Comercios desconfían del «rescate» del bolívar y seguirán con el dólar tras reconversión
Comerciantes le dan apenas dos meses de vida a la medida de la reconversión pues prevén que en diciembre empiecen a aparecer los ceros en el bolívar
El nuevo intento del gobierno de Nicolás Maduro por rescatar el bolívar del foso donde ha caído tras casi cuatro años de hiperinflación es una causa perdida. Comerciantes y consumidores consultados por TalCual en un recorrido aseguraron que seguirán utilizando el dólar como referencia luego de que entre en vigencia la reconversión monetaria el 1º de octubre, que le quitará los seis ceros que regresaron a la moneda en menos de tres años de la última redenominación.
«El bolívar no existe, yo seguiré manejando el dólar igualito», dijo un vendedor de víveres del mercado municipal de Quinta Crespo, con 43 años en el sector. Todos sus productos en su local estaban cotizados en la divisa estadounidense. Un litro de aceite costaba 3,75 dólares, una margarina 1,70 dólares, una mayonesa 2,20 dólares y un kilo de arroz 1,60 dólares.
Aseguró que perdió toda la confianza en el bolívar, sobre todo luego de que escuchó a Maduro referirse al proceso de dolarización no oficial, el cual el mandatario ha dicho que «ha permitido que la economía respire».
«Si un gobierno te habla de dólares, ¿Cómo no vas a perder la confianza en el bolívar? Si tuviéramos todos los ceros que se le ha quitado a la moneda no cabrían ni siquiera en el celular. Y va a ocurrir lo mismo, eso sale en octubre y ya en diciembre vas a botar la moneda y vamos a trabajar con ceros otra vez. La última vez no duró ni seis meses», agregó.
Incluso menos que un semestre. En agosto de 2018 el gobierno de Maduro lanzó un paquete económico que tenía como principal medida una reconversión monetaria que le quitó cinco ceros al bolívar. Pero ya en noviembre, apenas tres meses después, los ceros habían empezado a revivir como consecuencia de la feroz hiperinflación, que en ese entonces alcanzó variaciones mensuales superiores a 200%, es decir, los precios se triplicaban en 30 días.
«No soy economista, pero sin duda que esta no es la solución. Con esta ya son tres reconversiones. Los precios en bolívares no se van a mantener, ya tenemos más de tres años con alzas de precios todos los días. Yo voy a seguir usando el dólar, no voy a quitarlo del marcaje de mis precios, porque es una referencia», aseguró otro comerciante de Quinta Crespo.
El Banco Central de Venezuela (BCV) dijo en el comunicado emitido el 5 de agosto de 2021, cuando anunció la medida, que la nueva reconversión de la moneda se trata de «un proceso dirigido a rescatar su fortaleza y su referente como expresión de nuestra economía», en medio, sin embargo, de una crisis hiperinflacionaria que ha hecho que 67 de cada 100 transacciones en el país se hagan con una moneda distinta al bolívar.
El ente emisor exigió en un comunicado que para esta fecha las empresas tengan los precios, los salarios, las prestaciones sociales, los tributos, estados financieros, documentos contables y las operaciones expresados en la nueva denominación del bolívar. Indicó que «quien se niegue a realizar la nueva expresión (…) será sancionado administrativamente» y señaló que organismos como la Superintendencia para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (Sundde) «velarán por el cumplimiento» de la medida.
«Para que los comercios vuelvan a expresar los precios en bolívares y dejen el dólar es muy importante contar con un elemento que se llama confianza y eso todavía no lo hay. Cualquier persona a la que usted le pregunte, por mucha reconversión que haya, va a preferir mantener su patrimonio en una moneda dura, en una que no pierda valor», dijo a este medio la recién electa presidenta del Consejo Nacional del Comercio y los Servicios (Consecomercio), Tiziana Polesel.
A juicio de Polesel, la reconversión monetaria es una medida aislada que no ataca el problema estructural que genera los ceros en la moneda: la hiperinflación. «Y no hay ninguna demostración hasta ahora de que estemos resolviendo la inflación. Tampoco podemos aportar ideas ni recomendaciones porque tenemos muchos años que no conocemos el balance del Estado, no conocemos el presupuesto, por ejemplo», añadió.
