Cohete no mata gripe, por Teodoro Petkoff
Los ministros de Salud de los países de Unasur se reunieron en Quito hace pocos días, para negociar con los laboratorios la adquisición de las dosis de vacunas contra la gripe porcina que requerirán para el año 2010. Sólo un ministro estuvo ausente y no es necesario que lo digamos, ya los lectores lo habrán adivinado: el del gobierno de Chacumbele. Nos quedamos, pues, sin vacunas para el año próximo, en momentos en que ya la expansión de la epidemia ha roto la cortina de silencio que los azotes de barrio que nos gobiernan intentaron tender para fingir que también frente a la influenza nuestro país estaba blindado.
Simultáneamente con esta inexplicable e inexcusable muestra de irresponsabilidad, el Gran Líder galáctico andaba de compras por Rusia, adquiriendo jugueticos bélicos, mientras en su país, también por irónica paradoja, en la jaula de las focas se aprobaba en primera discusión una ley para prohibir videos, juegos y juguetes bélicos. Así andamos, pues. Un gobierno con su corte de adulantes e inútiles que no tiene absolutamente ningún orden de prioridades como no sea una sola, única y aplastante: mantener, al precio que sea, el poder personal y el hiperliderazgo del caudillo.
Todo lo demás es secundario, incluso prescindible. No le importa a Chacumbele que no tengamos vacunas contra la gripe, mientras pueda jactarse, puerilmente, de un “cohetico” ruso que le venderá Putin, a través del bobo de la yuca, Dimitri Medvedev. Las vacunas, que son para la vida, no son importantes; importante es la muerte, que para eso son las armas.
A todas estas, mientras Brasil, Colombia, Perú, Chile y México comienzan remontar la cuesta de la crisis económica, gracias a las prudentes, pertinentes y tempranas medidas que tomaron sus gobiernos, nuestro país, con todo y el alza en los precios del petróleo, sigue rumbo al sótano, (des)gracias precisamente a las equivocadas, poquísimas y tardías medidas que tomó Chacumbele, una vez que hubo de desdecirse de su necia afirmación sobre el blindaje que, según él, protegía a nuestra economía.
Aquellos países tomaron medidas fiscales, monetarias, cambiarias, impositivas, laborales, arancelarias, de financiamiento a la producción, de estímulo al consumo, etc. Los resultados están a la vista.
Aquí, por el contrario, la chavoeconomía se limitó a elevar el IVA (mientras todos disminuían impuestos), reducir el gasto público (mientras todos lo aumentaron, sobre todo para financiar los aparatos productivos) y endeudarse internamente (mientras todos los demás aprovecharon el crédito multilateral). Ahí se le acabo la cuerda a los cerebros económicos, que no les dio sino para esos foulcitos.
Encima, mientras la chavoeconomía se las ha arreglado para obsequiarnos 15% de inflación en lo que va de año, la más alta, después de la nuestra, no pasa de 5%. ¡Patria, Socialismo o Muerte, carajo!