¿Cómo Beatles vs. Stones?, por Carlos M. Montenegro
Resulta imposible explicar bien la desquiciada actualidad política del país que tan malamente habitamos; los medios y por supuesto, como no, las inefables “redes sociales” están cada vez mas repletas de Blabladores, que es la manera más simple que he encontrado para denominar, generalizando un tanto, al universo de habladores de huevonadas que pululan por la desaprovechada “nube internetaria”, para hacer catarsis y con la que tantos fatuos quieren “ser tendencia”, “hacerse virales” y convertirse a ser posible en trending topic para poder llenar su ego con la mayor colección de seguidores, lo que debe de satisfacerles una barbaridad.
Pero los medios como decía, a menudo colaboran publicando las noticias a toda velocidad, sin demasiado rigor, para no ser madrugado por las redes. Las olas en esos mares de información son un estupendo caladero para infiltrarse y emitir noticias falsas o ciertas, qué más da, que informen o desinformen, también hay otros que se aprovechan poniendo “fake news” en la nube.
Aunque sea poco creo poder comprenderlos, debe ser una sensación, salvando las distancias, parecida a la que se sentía al completar el álbum de barajitas (cromos) coleccionables de deportistas del beisbol, futbol o artistas de cine famosos, según la temporada ganando a los compañeros del colegio e insisto que salvando las distancias.
Estas últimas semanas la tendencia es que los que no quieren para nada a este régimen, también están cada vez más arrechos con la oposición. No puede alabarse la sagacidad de tantos ciudadanos que han tardado veinte años en darse cuenta que, si unos hacen trampa, los otros se dejan; a estas alturas no se puede estar mirando pasivamente al “mago”, que hace desaparecer toneladas de oro, a no ser los que estén esperando a conocer el truco para usarlo.
Como los que mandan son los que reparten las cartas en el juego de corromper mientras haya quien se deje, y vaya si los hay, seguirán con sus inconfesables desaguisados que tan buenos resultados les da.
Tras diluirse el furor del “síndrome de la gata loca”, por su “Ignacio”, o sea el presidente en funciones, que llegó sin planificarlo, aunque legalmente, la gente al ver que “Ignacio” no trajo milagros en la mochila, la clase política que lo aupó se enfrenta ahora con el rechazo airado de la gente normal que debido a la escasez de resultados no se calan más el ritornelo del estribillo, y parece lógico que así sea, aunque hayan tardado lustros en enterarse que los rivales no se ponen de acuerdo por múltiples razones que nadie conoce pero que pueden conjeturarse a través de múltiples indicios. Betancourt puso de moda en su día un vocablo criollo, incorporado al idioma cervantino: conchupancia, que es precisamente de lo que la gente acusa a gran parte de los políticos de “oposición” con el régimen de facto.
Sin entrar en honduras de si el gobierno ha comprado a parte de la oposición, para que les acepte cambiar las cosas con el fin de que nada cambie, es algo que no se puede asegurar; pero puede afirmarse que es posible, porque lo que sí se sabe con certeza, a pesar de todas las milongas que nos han entonado, es que durante lustros todo ha cambiado, pero a peor. Que no nos vengan a querer confundir con cuentos de caminos porque: “si tiene dos ruedas, cadena, plato, piñón, pedales y manubrio con timbre: es bicicleta”.
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No puedo evitar comparar esta patraña con otra, aunque musical, que vivió mi generación, fue en los años sesenta. Se llamó la década prodigiosa pues ocurrió un fenómeno musical que cambiaría en todo el mundo la música popular en general y el rock&roll en particular. El fenómeno fue tal que 9 simples muchachos polarizaron musicalmente a la juventud mundial.
Fueron los Beatles y meses después los Rolling Stones. Su impacto casi instantáneo en todo el mundo está fuera de toda duda y 75 años después su presencia es latente; en los cinco continentes millones y millones de personas conocen y pueden tararear sus canciones.
Eran bandas muy diferentes. Los Beatles tenían un estilo cimentado en el rock&roll más puro de los años 50, mientras que los Rolling Stones su fundamento musical provenía fuertemente del blues y el R&B con algunas influencias de rock.
Por otra parte las voces de los Beatles concretamente de Paul McCartney y de John Lennon, eran perfectas para hacer armonías, eran voces limpias, mientras que la voz solista de los Stones, Mick Jagger se caracterizaba por una marcada aspereza que acentuaba con una forma de actuar desenfadada y a veces provocadora.
