Como el ave fénix, por Luis Martínez
La situación política del país está en su momento culminante. Al régimen, obligado por China, Rusia y la incómoda situación que tiene a lo interno del país, no le quedó más remedio que sentarse a negociar con la oposición, una ordenada salida que le aminore los costos de su debacle.
La oposición por su parte, confiada con la espalda que le da un actor fundamental en toda esta operación de relegitimación institucional como lo son los EEUU, el Grupo de Lima y la Unión Europea, busca que Maduro saliendo de la usurpación, facilite un proceso electoral para elegir un nuevo presidente que permita cambiar esta entente desesperante, en que se ha transformado para la gran mayoría de los venezolanos, la situación del país.
No se trata de que nos guste o no la negociación, es una realidad apuntalada, no solo por el interés de resolver el conflicto de manera pacífica y sin costos de vidas humanas que pudiera general un conflicto violento, sino también porque están en juego intereses políticos extra nacionales que para bien o para mal, son una realidad insoslayable.
Por eso es inexplicable en muchos políticos que tienen años en esos menesteres, andar forzando salidas que por ahora no está en los planes de quienes tienen el poder para imponerlas
Los tiempos para una salida negociada se agotan, pues la escala de la crisis aumenta exponencialmente y lo desesperante para muchos venezolanos es que, al no avizorar salidas seguras, sean pactadas o no, prefieren aventurar emigrando en búsqueda de alternativas que en muchos casos están complicando la situación interna de países vecinos. Los que se quedan, simplemente sobreviven a este drama, incursionando en actividades económicas distintas a las que tradicionalmente han ejercido.
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Venezuela está destrozada físicamente. Empresas expropiadas, ocupadas o robadas por el régimen; así como instituciones públicas, tales como: Universidades, hospitales, escuelas, ambulatorios, el sistema eléctrico nacional, la industria petrolera, las petroquímicas, Sidor, Alcasa, Venalum, Cantv y tantas otras, se encuentran totalmente reducidas. La planta profesional calificada ha emigrado: Médicos, enfermeras, profesores, ingenieros, técnicos medios y la sangría de la emigración no para, lo triste es que el régimen desde siempre ha sido insensible y anti parabólico ante la gravedad de estos hechos.
Y tiene lógica si concluimos que han propiciado esa situación, pues no se explica que no hayan tenido reacción alguna a tan grave crisis. Tal desparpajo es criminal
El régimen mantiene el gobierno a la deriva. Ni hace ni deja hacer. Sobreviven bajo las sabanas de una cúpula militar esperando un golpe de suerte que buscan, a través de su incólume aparato comunicacional, propiciando divisiones en el frente opositor; así como desosiego y desconcierto en las grandes mayorías decepcionadas.
Guaidó y la Asamblea Nacional, amparados en la legitimidad que les dio el pueblo venezolano, llevan con certeza y sin desesperación emotiva, un proceso de cambio que más temprano que tarde será realidad, como también será realidad el levantamiento económico, institucional y democrático de Venezuela, con amplitud y participación masiva de todos los venezolanos, en un proceso de reconstrucción inédito que colocara al país, en la senda del progreso y desarrollo. Como el ave fénix.
Docente universitario