Colegios del oeste de Caracas inician el año escolar con infraestructuras deterioradas
El deterioro en la infraestructura es una problemática que se repite en muchos planteles del oeste de Caracas. Edgar Machado, presidente del Sindicato de Profesores del Distrito Capital, estima que 75% de las 580 unidades educativas de Distrito Capital están en malas condiciones
El próximo 2 de octubre está previsto el inicio del nuevo año escolar en Venezuela, en medio de los reclamos docentes por un aumento salarial y mejoras en las condiciones laborales. En varios planteles de Distrito Capital la infraestructura tiene un grave deterioro, lo que dificulta recibir a los estudiantes para el próximo año escolar.
Muchos colegios, que otrora tuvieron infraestructuras de calidad, en la actualidad se ven afectados por el deterioro, la falta de mantenimiento y la falta de recursos para mejorar las condiciones.
Este deterioro en la infraestructura es una problemática que se repite en muchos planteles de Caracas. Edgar Machado, presidente del Sindicato de Profesores del Distrito Capital, estima que 75% de las 580 unidades educativas de Distrito Capital están en malas condiciones.
El liceo José Rojas Armas, ubicado en Catia, presenta serios problemas. La sede principal de este colegio se encontraba en Altavista y tuvo que ser mudada a un edificio en la calle México, que fue adaptado a las necesidades del plantel.
A un par de días de dar inicio al nuevo año escolar, el liceo tiene problemas con las paredes debido a que la mayoría son de drywall –un tipo de madera muy delgada–, que con los años se han deteriorado. Muchas de estas paredes improvisadas tienen huecos y el interior está reforzado con cartón.
Las rejas de las ventanas están cubiertas con listones de madera para evitar que entre la luz del sol y el agua de la lluvia. Pero no es una alternativa efectiva ya que cuando llueve los salones se inundan. Las recientes precipitaciones dejaron varios charcos en los salones del liceo.
Los recursos para mejorar la infraestructura de la institución son casi inexistentes, por eso los trabajadores deben reusar la mayor cantidad de materiales que puedan. Además, reciben la colaboración de un grupo de estudiantes de quinto año de bachillerato que quiere sumar horas para la labor social reglamentaria y obtener el título de Bachiller.
Se están haciendo esfuerzos para acondicionar el plantel, pero con grandes dificultades, así lo denuncia Luis Hidalgo, uno de los trabajadores de la institución.
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«Estamos trabajando prácticamente con las uñas porque no tenemos ningún tipo de material. Estamos poniendo parches de drywall gracias a donaciones. Además, tenemos a los estudiantes de quinto año haciendo su labor social y prestando su colaboración en este trabajo. No tenemos las herramientas», dice.
La oscuridad en algunas zonas es la constante, pues en la institución hay pasillos, baños y salones que no tienen iluminación. Aunado a esto, las paredes no están pintadas y hay un baño fuera de servicio.
Ante la falta de recursos para el mantenimiento, la limpieza y la compra de insumos del plantel, en una de las paredes de la institución colgaron un cartel en el que piden una «colaboración» a los representantes. Entre los artículos que solicitan están bolsas de basura, desinfectantes, jabón líquido, cloro, hojas blancas y bolígrafos.
A unas pocas cuadras de distancia, se encuentra el colegio Ciudad de Caracas, ubicado en la calle El Cristo. La humedad y el moho es uno de los principales problemas que enfrenta para el nuevo año escolar.
Uno de los trabajadores aseguró que varias de las paredes de la institución están en pésimo estado y que, cuando llueve, el agua entra por el techo a los salones.
Aunque no forma parte de sus funciones, algunos docentes fueron llamados a pintar las paredes de la institución antes del inicio del nuevo año escolar.
Justo al lado se encuentra el liceo Juan Landaeta, una institución emblemática de Catia y que actualmente se encuentra en un avanzado deterioro. Tiene una matrícula de aproximadamente 500 estudiantes, pero su infraestructura representa un riesgo para la población estudiantil y los docentes que laboran en este plantel.
Se trata de un galpón que en el pasado perteneció al Instituto Nacional de Nutrición y fue habilitado como plantel. Es un espacio muy amplio y con una estructura de varios pisos de acero a un costado.
Hace varios años comenzó a construirse esta edificación en el interior del plantel, pero se paralizó y quedó abandonado. El objetivo al construir esta estructura era habilitar más salones. Sin embargo, solo pusieron las bases y el proyecto quedó en el olvido. El acero se ha deteriorado, hay vigas que sobresalen del piso y agua estancada en el suelo.
«Esta es una situación que el Ministerio tiene que atender. Esto lo construyeron y lo dejaron así. A pesar de todo, la directiva tiene la intención de arreglar esto y taparlo. Lo más importante es taparlo», dice el trabajador, al tiempo que precisa que los estudiantes corren graves riesgos al merodear esta estructura de acero inconclusa.
De acuerdo con lo informado por los trabajadores, la directiva del plantel planea hacer trabajos en la infraestructura abandonada, pero requiere financiamiento.
Algunos de los salones en los que los estudiantes reciben clases diariamente no están adecuadamente techados. El moho se extiende por las paredes y las columnas, hay filtraciones y cuando llueve, los estudiantes deben ser evacuados debido a que se inunda todo el salón. Casi ninguna de las paredes está pintada ni frisada, lo que deja en evidencia el deterioro que ha generado la falta de mantenimiento durante años.