La imagen que vendían los Beatles tenía 4 caras bien definidas qué además aportaban en conjunto ideas musicales pero cada músico a su vez añadía personalidad propia; sin embargo, en los Rolling Stones, el peso de la imagen recaía sobre Mick Jagger que acaparaba toda la atención en el escenario mientras el resto del grupo daba la sensación de ser poco más que el grupo acompañante de la estrella.
Los Beatles fueron lanzados como unos muchachos de aspecto pulcro, vistiendo uniformes y calzando botines que correspondía a un estilo juvenil muy británico que en la época se denominaba “mod”. Por el contrario los Stones lucían despeinados, con ropa de aspecto un tanto descuidada, pero que en realidad era casi moda, una forma de vestir de los hooligans de barrio británicos.
La mayoría de los fans seguidores de estas dos bandas musicales estaba convencida, y me incluyo, de que entre ellos existía una verdadera rivalidad similar a la que existe entre los seguidores o fanáticos de los equipos de baseball o futbol rivales por ejemplo el Liverpool FC (Beatles) vs. Arsenal (R. Stones).
Pero en realidad no era así, fue una gran movida promocional que la industria discográfica y la del espectáculo utilizaron tácitamente, pues no fue conspiración; usaron las viejas añagazas de Goebbels, el publicista de Hitler, aplicando el principio n°1 de la propaganda de simplificación y del enemigo único: “Adoptar una única idea, un único símbolo; Individualizar al adversario”.
Aunque en realidad no había tal. George Harrison fue quien recomendó en 1963 a la discográfica Decca para que contrataran a los Stones. Decca había rechazado el año anterior a los Beatles tras una audición. En el “Speak Easy “, un pub de moda en Londres donde se reunían la gente de la industria discográfica, artistas y managers del negocio, fue cuando entre copa y copa George le comentó al ejecutivo de Decca que los rechazó: «tengan mucho cuidado, no les vaya a pasar como con nosotros que no nos quisieron y se perdieron a los Beatles»
Además Lennon y McCartney le regalaron a los Stones una canción para el primer lanzamiento que haría Decca: “I Wanna be your man” con el resultado añadido de que fue el primer número uno de los Rolling Stones.
Es sabido que Parlophone, la disquera que lanzó a los Beatles y Decca se ponían de acuerdo para que el lanzamiento de sus discos no coincidiera y así no afectar a sus ventas.
Ambos grupos discretamente se hacían guiños amistosos casi en clave; por ejemplo en el disco de de los Beatles Sargent Peppers Lonely Hearts Club Band*, de 1967. Si se fijan en la tapa, a la derecha de la figura de Marilyn Monroe, debajo de una especie de palmera, hay una muñeca con un suéter de rayas horizontales que tiene escrito al frente: «Welcome The Rolling Stones».
Por su parte los Stones en su disco psicodélico llamado “Their Satanic Majesties Request”, a los lados de los muchachos hay 4 pins con las caras de John, Paul, George y Ringo.
Brian Epstein, manager de los Beatles, cuando pegaron su primera canción contrató al Publicista Andrew Loog Oldman que se encargó de diseñar todo lo concerniente a los Beatles para el lanzamiento de su primer álbum en 1962; poco después se independizó y se convirtió en el manager de los novatos Rolling Stones. Loog fue quien diseñó la imagen de “chicos malos” y el que desarrolló las campañas publicitarias generando la idea de qué eran rivales y enemigos del grupo al que había diseñado su estilo. Como se ve, primero había trabajado con Epstein y luego fue colega. El “one-two” resultó perfecto.
Este es el caso de la rivalidad artificial que se creó por parte del publicista de Los Beatles y promotor de los Rolling Stones para el mercado discográfico. Los Beatles y los Stones no eran rivales más que para la galería, al contrario en realidad fueron muy amigos y compinches.
Mi duda es: ¿será lo mismo en la política venezolana? Y, ¿quiénes serían los Beatles y cuales los Stones? ¿No da la sensación de que a nosotros, simples fanáticos, no importa de quien, a todos nos han mentido pa’ que creamos?
* vean la portada de Sargent Peppers Lonely Hearts Club Band con lo indicado, y en internet pueden encontrar la de Their Satanic Majesties Request
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