Coincidencias, por Gonzalo Oliveros Navarro
Se afirma que el hombre es el único animal capaz de tropezar dos veces con la misma piedra. Ojalá sea así.
En mayo de 2007, bajo la justificación del vencimiento de una concesión, Hugo Chávez le puso fin a Radio Caracas Televisión. A pesar de la solicitud general de que fuera renovada –consecuencia de que era ese canal no sólo el más antiguo del país sino el de mayor rating y con la programación más cercana al venezolano– el cierre se ejecutó.
Todos mis compatriotas de la época saben que la decisión, más que el cumplimiento de una normativa legal, fue el inicio de una estrategia de control de los medios de comunicación. Se empezaba a hacer posible así lo que en alguna oportunidad en una sesión de la Asamblea Nacional el chavismo solicitó a viva voz: El monopolio mediático.
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La ejecución de la decisión presidencial tuvo profundo impacto. Fue el mismo tan grande que, meses después, la propuesta de reforma constitucional planteada desde Miraflores fue negada.
Fue la primera derrota que Chávez – a pesar de su popularidad- sufrió. Los principales actores de esa derrota fueron los dirigentes estudiantiles de nuestras universidades, algunos de los cuáles hoy siguen al frente en la lucha contra el señor Maduro.
Ayer, una empresa transnacional muy importante, que presta servicios de televisión en Venezuela y a la cual está adscrita la mayor parte de su población, cesó sus transmisiones en nuestro país. El argumento para ello fue la imposibilidad de mantener en su grilla a dos canales que están siendo objeto de sanción por los Estados Unidos.
Según se recoge en las redes, la administración de la empresa cesada propuso al señor Maduro se le permitiera excluir a los dos canales referidos y así mantener el resto del servicio. Ello fue negado. En consecuencia, la mayoría de los hogares venezolanos se quedaron sin televisión. Tan solo podrán ver –por señal abierta- los canales del gobierno y los privados que son como la vieja canción de Shakira respecto de lo que pasa en el país: Ciegos, sordos y mudos.
El señor Maduro reaccionó exactamente igual que Chávez. Avanzó.
Seguramente poco a poco comenzaremos a ver reacciones a la referida decisión. Total, si al fastidio que significa estar obligatoriamente en casa, le sumamos la dificultad de acceder a alimentos, las restricciones de todo tipo de servicios y ahora la eliminación del único mecanismo de distracción general al cual se está acostumbrado, no dudo que esa situación generará el que más de uno empezará a ponerse creativo respecto de formas y maneras distintas de demostrarle al señor Maduro la inconveniencia de su permanencia en el poder.
Si la decisión de 2007 generó la primera derrota de Chávez, cuidado y la de ayer le produce un supremo revolcón al señor Maduro.