Cinco Temas: ¡Qué se acaben de ir!, por Fernando Luis Egaña
Ya está bueno ya… como se dijo en otros tiempos. Este presente es un tormento y su prolongación sería un tormento más doloroso. Los jefes de la hegemonía llevan dos décadas deshaciendo a su antojo, y lo que tenemos salta a la vista: una Venezuela destruida, y urgida de ayuda humanitaria en medio de una bonanza petrolera. Nada de eso tiene ni la más remota posibilidad de cambiar, si está jefatura no se va.
Tienen que irse. Su tiempo se agotó. Recibieron las riquezas más colosales de la historia venezolana y transmutaron al país en una inmensa ruina. Ya forman parte de la peor historia de nuestra nación. Acábense de ir para que Venezuela pueda ser, de nuevo, una patria viable y soberana.
«Grupo de Contacto»
Desde Europa y América Latina, pero creo que sobre todo desde La Habana (aunque Cuba no aparezca), se están cocinando iniciativas internacionales para tratar de darle tiempo a Maduro. Tal es el propósito del llamado «Grupo de Contacto». Nada de eso debería prosperar. Sería terrible para la situación de Venezuela. Al respecto, recomiendo un reciente artículo del ex-presidente de Uruguay, Julio María Sanguinetti, publicado en el diario La Nación de Buenos Aires, donde llama las cosas por su nombre, como debe ser.
Es muy crítico de la posición de Uruguay, en línea con lo mencionado anteriormente, y con claridad propone que no se puede seguir postergando el cambio en Venezuela. Sanguinetti, por lo demás, no es un extremista atolondrado, sino el presidente social-demócrata que hizo más por reconstruir la democracia en un su país. Que el «Grupo de Contacto» se quede en un contacto sin grupo…
Cuidado con los tecnócratas
En funciones públicas, los tecnócratas son indispensables. Pero no como si fueran autónomos de los líderes políticos de gobierno, sino como asesores y ejecutores de políticas públicas. La dirección general de un Estado, y sobre todo cuando el desafío es la reconstrucción del país, no puede estar en los criterios tecnocráticos de algunos expertos, por más conocedores que sean de sus materias académicas. Cuando se impone la tecnocracia, se debilita la democracia, si ésta ya existe; o se hace más difícil de desarrollarla, si dejó de existir.
Ojo, conozco a varios tecnócratas que han sido excelentes servidores públicos, y que han sabido luchar por los intereses de Venezuela. Pero el manejo de la política no es necesariamente su campo, ni están equipados para la inevitable confrontación de la vida pública. Para buen entendedor, pocas palabras…
Gobernabilidad y redes sociales
¿Cuáles son los impactos de las redes sociales en la gobernabilidad democrática? No se saben las respuestas con certeza, pero se presume que hay impactos positivos y otros, por el contrario, muy negativos. Los primeros tienen que ver con el control social que la ciudadanía puede ejercer sobre el ejercicio del poder, y en especial denunciado excesos, abusos o violaciones de derechos. Los segundos se refieren a la formación de continuas matrices de opinión, que hagan más difícil la toma de decisiones necesarias pero no por ello populares.
O quizá exactamente al revés: que las matrices privilegien las decisiones fáciles, que bien se sabe son «pan para hoy y hambre para mañana». En otras palabras que se impulse la esencia del populismo. Las redes sociales seguirán en el ecosistema y cada vez con más fuerza. Esperemos que las democracias pueden beneficiarse.
Nayib… ¿quién?
Nayib Bukele acaba de ganar las elecciones presidenciales de El Salvador con más del 50% de la votación, derrotando a los candidatos de los partidos tradicionales, Arena y FMLN. Bukele es un «outsider», aunque fue alcalde de San Salvador. Tal parece que se suma a las corrientes variopintas de la «nueva política» de América Latina.
El Salvador es un país pequeño y modesto, pero también representativo de la política de América Central. ¿Cómo será el gobierno de Nayib Bukele? Habrá que esperar para hacer una apreciación, siquiera preliminar.