Chile avanza con buses eléctricos y Venezuela con “perreras”, por Ariadna García
Chile acaba de adquirir 200 autobuses eléctricos que serán destinados a las rutas de transporte público. Argentina y Colombia también se cuentan entre los países que evalúan opciones más sustentables para el medio ambiente y más confortables para sus ciudadanos. Pese a que todavía falta para que América Latina alcance niveles a los de Europa, la región avanza en materia de movilidad. Lejos está Venezuela de esa realidad.
“Nosotros lo dijimos siempre: un país civilizado necesita un sistema de transporte público de calidad, seguro, y que además sea económico, limpio y sustentable. Y a eso apunta nuestro proyecto de reemplazar el tristemente célebre Transantiago, por un nuevo sistema de transporte público que hemos denominado ‘Transporte Tercer Milenio”, decía el presidente chileno Sebastián Piñera al hacer el anuncio el 3 de octubre.
En Colombia, 125 buses eléctricos fueron encargados para la ciudad de Cali. Se trata de la primera flota de este tipo en todo el país. En mayo de 2019 entrarán en funcionamiento 26 de ellos. Los nuevos vehículos complementarán al actual sistema Masivo Integrado de Occidente (MIO), según reseña el medio alemán DW.
Los buses, que cuentan con ocho paquetes de baterías, tendrán una autonomía de recorrido máxima de 240 kilómetros. Su vida útil será de 16 años. Según Metro Cali, el sistema de transporte de la ciudad, los buses cuentan con frenos “regenerativos”, que les permiten “recuperar energía y recargar sus baterías” mientras frenan.
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Costa Rica comenzará en 2019 un plan piloto con tres buses eléctricos que recorrerán diferentes ciudades. A finales del año pasado (2017), el país aprobó una ley integral de promoción e incentivo de transporte eléctrico.
Argentina está próximo a implementar su plan piloto de ocho buses que circularán durante un año. La Ciudad de Buenos Aires lanzó un Plan de Movilidad Limpia hasta 2035 para reducir emisiones de gases contaminantes (CO2, NOx y MP).
En agosto de 2018, Ciudad de Panamá emprendió pruebas con un bus eléctrico en el casco antiguo de la ciudad. Una de sus ventajas es que circulará durante seis meses de manera gratuita.
Mientras la región piensa en ciudades más amigables para sus habitantes y destina recursos para adquirir transportes sustentables, Venezuela en el último año adoptó las llamadas «perreras», término que de por si ya es humillante para la población.
Estos camiones que carecen de seguridad y de confort, ponen en peligro la vida de los usuarios. El 10 de septiembre de este año unas 20 personas resultaron heridas por ir en uno de estos automóviles, el hecho ocurrió en la zona de Güigüe, en el municipio Carlos Arvelo del estado Carabobo.
Un informe de la Asamblea Nacional, reveló en julio que estos transportes improvisados, altamente peligrosos para la ciudadanía, generaron la muerte de 39 personas y 255 heridos en 2017
El Parlamento añadió en ese entonces que en Venezuela hay 250.000 unidades, de las cuales solo 25.000 están operativas, alertaron que el déficit era de 90%, por lo que pidieron que se declarara una emergencia en el sistema de transporte público del país.
Según un estudio de ONU Medio Ambiente y la Federación Internacional del Automóvil (FIA Región IV), “si la flota actual de buses y taxis de 22 ciudades latinoamericanas fuera reemplazada desde ya por vehículos eléctricos, se ahorraría para 2030 casi 64.000 millones de dólares en combustible; se reducirían 300 millones de toneladas equivalentes de dióxido de carbono y se evitaría la muerte prematura de 36.500 personas”.
Con información de El Nacional, El Impulso, DW.