«Con la reconversión monetaria el bolívar se va a mantener estable, pero en el país de las maravillas, el de Alicia. Ese billete ya en diciembre no vale nada, entonces hay que seguir trabajando igualito y marcando los precios en dólares», expresó un comerciante de huevos que los vendía en 0,87 dólares (seis unidades), 1,50 dólares (10 unidades), 2,25 dólares (medio cartón) y 4,50 dólares (el cartón completo de 30 unidades).
Al respecto, Carlos, un consumidor de 45 años, señaló: «El venezolano ha perdido la confianza en su moneda. En todos los negocios te hablan es de una moneda extranjera, aquí (señala un puesto en Quinta Crespo) no dice ningún precio en bolívares, dice 1,8 y 1,10, por ejemplo».
El economista Asdrúbal Oliveros, director de la firma Ecoanalítica, dijo en entrevista con TalCual que el proceso de dolarización que atraviesa Venezuela es muy difícil de revertir. De acuerdo con cálculos de la consultora, con data de marzo, 67,1% de las transacciones comerciales en las principales ciudades del país se hacen en una moneda diferente al bolívar, principalmente dólares. «Eso habla un poco de la aceptación que tiene la divisa tanto en los consumidores como en los comercios».
Oliveros indicó que el circulante de efectivo en divisas es cinco veces más que toda la liquidez en bolívares y ya prácticamente la mitad de los depósitos de la banca privada están en moneda extranjera —en las llamadas cuentas custodia o cuentas Convenio N° 1—, lo cual muestra cómo la dolarización transaccional está pasando a tener elementos de ser una dolarización financiera.
«La dolarización en Venezuela es muy profunda y muy complicada de revertir en el corto plazo, sobre todo en un entorno donde la inflación sigue siendo extremadamente alta, donde hay poca credibilidad en las autoridades y no se está dando un proceso de estabilización de la economía», añadió Oliveros.
María Teresa, una publicista de 52 años que se encontraba en el mercado de Quinta Crespo el 11 de agosto, no tiene muchas expectativas con la reconversión debido a que no hay confianza, inducción ni un clima económico en el que se sienta segura para aceptar lo que el gobierno plantea. «Esto no es más que un jueguito: vamos y venimos, vamos y venimos. No hay confianza. Ya no hago nada con el bolívar, no puedo ni vivir con los bolívares. Yo me manejo con los dólares que ahorré 25 años atrás».
Por Quinta Crespo ya pasó una reconversión no oficial que le quitó tres ceros a los precios, pues ya no cabían completos en las etiquetas ni pizarras. Eso solo en los puestos de carne, pollo y hortalizas, aunque tienen escrita la tasa de cambio del día. Los demás están dolarizados.
«Ni la carne ni el pollo pueden estar en dólares porque este es un mercado popular, lo tenemos prohibido por la alcaldía. Ahora, si la carne cuesta 18 millones, ponemos 18 mil para no poner ese poco de ceros. Esta nueva reconversión va a fracasar. En diciembre vamos a tener un cero más, cuidado y no dos. Cuando hicieron la otra reconversión ya en diciembre estábamos montados en los ceros», recordó un carnicero que tiene 20 años trabajando en el ramo.
Las ventas de su puesto se han resentido en los últimos años por la hiperinflación. Señaló que antes de la pandemia podía vender cinco reses de 300 kilos cada una a la semana (1.500 kilos). Ahora «una res y de broma», lo que significa una caída de 80%.
«Trabajamos solo para pagar los gastos, entre ellos la concesión que nos la subieron de 800.000 bolívares en diciembre al equivalente a 50 euros según la tasa del Banco Central sin explicarnos nada. Y seguimos sin agua», expresó el carnicero.
Por otro lado, comerciantes de queso dijeron a este medio que prefieren esperar al 1º de octubre para ver cómo van a trabajar. «Esperaremos a que esté en vigencia para ver cómo nos amoldamos y qué es lo más conveniente, porque hasta ahora no sabemos nada del bolívar digital. Tenemos que esperar a que esté circulando», comentó una vendedora.