaticina el fracaso
El chavismo apuesta por la explotación de los minerales del país, una práctica que deteriora el medioambiente y genera un mercado dependiente de recursos no renovables, similar a lo que ahora se critica con respecto al «rentismo petrolero».
Sin embargo, el verdadero cuestionamiento surge con la gestión de estos recursos. Las experiencias previas de la explotación de recursos para «generar riquezas» que estuvieron en manos del chavismo, produjeron una debacle en las industrias.
La estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) fue uno de los ejes principales de corrupción en 20 años de chavismo, y actualmente atraviesa su peor registro productivo en décadas. Otras empresas relacionadas como Alcasa o Venalum, fueron víctimas de una historia similar.
Una de las herramientas discursivas de Maduro en los últimos años ha consistido en sustentarse en las reservas certificadas del país. Sin mirar muy atrás, en 2018 presumió el potencial petrolero y anunció un ambicioso proyecto basado en el criptoactivo petro, que un año más tarde quedó en el olvido sin ofrecer ninguna solución a la crisis económica que sufre el país.