Chavistas se preguntaron por qué no hubo policías para defender Casa Robert Serra

Los chavistas rechazaban los hechos. Los que pertenecían a grupos políticos lo condenaban «categóricamente», mientras que los considerados «chavistas de corazón», no justificaban la falta de funcionarios para detener a «cuatro pelagatos»
Olía a humo en el oeste caraqueño la mañana del 22 de enero. El asfalto sirvió de pizarra para que quienes protestaron el 21 de enero escribieran «Fuera Maduro». Las cenizas y los vidrios rotos daban pista del fuego que se avivó hasta altas horas de la madrugada, en la Avenida Fuerzas Armadas, San José de Cotiza y La Pastora; en este último, el descontento al gobierno de Maduro sacudió «la cuna del chavismo» y consumió entre llamas parte del legado rojo sin nadie que pudiera defenderlo.
Vecinos de La Pastora se agolpaban frente a la «Casa de la Cultura Robert Serra», para ver los vestigios del incendio que hizo arder el cuarto que funcionaba como librería en la residencia. Los retazos de tela quemada se movían con el compás del viento mientras que aún el humo salía de las paredes agrietadas.
Unos decían «eso no se hace», otros afirmaban que lo ocurrido la noche anterior «no fue protesta, fue vandalismo», mientras algunos se preguntaban dónde estaban los militares para defender el «patrimonio chavista».
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No son formas
Un vez más, la eficiencia de los cuerpos de seguridad del Estado fue puesta en tela de juicio. Aunque María Pérez y Marlene González aseguraron que «esas no son las formas de protestar», también se preguntaron dónde estaban los cuerpos de seguridad del Estado que no pudieron detener a los manifestantes a tiempo y evitar el siniestro. Sobre todo porque «siempre andan con los celulares en la mano y ya han jodido a muchos por ahí y los policías ahí». Esto mientras funcionarios de la FAES rondaban la zona.
Con respecto a las marchas que convocaron tanto el Gobierno como la oposición venezolana, ambas negaron la posibilidad de ir. Pérez afirma que ante los actos de represión que se han presentado en el país, el miedo a dejar a sus hijos desprotegidos la invade. Mientras que González de 55 años de edad asegura que ambas fuerzas políticas «son tal para cual».
«Si tu fueras a marchar y cambia algo chevere pero siempre es lo mismo y peor», comentó González.
El día transcurría y los rayos del sol cada vez hacían más evidentes el hollín en las paredes. Vecinos y medios de comunicación esperaban la llegada de la ministra de Agricultura Urbana Mayerlin Arias, quien sería la encargada en ofrecer el primer pronunciamiento del gobierno de Maduro.
La funcionaria no llegaría sino hasta que estuviera un tumulto de gente «chavista» plantada en el lugar. Era lo que daban a entender los dirigentes vecinales y algunos afectos al oficialismo, que además vociferaban que habían mandado a buscar gente.
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¿Ficción o realismo mágico?
Entre el andar de quienes iban y regresaban a la zona, se encontraba Milagros Hernández, «indignada» ante lo que «la derecha había hecho». Sí, su hipótesis era que quienes habían salido a manifestar el lunes 21 de enero habían sido sobornados «con drogas y dólares». Argumentó su tesis relatando en forma de susurro que «un grupo de opositoras le ofrecieron dinero a varias personas de la comunidad para que salieran a las calles. Uno de los individuos que estaba siendo sobornado, alertó la situación con nombre y apellido por el grupo del Whatsapp del CLAP y posteriormente lo amenazaron».
«Vimos que había muchos menores con botellas es algo que estaba como financiado, como para enamorar a un muchacho con droga o dinero. no fue una cuestión espontánea de un pueblo con hambre ¡Mentira!», agregó.
Pese al problema de transporte que se ha denunciado azota a los venezolanos la gente que había sido mandada a buscar para esperar a la ministra llegaban en autobuses Youtong y camionetas. Se trataba de jóvenes pertenecientes a la Brigada Robert Serra, quienes con consignas y pancartas condenaron el «hecho terrorista».
Sí, los chavistas rechazaban los hechos. Los que pertenecían a grupos políticos lo condenaban «categóricamente», mientras que los considerados «chavistas de corazón», no justificaban la falta de funcionarios para detener a «cuatro pelagatos».
Otra cuestionamiento planteado por una vecina que prefirió pidió que se reservara su identidad para evitar represalias del Gobierno y de «sus grupos», fue que por qué motivo el Ejecutivo en más de un año no se acercó a la comunidad que carece de agua como lo haría el 22 de enero.
La estudiante universitaria de 22 años de edad manifestó que «se llenan la boca hablando de socialismo pero esto no es socialismo, porque el socialismo no es hambre». Con paso apresurado para salir del tumulto de gente afecta a Nicolás Maduro, argumentó que lo sucedido en la mencionada casa fue provocado por la necesidad de «porque la gente no tiene agua, luz ni gas. El hambre tiene a la gente así: arrecha con el país y quienes lo dirigen»
La joven afirmó que hay una lista en la que están siendo anotadas las personas que han salido a manifestar a fin de hacer un registro y «sacarnos del CLAP ¿Entonces para eso es que tiene tiempo el Maduro y su gente? ¿Para amenazar?»
Cuento de nunca acabar
Ninguna de las interrogante fue aclarada por la ministra de Agricultura Urbana, Mayerlin Arias, quién llegó casi 12 horas después de que se reportar el incendio para decir -como siempre dice el Gobierno cuando ocurre algo- que el suceso fue impulsado por la oposición venezolana, específicamente por el partido Primero Justicia y Voluntad Popular, ambos presuntamente financiados por «el imperialismo».
Las cámaras encendidas de medios afectos al gobierno de Maduro registraron en imágenes las declaraciones de Arias. La funcionaria explicó que habían sido aprehendidos «algunos manifestantes», pero no precisó si a estos fueron privados de libertad por manifestar contra Maduro si verdaderamente capturaron a los que provocaron el incendio.
Aunque no dijo cuantas veces o a cuántas personas podrían mejorarle su condición de vida, Arias aseguró que el chavismo podrá recuperarse de las consecuencias del incendio provocado que dejó las paredes negras y el suelo de la fachada del primer piso negras, el primer cuarto del segundo piso entre escombros, cenizas y llamas consumiendo las hojas de textos literarios e históricos. La ministra finalizó sin responder dónde estaban los funcionarios de seguridad para defender la Casa Cultural que deja oliendo a humo a La Pastora.