Comenzó la campaña: ¡Basta de realidades, queremos promesas!, por Víctor Álvarez R.

Comenzó la campaña electoral relámpago para los comicios municipales del 27 de julio en los que se elegirán 335 alcaldes y 2.471 concejales. Los partidos políticos tienen una razón de ser: conquistar el poder para servir al interés común. Se diferencian por su ideología, doctrina y estrategias. Su acción política es una combinación de razón y emoción, de inteligencia y pasión.
Tal como ocurre en otros países, también en Venezuela los partidos políticos han perdido vigencia como medio de organización y participación ciudadana. La mayoría exige democracia y alternancia en el poder, pero no celebran elecciones internas para renovar sus directivas, los viejos dirigentes le cierran el paso al nuevo liderazgo, dando origen a pugnas internas que ha servido de pretexto para judicializarlos, intervenirlos y entregarles su conducción y símbolos a disidentes que tampoco cuentan con el apoyo y reconocimiento de las bases del partido.
Las organizaciones políticas están muy desprestigiadas y no dan señales de reinventarse para desarrollar nuevas formas de conexión con la sociedad. Al no generar propuestas para resolver la problemática concreta que azota a la gente, el debate político-electoral se llena de ataques y contra ataques personales.
Los partidos viven sumergidos en sus crisis internas y pugnas con otros partidos donde el desprecio, la descalificación y el insulto parecieran ser los principios rectores de la acción política venezolana. Es la política del escándalo que exacerba las bajas pasiones y agravan el desgano y la apatía electoral.
El elector no se siente motivado por la pobreza y vacuidad de un discurso político-electoral que se limita a describir una problemática que ya conoce muy bien porque la sufre y padece día a día: quiere escuchar propuestas concretas para solucionar los problemas concretos que atormentan su cotidianidad. Quienes se limitan a criticar sin proponer demuestran desconocimiento e incomprensión de los problemas reales que afectan a la gente. Para conectarse con el sentir del elector, los partidos políticos están llamados a fortalecer su capacidad de análisis y comprensión de la realidad a transformar, ofrecer un programa de gobierno atractivo que estimule a votar, postular buenos candidatos -con liderazgo y capacidad de gestión-, y contar con una maquinaria electoral capaz de organizar y movilizar al electorado descontento.
Una campaña electoral siempre es una oportunidad para fortalecer las organizaciones políticas al incorporar nuevos simpatizantes, activistas y militantes. Las campañas electorales casa por casa, en contacto directo con los electores, abren canales para escuchar las necesidades y demandas de la gente y orientar la respectiva oferta electoral con propuestas sensatas y viables para resolver una problemática que suele estar relacionada con el rescate de los espacios públicos, la seguridad ciudadana, la repotenciación de los servicios de agua, electricidad, gas, telecomunicaciones, educación y salud en el municipio.
Participar en todos y cada uno de los procesos electorales que se convoquen siempre dejará un saldo organizativo para mantener el contacto con el sentir de la gente, movilizar a los electores y defender los votos en la próxima elección. Mientras que con la abstención las organizaciones políticas quedan desmanteladas, no acumulan fuerzas y, por el contrario, pierden los espacios de resistencia y lucha institucional que sirven de vasos comunicantes con los electores, sus necesidades y sus demandas.
Para superar el shock postraumático que dejó el inesperado y sorpresivo resultado anunciado en las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024 y que se expresó en la apatía y desmovilización que facilitó el triunfo de los candidatos oficialistas en las elecciones parlamentarias y regionales del 25 de mayo de 2025, la campaña electoral para las elecciones de alcaldes y concejales debe ser enriquecida con una oferta programática que estimule a votar por la visión del municipio que se quiere y puede construir. En función de romper la inercia abstencionista, el elector debe ser motivado con diferentes propuestas que le permitan analizar y evaluar los pro y contra de cada una, las ventajas y desventajas de las alternativas que se le ofrecen para mejorar la calidad de vida en el municipio donde habita.
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Quienes se propongan capitalizar electoralmente el descontento nacional tienen que ofrecer al elector una alternativa superior a la de su competidor. De lo contrario su aspiración política será vista como simple ambición personal y serán considerados como más de lo mismo, o más de lo peor.
Víctor Álvarez R. es economista. Investigador/consultor. Premio Nacional de Ciencias. Director del Proyecto Pedagogía Económica y Electoral
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