Cómo callar al vecino de la música dura, por Reuben Morales
Primero es preciso identificar al espécimen en cuestión. El vecino de la música dura suele ser hombre… más específicamente soltero… más específicamente con varios meses sin sexo. Esto convierte a su equipo de sonido en su ritual de apareamiento. El aparato es como las plumas que el pavo real despliega cuando cortejar a su fémina. Por ello, este vecino busca hacerse sentir no solo por el volumen de su música, sino por la hora atravesada en que la pone (como domingo a las siete de la mañana, por ejemplo). Ojalá fuera solo la hora, pero no.
También son sus gustos musicales: bachata, baladas viejas, vallenato, salsa erótica, trap o reguetón. De hecho, en un estudio publicado por la UMM (Universidad de Mí Mismo), se demostró que la relación entre el volumen alto, la soltería y el mal gusto musical son directamente proporcionales. Todo ello sería tolerable si el equipo de sonido de este individuo fuese pequeñito, ¡pero no!
Su equipo de sonido siempre viene con el mismo accesorio: par de bajos sísmicos capaces de hacer temblar todos los muebles del vecindario.
En cuanto a sus características psicológicas, dicho vecino se define por ser creyente del positivismo. Con la música, busca imponer su buena vibra a la fuerza. Además la música ejerce en él un efecto como el del alcohol: a mayor volumen, más bello se siente. Sin embargo, el delirio llega a su etapa cumbre cuando el vecino entra en la fase karaoke: cantar a todo gañote. Es el preciso momento cuando al difunto Beethoven se le quita la sordera para retorcerse en su tumba. Pues si algo caracteriza a nuestro vecino es que canta peor que una señora de iglesia luego de inhalar helio.
Ahora bien, ya identificado nuestro vecino de la música dura, es necesario dar los consejos recomendados por la UMM para neutralizar a dicho espécimen. Primero, si se llega a encontrar a este vecino en las áreas comunes del edificio o urbanización, comience a hablarle SOLO moviendo los labios. ¡No emita ningún sonido! Él dirá “¿¿Quééé??”. Usted no le pare. ¡Siga moviendo los labios! En cuestión de minutos él se convencerá de haber perdido la audición.
Como segundo, organice un amigo secreto entre los vecinos con una única cláusula: el regalo final solo pueden ser los audífonos gordos y grandes de DJ que están a la moda. Esto lo dejará diplomáticamente acorralado.
Tercera estrategia: quitarle la corriente o seguirle la corriente. Como quitarle la corriente también lo perjudica a usted, entonces sígale la corriente. ¿Ha escuchado que los violadores pierden interés cuando la víctima finge estar disfrutando el forcejeo? Pues haga lo mismo. Cuando nuestro querido amigo tenga la música en todo su apogeo, reúna a varios vecinos y tóquele el timbre. Apenas abra, pónganse todos a bailar, muy animados, y pídanle entrar a la fiesta. Él se cortará por completo. Según la UMM, esta estrategia siempre arroja el mismo resultado: el vecino se verá con nuestros mismos gustos musicales. En consecuencia, los cambiará para volver a llevarnos la contraria. De ahora en adelante solo colocará cosas buenas como jazz, Adelle, Sinatra, reggae o chill out.
La cuarta y última estrategia viene solicitada, incesantemente, por el pueblo venezolano. Si usted tiene a un bulloso vecino de estos en su vecindario, mándelo a Venezuela. Nosotros ya hicimos una recolecta para alquilar un apartamento justo al lado del palacio presidencial de Miraflores. La idea es residenciar a este vecino allí y dotarlo de un gran equipo de sonido para que aflore todo su talento de DJ frustrado cuando quiera. Estamos convencidos de que en solo días, nos sorprenderá el titular “Presidente se marcha por no aguantar a vecino que pone música dura”. Si usted nos ayuda con esto, lo nombraremos héroe nacional, haremos bustos del vecino de la música dura y su hijo se ganará en una beca del 100% para estudiar la carrera que más desee, cuando desee, dentro la prestigiosa y afamada Universidad de Mí Mismo.