Club de los infalibles, por Sebastián Boccanegra
El sábado pasado se presentó en sociedad la autodenominada Junta Patriótica. El nombre no es casual. Es el mismo que utilizó la alianza que derrocó a Pérez Jiménez, pero las semejanzas llegan hasta ahí, a pesar de que entre sus integrantes figure Enrique Aristiguieta Gramcko, quien formó parte de la original.
Este grupo está liderado por un conjunto de generales sin tropa, afirmación que basamos en los resultados de las primarias opositoras de febrero de 2012 donde participaron dos de sus principales integrantes y entre ambos lograron el 1,74% de los votos.
Diego Arria, uno de ellos, se refiere a la MUD como la oposición oficial, suponemos entonces que él integra y dirige la oposición extraoficial.
En sus declaraciones asegura que el consenso nacional no se produce en base a lo que decidan cinco miembros de la MUD, olvidando que estos dirigentes representan a organizaciones políticas, débiles, pero mucho más fuertes que la que pueda liderar el propio Arria.
Afirma que los trabajadores están representados en la referida Junta, tal vez por la participación en el acto de Froilán Barrios, pero estamos seguros que la mayoría de los integrantes del Fadess, ente sindical al cual está adscrito Barrios, no comparten la pertenencia a la JP.
Por otro lado, en esa variopinta alianza también están los estudiantes que participaron en el encadenamiento frente a la embajada de Cuba.
Estos jóvenes deciden lo que van a hacer sin consultarlo con nadie. Le reclaman a la MUD su parálisis, pero no se toman la molestia de discutir sus acciones y después pretenden que todos los respalden.
La semana pasada anunciaron que irían al Hospital Militar a exigir conocer el estado de salud de Chacumbele, los chavistas se estaban frotando las manos esperando que cometieran esa estupidez.
Afortunadamente, hasta ahora no la han concretado. Arria declara como si tuviera la razón y la fuerza. En nuestra humilde opinión carece de ambas.
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