Cinco Temas: ¿De un día para otro?, por Fernando Luis Egaña
Es imposible que en Venezuela se produzca un cambio positivo, sustantivo y duradero, de un día para otro. Así en 24 horas se pueden producir cambios que conduzcan a un proceso de reconstrucción, pero a sabiendas que ese proceso será progresivo, complejo y nada exento de dificultades. Las expectativas o esperanzas al respecto del cambio no pueden enfrentarse a la realidad.
Y la realidad venezolana no puede ser más desoladora. Acá el cambio no será de un sistema político a otro, o de un modelo económico-social a otro. No.
El cambio será de una nación arruinada o devastada, a la reconstrucción integral de la nación. Un cambio colosal, si los hay. Y esos no ocurren de un día para otro
Cúpula militar
Nadie sabe con certeza el grado de fidelidad que la cúpula militar tenga por Maduro. Como alguna vez dijera el ex-presidente Luis Herrera Campins: los militares son leales hasta que se alzan. Pero pienso que el tema relevante no es la fidelidad de la referida cúpula a Maduro, sino a sí misma. Han acumulado gran parte del poder de la hegemonía roja, durante largos años, y entonces el problema no es el devenir de Maduro, sino el del poder que la cúpula ha acumulado. Quizá estén dispuestos a conceder una parte de ese poder, pero no a perderlo en su conjunto.
En un cambio político de fondo, la FAN tiene que reivindicar la doctrina militar de la Constitución, que no incluye para nada la realidad concreta del inmenso poder político y económico de la cúpula militar. Eso lo sabe todo el mundo, comenzando por los jerarcas de esa cúpula. Si se pretendiera que se vaya Maduro pero todo lo demás quede igual, habría ocurrido un cambio, sin duda, pero no un cambio sustancial.
El tren del petróleo
Si el petróleo fue el turbomotor de la economía venezolana en el siglo XX, es muy difícil que lo sea en adelante, ahora en el siglo XXI, no obstante las inmensas reservas de la Faja Petrolífera del Orinoco. La apertura petrolera de finales del siglo XX fue diseñada y comenzada a llevar a cabo para que Venezuela se montara en el tren del petróleo del siglo XXI. Pero la hegemonía roja acabó con la apertura petrolera, acabó con Pdvsa, y en estos 20 largos años el mercado petrolero internacional se modernizó y se amplió de manera muy importante, y la Venezuela petrolera quedó fuera.
Ello no significa que el petróleo no sea vital para la reconstrucción económica del país. Lo será. Pero sin en empuje del turbomotor del siglo XX, que no sólo transformó a la economía sino que hizo posible que Venezuela dejara de ser una nación paupérrima y llegara a ser una nación de grandes logros y posibilidades.
El día a día en el barrio
Cerca de donde vivo, hay un enorme barrio, en parte consolidado y en parte no. Conozco a muchas personas que viven allí, y me suelen contar los horrores cotidianos de ese lugar. En especial de algunas partes del barrio, en la que los pranes campean soberanos. Una buena señora que lleva años en el barrio, con su numerosa familia, ha sufrido la pérdida de varios seres queridos en tiempos recientes, a manos de la violencia criminal, y todo en absoluta impunidad.
Su caso no es la excepción. La anarquía se adueña de todos los ámbitos, y es más ruda en las zonas populares. El día a día en el barrio es el día a día de Venezuela. La lucha por sobrevivir un día más.
La confianza en Putin
Al neo-zar de Rusia, Vladimir Putin, no se le puede acusar, con justicia, de ser una persona confiable. En lo que único que él parece confiar es en su poder, y en las personas que, de momento, estén dispuestas a secundarlo a ciegas. Por eso, fue un craso error de Maduro y sus asesores el utilizar bancos rusos para transferir los millardos de dólares que tenían depositados en la órbita financiera de EEUU y de la Unión Europea. Se pusieron en manos de Putin y este no vacilará ni un segundo en darles un portazo si considera que eso le conviene.
Y parece que puede ser así, porque ya se anuncia, desmiente, y se sigue comentando la restricción de cuentas venezolanas en importantes bancos rusos. Nada de ello podría ocurrir sin el beneplácito de Putin. Lo cual no es de extrañar, porque Putin se entiende muy bien con otro personaje de dudosa confiabilidad: Donald Trump. En esas complejas y estrechas relaciones entre el Kremlin y la Casa Blanca, Maduro no cuenta mucho.